Capitulo 29

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Rodrigo

Nada más que el árbitro pitó el final del partido el cuál había quedado con derrota del Atlético de Madrid por 1-3, sali al campo a chocar la mano con los jugadores del otro equipo y, cuando acabe, me metí al vestuario con pasos rápidos

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Nada más que el árbitro pitó el final del partido el cuál había quedado con derrota del Atlético de Madrid por 1-3, sali al campo a chocar la mano con los jugadores del otro equipo y, cuando acabe, me metí al vestuario con pasos rápidos.

Mis ojos se inundaron de lágrimas mientras me apresuraba en llegar al vestuario, vi la silueta de una persona al final del pasillo y supe que era Pablo.

Mis piernas temblaban mientras me acercaba a él y cada vez tenía más ganas de salir del Metropolitano y olvidar este partido en el que tampoco había sido titular.

Nada más estuve delante de él le abracé fuertemente.

Pablo

Aunque tenía muchas ganas de llegar al sitio que había reservado para Roro y para mi pero también quería que él se desahogara y me contara que pensaba

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Aunque tenía muchas ganas de llegar al sitio que había reservado para Roro y para mi pero también quería que él se desahogara y me contara que pensaba. Ya me lo habia dicho varias veces, pero... quería que dijera como se encontraba hoy.

—Tengo algo para ti, Roro... —dije, mis mejillas se pusieron coloradas al recordar el regalo que le había hecho a Rodrigo—. E-esta en la guantera...

Rodrigo me observo divertido y enrojeci todavía más. Él abrió la guantera y vi como cogía la carta que le había hecho de reojo.

—Tienes una manera de declararme tu amor muy rara... —dice, mis mejillas se ponen rojas y agacho mi cabeza.

—Encima, te lo debía por las mamadas que no te he hecho. —dije, avergonzado.

—Después la leo en mi casa. —me mira—. Te amo, Pablo.

Mi corazón se llenó de felicidad inmensa ante esas últimas palabras.

—Yo también te amo, Rodrigo

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Nos encontrábamos en el patio de mi casa después de haber ido a un restaurante que había encargado para ambos, Rodrigo estaba con la capucha de su sudadera sobre su cabeza y, a pesar de las perversiones que quería hacerle en este momento tuve que admitir que se veía guapísimo.

El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora