Pablo
Vi como Rodrigo se levantaba de la cama, tiraba el condón a la basura y se ponía unos calzoncillos. Tuve el deja vu de recordar cuando estaba durmiendo conmigo en mi casa y él se ponía toda mi ropa, incluso mis calzoncillos. Un dia le dije que cuando me dejará recordaria cuando le veia con mi ropa puesta.
—Bueno... eh... gracias... —dice, sacude su cabeza y vuelve a hablar—. Ni gracias ni nada, me has hecho mucho daño y aquí estoy, otra vez contigo, haciendo el amor después de lo que me hiciste.
Sentí una puñalada de dolor al saber que Rodrigo también lo había pasado mal con nuestra ruptura.
—Rodrigo, por favor, escuchame. No me lie con esa chica no lo hice, ¿para que querría liarme con ella si ya te tengo a ti?
—Para hacerme daño.
Negué con mi cabeza.
—Roro, te amo. Jamás sería capaz de hacerte daño, ¿y te digo porque? Porque estoy tan enamorado de ti que me casaría contigo, porque dejaría que el mundo entero supiera que tengo pareja por ti, dejaría a mi familia por ti, Rodrigo. Te amo y quiero que te cases conmigo, ¿quieres casarte conmigo?
—No.
—¿De verd...? ¿Como que no? —repetí, con un tono de dolor en la voz.
—Si es verdad lo que me dices enseñame tu móvil, Pablo. Necesito saber que no conoces a esa chica de nada y que no te hablas con ella. —dice con lágrimas en sus ojos.
Suspire, saque mi móvil del bolsillo de mis pantalones y se lo entregue. Con todo desbloqueado.
—¿Ves? No la conozco de nada, Rodrigo. No me gusta, me gustas tú.
Vi que su expresión vacilaba un poco al mirarme y vi que un rubor acudía a sus mejillas.
—¿De verdad? —pregunta.
—Claro que si, Ro. Solo me gustas tú, y siempre va a ser así, tolay.
—No me llames así, Pablo. —sonríe.
—¿Quieres ser mi novio?
Rodrigo se mordió el labio inferior, vi que una lágrima resbalaba por su mejilla y se dio prisa en quitarselas.
—Si, claro que si.
Rodrigo
Cada vez tenía menos dudas de que Pablo era el amor de mi vida; es decir, a pesar de todo él y yo siempre volviamos al otro. Daba igual como nos encontráramos en ese momento, siempre ibamos a volver junto al otro.
—Juro que... me muero por pedirte matrimonio aquí mismo, Rodrigo. —dice, noto en su voz que tiene ganas de llorar y sonreí.
—Pues pidelo, ¿que podría salir mal? —conteste.
—¡¡Roro!! —mi hermano entra en la habitación—. Papá acaba de llegar a casa —mira a Pablo—, hola cuñado —trato de no reirme por este cambio de situación.
—Hola yerno —responde Pablo y me mira—. ¿Quieres que me vaya, Roro? Sabes que no me importa, pero me gustaría conocer en algún momento a mi suegro. Aunque aún no he olvidado sus patadas en tu espalda.
—Lo sé, amor. —suspire—. Te amo.
—Te am...
—Que asco. —mi hermano hace una mueca—. Ni yo soy así de pelota con mi novia.
—¡Cállate! —decimos yo y Pablo a la vez.
Pablo se acerca a mi y me da un beso corto en la boca.
Sentir sus labios aunque sólo fueran unos segundos me hicieron sentir en casa. Sabían a familiaridad y a hogar.
Pablo se apartó de mis labios, me acaricio la mandíbula con su pulgar y suspiro cerca de mi rostro.
—Te he echado de menos, Rodrigo. Un montón, no he dejado de pensar en ti ni un minuto. —dice, mis mejillas cogen un color rojo y sonrió timidamente.
—¿De verdad? Yo tampoco he dejado de pensar en ti... —respondo, abri la boca para decir algo más pero mi hermano me interrumpió.
—No es por cortaros el rollo tortolitos, pero —me mira—... papá ya a venido de trabajar, Rodrigo. Y no es por echar a Pablo de aquí pero como papá le vea en tu habitación; encima de tu cama, tumbado a tu lado y con su rostro pegado al tuyo... muy bien no se lo va a tomar. —Pablo y yo nos miramos durante varios segundos.
—Tu hermano tiene razón, Roro. Será mejor que me marche. —se baja de mi cama y se pasa una mano por el pelo.
¿Había dicho ya lo mucho que me gustaba el pelo de Pablo? Pasaría el tiempo y nunca dejaría de gustarme como lo tuviera.
—De acuerdo —asenti finalmente, me mordí el labio inferior y volví a hablar—. Gracias por haber sido sincero conmigo, Pablo. Y te pido perdón por haber reaccionado así contigo antes e igual hace 2 semanas...
—No te preocupes... —me guiña un ojo y me pongo colorado—. Te escribo despues. —se acerca para darme un beso en la boca.
Pablo se acerca a la ventana, sube los dos pies por encima y baja la escalera. Alejandro, mi hermano, se acerca a cerrar la ventana pero enseguida hace una mueca de asco.
—Aqui huele a sexo del guarro.
—Más motivos para que vuelvas a abrir la ventana —mi hermano me saca la lengua y vuelve a abrir la ventana.
—Lis...
La puerta de mi habitación se abre de golpe, doy un salto del susto y veo a mi padre parado en la puerta. Tenía una expresión neutra, no sabía cómo describirla.
Sus ojos se enfocaron en los míos y por unos cuantos segundos quise que la tierra se me tragará. Me estaba observando con una expresión que me daba mucho miedo y no sabía cómo sentirme en un momento así.
—Rodrigo —empieza—. Tenemos que hablar
Antes que nada, que me acabo de dar cuenta, Rodrigo en este capítulo y el anterior esta quedándose en la casa de sus padres. Aquí está el capítulo 24, siento muchísimo haber tardado tanto en actualizar. Intentaré actualizar mucho más seguido ahora.
• Pablo y Roro ya han echo las paces, ¿significará esto que su relación ahora se volverá más fuerte o pasará a ser débil ante cualquier problema que venga por delante?
• Pablo le ha dicho a Rodrigo que tiene ganas de pedirle matrimonio 🫢, ¿será Rodrigo el futuro esposo de Pablo?
• ¿De que querrá hablar el padre de Rodrigo con su hijo pequeño?
¡Hasta el próximo capítulo!
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El efecto [Pablo Barrios X Rodrigo Riquelme]
Acak-Lo que no logró comprender es porque no dices nada. J*der, Rodrigo. Acabo de decirte que me gustas y tú estas como un tonto sonriendo. -Si prefieres me quedo callado -No, haber, al menos responde. Que me siento como un idiota -Vale, pues no re...