Seth apretó los dedos sobre el parapeto de piedra del puente que daba acceso al castillo del clan Volkihar mientras veía cómo el barco se acercaba lentamente hacia el pequeño puerto de la isla. Aquello lo estaba consumiendo. La espera. Los nervios. Aunque estaba solo, tenía la sensación de que lo estaban mirando. Juzgándolo, incluso burlándose de él, de su error. Y no era disparatado. Era lo que cabía esperar de los seguidores de Molag Bal.
Solo quienes son capaces de hacer lo necesario para conseguir lo que quieren merecen ser sus súbditos. Pero yo quiero ser su sucesor. Tengo que demostrar que sigo siendo digno.
Tras lo ocurrido con Alicent y Joric su puesto como adalid no solo estaba en entredicho, sino que lo peor era que ni Seth sabía cómo defenderlo. Sentía que tenían razón al dudar de él. ¿Cómo lo iban a respetar si no podía ni con dos adolescentes? Dos adolescentes humanos, para colmo.
El barco atracó y Seth suspiró con alivio al reconocer a Alicent y a Joric. Los vampiros del clan que habían tomado la embarcación los arrastraron hacia el castillo. Desde allí podía escuchar los gritos de Joric, repartiendo improperios. Seth levantó una mano y se pellizcó el puente de la nariz, suspirando solo de imaginar los días que le esperaban con aquel par.
Hacía solo unas semanas desde que había aparecido en su mesita de noche un sobre firmado por "un viejo amigo". Dentro encontró la carta que Alicent había escrito para Lami. Durante días, Seth se aferró a la esperanza de que intentarían cruzar Skyrim para ir hacia el norte de Cyrodiil. Todo habría sido tan fácil si lo hubieran hecho así. Había escrito a los siervos del clan que habitaban cerca de la frontera con la descripción física de Joric y Alicent. Nunca habrían llegado a su destino. Los habría capturado y llevado de vuelta a la Guardia de Myr sin levantar demasiado ruido. Pero claro, a mi nunca me pueden salir bien las cosas. Cuando se enteró de que un barco iba a zarpar desde Lucero del Alba en dirección a Cyrodiil y que había Vigilantes de Stendarr en la tripulación, no le quedó más remedio que pedir ayuda directa a Harkon para interceptar el barco. Como consecuencia, ahora todo el clan sabía que había fallado. Que lo habían burlado dos críos. Y ahora allí estaban los tres, en aquella situación de mierda que ninguno de ellos quería tener que vivir.
Alicent y Joric lo habían arruinado todo e iban a pagar por ello. Estaba enfadado con ellos, sí, pero no se sentía capaz de hacer lo que debía hacer. Aun así poco importaba lo que él quisiera. Todas las esperanzas de Seth de convertirse al fin en el adalid de Molag Bal pendían de un hilo, y ese hilo estaba a punto de romperse. Necesitaba reforzar su posición cuanto antes, y solo había una forma. Debía castigarlos y asegurarse así de que los miembros del clan comprendieran las consecuencias de desafiarlo. Harkon había sido tajante la noche anterior: era su única oportunidad de remediar lo que había pasado. Era su deber. Pero ese deber lo asustaba, por más que se negara a admitirlo. Había un límite que jamás se había atrevido a cruzar, y ahora estaba a punto de hacerlo. Y todo era culpa de ellos.
Tienen que ver que soy capaz de cualquier cosa. Eso es lo que representa Molag Bal, la fuerza del individuo, la capacidad de imponerse. Debo dar un paso más. No hay otra forma.
Tras mentalizarse, echó a caminar en su dirección. Aunque Joric se resistía desde que lo habían bajado del barco, Alicent no empezó a hacerlo hasta que lo vio acercarse a ellos. Sus intentos por no avanzar fueron en balde, el vampiro que la arrastraba tenía bastante más fuerza que ella. Cuando Seth llegó a su altura, lo primero que hizo fue darle una bofetada con fuerza, sonora, que le cruzó la cara.
-¡NO LA TOQUES HIJO DE...!
Acalló a Joric de un puñetazo. Le pegó tan fuerte que le rompió la nariz. El vampiro que lo sostenía lo miró a los ojos antes de soltarlo y Seth pudo sentir el reto en su mirada. Fue un recordatorio de su situación, algo que alimentó su rabia. Le pegó otro puñetazo, ahora en la boca del estómago. Joric cayó al suelo de rodillas, tosiendo, momento que Seth aprovechó para pegarle una patada con toda su fuerza, seguida de otra cuando Joric ya estaba tirado de lado en el puente.
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Los Hijos de Bal
FanfictionSeth Athan llegó a Morthal con un objetivo en mente: hacer lo necesario para convertirse en el nuevo adalid de Molag Bal, el señor de la dominación. Sin embargo, conocer a Alicent Baskerville (la joven hija de la alquimista del pueblo) y a sus amigo...