VII

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Pérez estaba sorprendido por lo que veía. Había tenido que salir de casa de repente debido a un asunto urgente de trabajo, así que llamó a su pareja para que recogiera a Yuki del colegio. Sin embargo, nunca imaginó encontrarse con esa escena. Ver a las dos personas que más quería en el mundo conversando le hizo sentir un pequeño salto de alegría en el corazón. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acercaba a ellos.

—¿De qué hablaban? —preguntó el mexicano sin borrar la sonrisa que acababa de aparecer en su cara—. Parecían muy entretenidos.

—Oh, bueno... me enteré de que a Max le gusta un lugar de comida que a mí también me encanta, así que empezamos a hablar de eso —respondió el menor, un poco avergonzado de que su padre los hubiera visto interactuar de esa forma.

—Eso, justo eso —añadió Max, todavía mirando a Yuki antes de volverse hacia Sergio—. ¿Y cómo te fue con lo del trabajo? —Iba a llamarlo "amor" como solía hacerlo en privado, pero no quería incomodar a Yuki—. Checo, ¿todo bien con esa urgencia?

—Justamente quería contarles sobre eso —respondió Sergio mientras se sentaba al lado de Max, quedando frente a Yuki, quien seguía apoyado en la encimera—. Van a organizar una pasarela con algunas celebridades y modelos de alta categoría, y me llamaron para ver si estaba disponible para participar.

—¿En serio? —exclamó Yuki con alegría al escuchar que su papá había sido llamado para algo así—. ¿Y aceptaste, verdad?

—Ese es el tema. Será dentro de dos semanas, pero...

—Dentro de dos semanas tengo mi próxima carrera —murmuró el neerlandés—. Sabes que no tienes la obligación de ir; prefiero verte feliz haciendo tu trabajo, Sergio.

—Lo sé, y acepté porque la pasarela será el sábado, así que tengo tiempo de ir a verte en Miami —comentó Checo despreocupado, hasta que recordó un pequeño problema—. Pero el problema es que... Yuki no puede acompañarme, y tendría que quedarse con su otro papá hasta que yo regrese al país, y... no quiero eso por ciertas razones —miró a su hijo por un momento antes de dirigir la vista hacia su pareja—. Quería saber si ustedes dos podrían convivir juntos durante la semana del Gran Premio de Miami, mientras Max compite.

Hubo un silencio en la sala; Yuki y Max se miraron, intentando adivinar la respuesta del otro. Finalmente, el menor bajó la cabeza, mordiendo su labio mientras pensaba en aquella situación.

—Está bien, puedo estar con él hasta que llegues a Miami. No te preocupes, papá —respondió Yuki. No comprendía por qué había aceptado tan rápido; llevaba días esperando una excusa para ver a papá Kamui, pero en ese momento, esa idea parecía haber desaparecido.

—Si Yuki no tiene problema, podemos ir juntos. Además, estará Daniel también, así que si no estoy yo, él podrá cuidarlo —añadió Max.

Checo sonrió feliz y abrazó de inmediato a su pareja, susurrando un "gracias" antes de acercarse a su hijo para abrazarlo también con fuerza.

—Bien, voy a darme un baño y luego regreso —dijo Pérez antes de retirarse a la segunda planta.

La sala quedó en silencio nuevamente, aunque no tan incómodo como antes. Sin embargo, ninguno de los dos sabía realmente qué decir. Al final, Verstappen se animó a romper el silencio:

—A mí... —comenzó, buscando palabras— me hubiera gustado poder ver a Sergio en la pasarela. Solo he visto videos, pero nunca lo vi en persona...

—Es increíble verlo —dijo el menor con una pequeña sonrisa, recordando la primera vez que vio a su papá modelar—. Realmente espero que... puedas acompañarlo en algunas de sus pasarelas, Max.

Aunque para otros esa frase podría haber sonado como algo trivial, para el neerlandés fue motivo de alegría. Ver cómo Yuki se abría poco a poco con él le hacía sentir que, quizá, estaban construyendo una conexión.

¡Yuki!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora