Capítulo 20: Verdades a medias

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Christian estaba en la cubierta del crucero, disfrutando de la brisa marina cuando decidió intentar llamar nuevamente a Max. La paz del viaje estaba resultando una terapia ideal para sus nervios, una escapada que él y Toto necesitaban desde hace tiempo, alejados de las responsabilidades de liderar la manada, pero el número de Max no respondía. Apretó la mandíbula, intentando no caer en la frustración, y tomó su teléfono para llamar a Alex Albon, uno de los mejores amigos de su hijo, con la esperanza de obtener noticias.

Después de unos tonos, la voz alegre de Alex se escuchó al otro lado.

—¡Hola, jefe! ¿Qué tal el viaje? —preguntó Alex con entusiasmo.

Christian suspiró, tratando de sonar tranquilo.

—Todo va bien, gracias, Alex. Oye, llamé a Max, pero no responde. ¿Sabes algo de él? ¿Está bien?

Alex guardó silencio un momento, antes de responder con una voz casual, como si no pensara que la información fuera relevante.

—Oh, sí, claro. Max está bien, solo que... está en la manada de las panteras. Lleva varios días allí, por negocios.

Al escuchar eso, Christian sintió cómo la sangre se le iba del rostro. "¿Negocios? ¿En la manada de las panteras?" Eso solo podía significar una cosa. Max había encontrado a Sergio. Inmediatamente, necesitaba saber más.

—¿Y sabes exactamente qué negocios está haciendo allí? —preguntó, esforzándose por sonar calmado.

Alex, en su tono despreocupado, contestó:

—Max no especificó demasiado, solo dijo que estaría un tiempo por allá. Todo está marchando bien en la manada, no hay de qué preocuparse. Simplemente relájense y disfruten del viaje.

Christian tragó saliva, tratando de procesar la información. Se aventuró a hacer una última pregunta.

—Alex... ¿y Kelly? ¿Ha estado preguntando por él?

Alex se tomó un momento antes de responder, con un ligero titubeo en su voz.

—No, señor. Kelly fue... exiliada por Max hace unas semanas.

La confirmación cayó como un balde de agua fría para Christian, quien ya no tenía dudas: Max había encontrado a Sergio y, sin Kelly, era evidente que su hijo estaba dispuesto a lo que fuera para quedarse con él. Con el corazón acelerado, agradeció a Alex antes de colgar, y comenzó a buscar a Toto por toda la cubierta.

Lo encontró junto a la piscina, tumbado en una hamaca bajo el sol. Toto estaba en total paz, los músculos de su torso y brazos se delineaban perfectamente bajo el sol, relajado y con una expresión serena que irradiaba tranquilidad. Christian se permitió un segundo para admirarlo, aunque sabía que su noticia iba a interrumpir el momento.

—Christian, ven, túmbate aquí conmigo y disfruta del sol un rato —dijo Toto con una sonrisa al verlo acercarse.

Christian negó con la cabeza, sintiendo la urgencia atravesarle como una punzada.

—No puedo. Toto, acabo de llamar a la manada. Alex me dijo que Max lleva días en la manada de las panteras… y que Kelly ha sido exiliada.

Toto abrió los ojos de inmediato, y la palidez se instaló en su rostro. Christian vio cómo la relajación se evaporaba de él al oír la noticia.

—Así que… ya ha encontrado a Sergio, entonces —dijo Toto en voz baja, como si no quisiera que el propio universo escuchara su suposición.

Christian asintió, su expresión tensa. Toto suspiró, pasando una mano por su rostro y mirándolo con una mezcla de preocupación y aceptación.

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