capitulo 11

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Luego de terminar de desayunar, Sofía y Bruno se dirigieron hacia sus colegios, acompañados por Agustina,. Mientras conducían, caminaban el ambiente estaba tranquilo, pero Sofía no podía evitar sentirse un poco inquieta. Agustina, como siempre, mantenía una charla animada sobre los últimos capítulos de su anime favorito, mientras Sofía intentaba concentrarse en la conversación para no pensar demasiado en la extraña conexión con Bruno que la inquietaba.

Al llegar al Colegio Santo Tomás, Bruno se despidió de ambas con una sonrisa y un rápido abrazo.

-Nos vemos después -dijo Bruno, casi como si todo fuera completamente normal, aunque Sofía notaba algo en su tono, como si también estuviera pensando en lo mismo que ella: la cercanía, la conexión, el chip.

Sofía y Agustina caminaron juntas hasta la entrada del colegio. Agustina, como siempre curiosa, no tardó en preguntarle a Sofía sobre la dinámica de su vida con Bruno.

-¿Hoy te toca ir a su casa, verdad? -le preguntó Agustina, sonriendo con una ligera picardía en la voz.

Sofía suspiró, sabiendo que no podía evitar la pregunta.

-Sí, hoy me toca -respondió, mientras trataba de sonar lo más calmada posible. Aunque en el fondo, la idea de tener que estar cerca de Bruno todo el tiempo le generaba una mezcla de incomodidad y atracción, que la tenía completamente confundida.

Agustina la miró con cierta curiosidad, notando la expresión en su rostro.

-¿Y cómo lo llevas? -preguntó con suavidad, tratando de leer la situación. Sabía que algo más estaba pasando, y Sofía no parecía tan tranquila como de costumbre.

Sofía se encogió de hombros y pensó en las palabras correctas.

-Es... complicado -respondió, con una mezcla de frustración y sinceridad. -A veces siento que es una tortura estar tan apegada a él. Pero, no hay otra forma. Es lo que tenemos que hacer, ¿no?

Agustina la observó en silencio durante unos segundos antes de ofrecerle una sonrisa comprensiva.

-Lo sé. Debe ser difícil, pero todo tiene una razón de ser. Quizá solo tienes que tomártelo con calma. Pero veo que no es tan fácil como pensabas.

Sofía asintió, agradecida por la comprensión de Agustina. Aunque las palabras de su amiga eran reconfortantes, la verdad era que la presión de estar tan cerca de Bruno, por la conexión que ambos compartían, le resultaba abrumadora. La situación no era sencilla, pero debía adaptarse.

-Sí, lo intentaré -dijo, tratando de darle un giro positivo a su respuesta.

Ambas se dirigieron hacia la entrada del colegio, con la sensación de que el día continuaba de una forma que Sofía no había anticipado. Lo único que sabía era que la conexión con Bruno no desaparecería, y tendría que aprender a vivir con ella de alguna manera.

Al llegar a la escuela, Sofía y Agustina se encontraron con sus amigas en la entrada. Entre risas y abrazos, el grupo se saludó con la energía típica del inicio de un nuevo día de clases. Sofía sonrió, intentando mantener su expresión relajada, aunque su mente seguía ocupada con el secreto que compartía con Bruno.

-¿Lista para empezar el día, Sofía? -le preguntó una de sus amigas, dándole una leve palmada en la espalda.

-¡Claro! -respondió Sofía con una sonrisa entusiasta-. Más que lista.

Mientras caminaban hacia sus salones, sus amigas seguían hablando de las clases y los exámenes próximos, sin notar el trasfondo en la mente de Sofía. Ella mantuvo el ritmo, asintiendo y respondiendo como siempre, aunque sabía que, de algún modo, ya no era la misma.

Caminos cruzados 1Where stories live. Discover now