Caminos cruzados 1

Capitulo 9

Bruno, pensando en otro anime que vio hace poco, le dijo:

—Anoche empecé a ver Death Note. ¿Lo conoces?

Sofía se sorprendió y asintió con entusiasmo.

—¡Sí! Es un clásico. ¿Te está gustando?

Bruno sonrió, intrigado.

—Sí, me atrapó enseguida. La historia de Light y la libreta que puede matar a cualquiera con solo escribir su nombre... es increíble cómo juega con la moral y el poder. Me hace pensar en lo que haría uno en su lugar.

Sofía asintió, pensativa.

—Es de esos animes que te deja pensando en la línea entre el bien y el mal. Además, la rivalidad entre Light y L es genial, ¡tan intensa!

Bruno la miró con una sonrisa, encantado de poder hablar sobre algo que les gustaba a ambos.

—Cuando lo termine, me encantaría debatirlo contigo. Seguro que tienes opiniones interesantes sobre Light y L.

—¡Hecho! —respondió Sofía, divertida—. Pero te advierto, tengo mucho que decir sobre esos dos.

Sofía, recordando algo, sonrió y le comentó a Bruno:

—A Julie también le gusta mucho el anime, tanto que también se disfraza. Está pensando en su próximo cosplay. Y, la verdad, viendo cómo se emociona con eso, creo que a mí también me gustaría probar algún día.

Bruno la miró, imaginándola en un cosplay, y le sonrió.

—¡Eso estaría genial! ¿Ya pensaste en algún personaje?

Sofía se rió y negó con la cabeza.

—Todavía no, pero seguro Agustina tendría mil ideas para darme.

Bruno asintió, animado.

—Bueno, cuando lo decidas, yo podría ayudarte. Además, ¡me encantaría verte en cosplay!

Al llegar al gimnasio Manantial, Sofía se acercó a la recepción con Bruno a su lado.

—Hola, vine a empezar una clase de prueba —dijo Sofía con una sonrisa.

La recepcionista asintió amablemente.

—¡Perfecto! Solo necesitamos el pago de la clase para que puedas empezar.

Antes de que Sofía pudiera responder, Bruno ya había sacado la billetera y estaba contando el dinero. Con una sonrisa, entregó el pago a la recepcionista.

—Aquí está —dijo Bruno, mirando a Sofía con complicidad.

Sofía le agradeció con una sonrisa un poco apenada, pero feliz de contar con su apoyo. La recepcionista les indicó el camino a la sala de entrenamiento y les deseó suerte.

—Listo, Sofi —le dijo Bruno, guiándola hacia la entrada—. ¡Hora de ponernos en movimiento!

Bruno y Sofía caminaron hacia el área de entrenamiento, y él le indicó un espacio libre donde podían prepararse antes de empezar.

—Primero vamos a calentar bien —le explicó Bruno con una sonrisa—. Es importante para que no te lesiones.

Sofía asintió, siguiéndolo mientras él le mostraba algunos ejercicios básicos. Bruno le enseñó a estirar brazos, piernas y espalda, moviéndose con fluidez y asegurándose de que Sofía estuviera cómoda con cada movimiento.

—Muy bien, Sofi —le dijo mientras terminaban los estiramientos—. Ahora estás lista para empezar con el entrenamiento. ¿Lista?

—¡Lista! —respondió ella, sintiéndose más confiada y agradecida por la guía de Bruno.