capitulo 18

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Cuando Kaela regresó al laboratorio, el silencio pesado del lugar solo era interrumpido por el constante zumbido de las máquinas. Sofía y Bruno seguían inmóviles en las plataformas, sus cuerpos exhaustos y sus mentes luchando contra la confusión que las sustancias habían provocado. El calor de la mascarilla se sentía en sus rostros, y aunque el proceso había terminado, el malestar no cedía.

Kaela no parecía interesada en su sufrimiento. Se acercó a cada uno de ellos y, con una calma perturbadora, comenzó a preparar el siguiente paso del proceso. Sacó un pequeño frasco de un estante cercano, donde el líquido oscuro y espeso parecía brillar bajo la luz fría del laboratorio.

—"Esto les ayudará a seguir adelante," dijo Kaela, mirando la sustancia con una expresión que indicaba que estaba completamente enfocada en el siguiente paso de su plan.

Con una precisión clínica, conectó el tarro al tubo de la mascarilla de Sofía primero, luego repitió el proceso con Bruno. El líquido comenzó a fluir lentamente hacia el sistema respiratorio de ambos, llevándolos nuevamente a un estado de semi-inconsciencia.

Sofía intentó reaccionar, pero sus ojos se cerraron involuntariamente. El líquido que se filtraba a través de la mascarilla era espeso y no podía evitarlo. Sentía como si todo su cuerpo fuera invadido por esa substancia, como si estuviera siendo completamente transformada por dentro. Su mente se nublaba, el dolor y la presión se desvanecían lentamente, pero la sensación de estar fuera de control aumentaba con cada segundo.

Bruno, en su estado igualmente sedado, trató de mantenerse consciente, pero la sensación del líquido llenando sus pulmones lo arrastraba a la oscuridad. Pensaba en Sofía, preocupado por ella, pero no podía mover ni un solo músculo para alcanzarla.

Kaela observaba, satisfecha con el progreso de ambos, mientras se giraba hacia el guardián, que había vuelto a entrar en la sala.

—"Este paso es necesario," le dijo a él sin girarse a mirarlo. —"Ellos no pueden fallar. Después de esto, estarán listos para lo que viene."

El guardián asintió sin decir nada, ya acostumbrado a las decisiones de Kaela. Él también sabía que nada de lo que estaba ocurriendo era accidental, todo estaba calculado.

Al ver que el proceso se había completado, Kaela se alejó y comenzó a revisar algunos monitores en una mesa cercana, mientras Sofía y Bruno permanecían en la oscuridad de su propia mente, atrapados por la mezcla de sustancias que circulaban en sus cuerpos.

Después de un rato en la que el proceso había terminado y los efectos del líquido comenzaron a ceder, Kaela ordenó que Sofía y Bruno fueran liberados de las plataformas. Ambos estaban agotados, con el rostro pálido y la mirada perdida, pero aún podían mantenerse en pie. Fueron guiados hacia su cuarto, un espacio que ahora sentían más como una celda que como un lugar de descanso. Estaban demasiado cansados para protestar, pero la pregunta persistente de si podrían recuperar sus vidas antes de todo esto aún rondaba sus mentes.

Fue en su habitación, cuando el silencio de la sala parecía envolverlos, que un hombre llamado Pedro apareció. Era un colega de Kaela, con una expresión seria pero preocupada, que se había reunido con ellos para hablar sobre la situación. Pedro era alguien que había observado los recientes eventos y las condiciones en las que Sofía y Bruno se encontraban. Parecía sincero y, al verlos, notó el desgaste y la deshumanización a la que habían sido sometidos.

—"Kaela, sé que todo esto es importante para tu misión, pero lo que les estás haciendo es demasiado," dijo Pedro, observando cómo Sofía y Bruno se sentaban en el borde de la cama, intentando recobrar fuerzas. —"Están siendo explotados por su conexión, están cansados. No pueden seguir así, y no es justo. Son humanos, necesitan una vida más allá de estos experimentos."

Caminos cruzados 1Where stories live. Discover now