Caminos cruzados 1

capitulo 10

Cuando los padres de Bruno aparecieron en la cocina, ambos se sentaron frente a Sofía y Bruno, quienes aún procesaban lo que acababan de descubrir. El ambiente estaba cargado de tensión, como si todo lo que conocían hasta ese momento hubiera cambiado en un abrir y cerrar de ojos. La luz cálida de la tarde iluminaba la escena, pero la gravedad de lo que había sucedido hacía que todo pareciera surreal.

Bruno, visiblemente confundido, fue el primero en romper el silencio.

—¿Cómo es eso de que Sofía y yo venimos del 1700? —preguntó, la voz algo tensa. —¿Qué significa todo esto?

Sus padres, que parecían haber estado esperando este momento, se miraron entre ellos antes de responder. El padre de Bruno, un hombre de porte serio pero con una mirada amable, fue quien habló primero.

—La historia de ustedes comienza mucho antes de lo que imaginas, hijo —comenzó con calma, su tono grave, como si estuviera a punto de revelar un secreto muy antiguo. —Tú y Sofía no pertenecen a este tiempo. Fueron traídos desde el siglo XVIII, específicamente desde el año 1773, a través de un experimento que se llevó a cabo con el fin de cumplir una misión muy importante en este siglo.

Sofía, que estaba tocándose el cuello donde sentía el chip, intervino.

—Me pusieron un chip en la cervical... —dijo, casi en un susurro, como si estuviera tratando de comprender aún lo que le estaba sucediendo. —Parece que todo esto tiene que ver con esa misión.

Los padres de Bruno asintieron, sin sorprenderse por la intervención de Sofía. La madre de Bruno, quien era la persona más calmada del grupo, se adelantó para explicar.

—Ese chip es una medida de seguridad —explicó con suavidad. —Es necesario para mantenerlos en control, para asegurarnos de que no se desvíen de su propósito. En el momento que lo necesiten, se activará, pero por ahora, no saben todo lo que implica.

Bruno, aunque tratando de mantener la calma, no podía evitar sentirse abrumado.

—¿Por qué nosotros? ¿Por qué Sofía y yo? —preguntó, la incertidumbre reflejada en su rostro. —¿Qué misión se supone que tenemos que cumplir?

La madre de Bruno miró a Sofía con una expresión seria, pero también preocupada.

—No sabemos todos los detalles de la misión —dijo con tono firme. —Lo que sí sabemos es que ambos fueron seleccionados por alguna razón, una conexión que aún no podemos entender completamente. El chip es solo una parte del control que tienen sobre ustedes. Pero lo que deben saber es que están aquí para cumplir una misión, y eso significa que deberán enfrentarse a desafíos que no pueden imaginar.

Sofía, que había estado en silencio todo el tiempo, sentía un nudo en el estómago. No solo debía lidiar con el dolor punzante de su cuello, sino con el hecho de que su vida, su existencia, era completamente diferente a lo que pensaba. Era parte de un experimento, traída desde un siglo que ya no existía, para cumplir con una misión desconocida.

Bruno, notando el sufrimiento de Sofía, se giró hacia ella con un gesto de preocupación.

—Lo siento por no haberte contado antes —dijo, aunque su rostro mostraba aún su propio desconcierto. —No sabía nada de esto... Yo también soy parte de esto, pero no tengo todas las respuestas.

Sofía asintió, mirando el chip en su cuello con tristeza. Su vida había cambiado por completo en un solo día, y no sabía qué más esperar.

Bruno se acercó un poco más a ella, deseando consolarla, pero sabiendo que no había mucho que pudieran hacer por ahora.

—Entonces... ¿qué hacemos ahora? —preguntó, buscando una respuesta en los ojos de sus padres.

El padre de Bruno les hizo un gesto para que se sentaran más cómodos, mientras él tomaba la palabra.