Capítulo 28

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Íbamos en silencio total en el coche, me dediqué a mirar todo el camino por la ventana mientras acariciaba el pelo de Mason que se había quedado dormido abrazado a mi. Cuando llegamos al hotel abrí la puerta con cuidado de no despertarlo y salí primero para cogerle en brazos.

—Trae, que lo cojo —me susurró Colton.

—Tranquilo, puedo con él

Asintió sin decir nada más y caminó en dirección al ascensor. Una vez en nuestra plata, Christopher abrió la puerta de la habitación y entró dejándose caer en la cama, tumbé a Mason y saqué un pijama de la maleta para cambiarle.

—Mmmm —Se quejó.

—Shhh, vuelve a dormirte cielo.

Le tapé con la manta y le extendí un peluche con forma de dragón con el que siempre dormía, me agaché y le dejé un beso en la frente.

— Descansa Mason, te quiero mucho —Susurré

Me acerqué a Christopher que se había cambiado la ropa por solo un pantalón del pijama y miraba el móvil, me senté a su lado y le quité el teléfono.

—Eh, que lo estaba usando.

—Es tarde, ahora de dormir, y no hables alto tu hermano está durmiendo

Le dí un beso en la frente y me dispuse a marcharme, pero me agarró de la muñeca.

—¿Pasa algo con papá? —Su pregunta me tomó desprevenida.

— No se a que te refieres.

—No soy un crío Aida, se que algo hay ahí, no voy a preguntar el qué, pero quiero que sepas que no me importaría que fueras nuestra madre

Me quedé petrificada en mi sitió al escucharle decir eso.

—Christopher...

—No digas nada, solo... —Suspiró y me abrazó —Solo que ojalá lo fueras, porque serías la mejor del mundo.

Me dió un beso en la mejilla y se tumbó tapándose con la manta

—Buenas noches Aida, te quiero.

—Yo también Christopher, yo también.

Cerré la puerta detrás de mí con cuidado de no hacer ruido y suspiré de manera fuerte. Cuando iba a entrar en mi habitación la puerta de Colton se abrió dejándome verle en un simple pantalón de pijama negro, haciendome tragar saliva, me fijé en que tenía un tatuaje en sus costillas con los nombres de sus hijos en letra cursiva.

—¿Le gusta lo que ve señorita Alonso?

Puse los ojos en blanco apoyándome en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

—Bah, he visto mejores.

Frunció el ceño y me agarró de la muñeca para meterme en su habitación y dejarme acorralada entre su cuerpo y la puerta.

—Ambos sabemos que eso no es verdad Aida —Susurró cerca de mi cara

—Colton...

Se separó de mí y se cruzó de brazos.

—Te veías pálida al salir de la habitación de los niños ¿pasó algo?

Me pasé las manos por el pelo como si intentara hacerme una coleta.

—No, solo es cansancio.

Asintió pensativo acariciándose la barbilla que tenía una ligera capa de vello de unos días. Sin poder evitarlo mi vista volvió a recorrer su torso firme sin un solo pelo salvo el rastro que iba desde su ombligo hasta perderse en la cinturilla del pantalón.

—Mañana por la noche tengo una cena y necesito un acompañante —levanté la cabeza de golpe cuando habló sintiendo las mejillas coloradas plantando una gran sonrisa en mi cara.

—Vale... y eso me afecta ¿en?

—Que tú serás mi acompañante.

—Colton sabes que no puedo, además los niños...

—Los niños para esa hora ya estarán cenados, se quedaran en su cuarto sin salir y si necesitan algo Christopher tiene teléfono y Robert estará cerca por si acaso —hizo una pausa para mirarme fijamente de manera más penetrante —No voy a aceptar un no Aida, considéralo una orden o como parte de tu trabajo.

—Esta bien —me giré y agarré el pomo de la puerta —Buenas noches señor Fernsby.

—Buenas noches señorita Alonso.

(...)

—¡Ya no puedo más me duelen mis pies, soy demasiado pequeño para estas cosas!

Chilló Mason con la cara roja, estaba a punto de tener una pataleta.

—Mason deja de quejarte —le soltó su hermano de manera brusca a lo que yo le di una colleja haciendo que me fulminara.

—Chicos lo siento, pero necesito encontrar el vestido perfecto, tengo que dar...

—Si, si una buena impresión, bla, bla, a mi me gusta como eres Aida y al que no que se joda, los socios de papá son todos unos estirados de mierda superficiales.

—Lo sé Christopher, lo sé, créeme que yo soy la primera que me encanto como soy.

Me giré para seguir andando cuando frené en seco ante un escaparate al ver el conjunto que se encontraba expuesto.

—Chicos creo que he encontrado el modelito perfecto.


Una niñera a la españolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora