Reencuentro

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Harley

Mientras avanzaba por el sendero, una extraña sensación de incomodidad se apoderó de mí. Era como si algo —o alguien— estuviera observándome desde la distancia. Me detuve en seco, con el corazón acelerado, y miré a mi alrededor. La brisa movía suavemente las hojas de los árboles, pero algo no encajaba.

De repente, un sonido sutil, como el crujir de una rama, llegó desde un arbusto cercano. Mi cuerpo entero se tensó. Giré lentamente, sintiendo cómo la tensión en el aire crecía.

—¿Quién está ahí? —pregunté con voz firme, aunque mi pecho latía con fuerza.

No hubo respuesta. Di un paso atrás, pero entonces lo sentí. Una presencia. Fuerte. Hostil.

—¿Ya te olvidaste de mí, Harley?

Mi corazón se detuvo un instante al escuchar esa voz. Era grave, familiar, y llena de un dolor que me atravesó como un rayo. Me giré bruscamente y allí estaba él. Damon.

Sus ojos estaban oscuros, llenos de reproche y rabia, y su cuerpo mostraba las marcas de una lucha reciente. Su rostro tenía rasguños profundos, su ropa estaba desgarrada, y sus brazos y manos exhibían moretones y heridas abiertas. Su cabello estaba revuelto, y parecía haber pasado días sin descanso.

—Damon... —murmuré, mi mente luchando por procesar lo que estaba viendo—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Qué estoy haciendo aquí? —repitió con una risa amarga que me heló la sangre—. ¿Esa es tu primera pregunta? ¿De verdad?

—No entiendo...

—¡Claro que no entiendes! —gritó, avanzando un paso hacia mí. Yo retrocedí instintivamente—. Te vi, Harley. Te vi cuando llegaste a su habitación en la noche. Con lágrimas en los ojos. Entraste y te quedaste allí. ¿Qué le dijiste? ¿Qué hiciste con él?

—¿Qué? —balbuceé, incapaz de comprender su ira.

—No me mires como si no supieras de qué hablo. Vi cómo lo mirabas. A Noah. —Pronunció su nombre como si fuera veneno—. Esa mirada... nunca, nunca me has mirado a mí así.

—Damon, estás malinterpretando...

—¿Estoy malinterpretando? —me interrumpió, su voz temblando de furia—. Dímelo en la cara, Harley. ¿Eres feliz aquí? ¿Tan rápido te olvidaste de mí?

—¡Eso no es cierto!

—¿No es cierto? Entonces, explícame cómo pudiste quedarte con ellos mientras yo... —hizo una pausa y se señaló el cuerpo lleno de heridas—. Mientras yo sufría por escapar. Mientras me enfrentaba a todo esto para sobrevivir. Y tú ni siquiera intentaste buscarme.

Sus palabras me golpearon como una tormenta. Mi garganta se cerró, y sentí que el aire me faltaba.

—Damon, no sé de qué estás hablando. Yo... yo no sabía dónde estabas. Ellos me acogieron porque estaba herida, porque mi pierna...

—¿Tu pierna? —rió de nuevo, incrédulo—. ¿Eso es todo? ¿Tu pierna? Mientras tanto, yo estaba siendo perseguido como un animal. Me las arreglé para escapar, Harley. Con cada herida, con cada caída, pensaba en ti. ¿Y tú? ¿Tú estabas aquí, haciéndote amiga de ellos?

Sus palabras eran como cuchillos, cada una perforando mi corazón.

—Damon, estás siendo injusto...

—¿Injusto? ¿De verdad? —dio un paso más cerca, tan cerca que podía sentir la rabia irradiando de su cuerpo—. Se te olvida algo muy importante, Harley. Algo que parece no significar nada para ti. Tienes un esposo. Yo.

Reyes Del OdioWhere stories live. Discover now