Baile de máscaras

1 1 0
                                    

Harley

Las semanas transcurrieron con la misma monotonía de siempre, pero todo cambió cuando llegó una nueva carta. Esta vez no estaba firmada por el soldado, aunque su sello estaba presente al pie de la página. Era él quien simplemente transcribía y enviaba el mensaje de alguien mucho más influyente. La carta estaba escrita con una caligrafía elegante, casi inalcanzable, como si cada palabra hubiera sido cuidadosamente pensada para causar impacto.

Era una invitación al baile de máscaras organizado por el rey de Raphside. El tono de la carta era enigmático y directo, como si no hubiera espacio para dudas ni para preguntas. "Este es un evento exclusivo. Todos deben asistir de negro: vestidos, trajes y máscaras. No habrá excepciones. La reunión se llevará a cabo en una sala de reuniones privada, donde solo aquellos de la más alta importancia podrán asistir. Las coordenadas están adjuntas."

Al leerlo, mi respiración se aceleró un poco, pero rápidamente me hice con el control. El rey de Raphside estaba organizando algo más que un simple baile. Había un trasfondo, una razón oculta que me incitaba a ir. La mención de la sala de reuniones privada, tan difícil de conseguir, tan solo accesible para personas de peso y poder, me confirmaba que no podía dejar pasar la oportunidad. Había algo más en juego, y necesitaba saber qué.

No me importaba que Damon estuviera fuera, como siempre. A él no le interesaba lo que hacía, ni dónde iba, y yo no iba a perder el tiempo preocupándome por algo tan trivial. La verdadera cuestión aquí era el rey de Raphside. Quería conocerlo, entender quién era, qué lo motivaba, qué lo hacía tan diferente de los demás. Algo me decía que esta fiesta de máscaras iba a ser la oportunidad perfecta para descubrirlo, y no iba a dejarla escapar.

Pero si quería asistir sin levantar sospechas, tendría que hacer algo drástico. No podía presentarme como la misma persona que todos conocían. Debía transformarme por completo. Así que fui a la tienda y me hice con un tinte negro absoluto, un color profundo y oscuro que haría imposible que alguien me reconociera. Además, no podía arriesgarme a que alguien notara mis ojos; me compré lentes de contacto de un verde vibrante, completamente opuesto a los ojos oscuros de mi verdadero yo.

Volví al castillo con la sensación de que estaba tomando una decisión irreversible. Sabía lo que eso significaba. Si iba a esta fiesta, no habría vuelta atrás. No sería solo una cuestión de encontrar respuestas sobre el rey, sino también de quién me estaba convirtiendo al cambiar mi apariencia de esta manera.

Encontré a Mildred en su habitación y le pedí ayuda. En silencio, sin hacer preguntas, se encargó de todo: peinó mi cabello, lo teñió de un negro azabache profundo, cubrió mi rostro con una base impecable y me dio una mirada deslumbrante con el maquillaje que transformó mis ojos verdes en un punto focal tan fascinante que podría hipnotizar a cualquiera. Me ayudó a ponerme una máscara que tapaba completamente mi rostro, siguiendo la estricta recomendación de la carta. Al final, el resultado fue tan impresionante que ni yo misma podía creer lo que veía en el espejo.

—Creo que ahora sí estás lista —dijo Mildred con una sonrisa, aunque sus ojos brillaban con un dejo de preocupación. Yo solo le devolví una mirada decidida.

—No hay vuelta atrás, Mildred. Este baile va más allá de lo que parece. Necesito saber quién está detrás de todo esto.

—Y, sin embargo, nunca sabes lo que podría esperar tras esa máscara. No olvides eso, Harley.

Pero era tarde para dudas. Ya no había espacio para la incertidumbre. Mi destino estaba sellado, y esa noche, bajo una capa de sombras y misterio, conocería al rey de Raphside.

Montada en el caballo, sentí el viento azotando mi rostro mientras las ruedas de mi carruaje retumbaban a gran velocidad sobre el camino. Mi pecho latía con fuerza, no solo por la rapidez del trayecto, sino por la anticipación de lo que encontraría al llegar. No sabía exactamente qué me esperaba, pero la emoción era palpable. La noche era fresca, y la oscuridad comenzaba a envolver el mundo a medida que cabalgaba con dirección al salón del evento. Había pasado más de una hora desde que salí del castillo, y aunque no me apresuraba por miedo a llamar la atención, mi paso era firme y seguro. Mis ojos, ocultos tras la máscara, observaban todo a mi alrededor.

Reyes Del OdioWhere stories live. Discover now