capitulo 16

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Iris

Han pasado cinco días, y seguimos en nueva York. Ya no seguimos en el hotel, ya que Adrián quería que estuviéramos en un lugar más grande. Y claro, compro una casa enorme, la cuál me dijo que yo eligiera, que no me preocupara por el precio, al lo cual quedé en shock. Al igual que quede en shock cuando me dijo que lo que había gastado en mis compras no era nada, que si quería podía gastar la misma cantidad o el triple y seguiría siendo nada.

Han pasado cinco días en los que he convivido más con Adrián. Al principio, cada segundo a su lado era una mezcla de tensión y alerta. Mi instinto me gritaba que huyera, que no bajara la guardia, que cualquier movimiento en falso podría ser mi perdición. Pero, con el paso de las horas, algo en él ha logrado desarmarme poco a poco. Su calma, su forma de hablar como si todo estuviera bajo control, me ha hecho pensar que tal vez no es el monstruo que imaginé al principio. Pero esa idea, la de confiar plenamente, no termina de asentarse en mi cabeza. Por qué si, yo soy una persona que no confía. No puedo dejar de preguntarme si su actitud, su cercanía, incluso su manera de cuidarme, son parte de un plan.

¿Y si tiene algo que ver con lo que está pasando? ¿Y si todo esto es un juego y él está en el centro de todo? No puedo permitirme bajar la guardia. Necesito estar preparada. No se trata solo de escapar y esconderme, no puedo dejarme llevar por el pánico o permitir que mi ansiedad y mi miedo me consuman. He sentido el peso de la incertidumbre como un nudo en mi pecho, pero eso no me servirá de nada si él es quien controla las piezas de este tablero. Por eso, observo. Escucho cada palabra, cada gesto. Intento entender sus intenciones, descifrar si hay algo detrás de esas sonrisas tranquilizadoras.

Tengo una idea, la cuál me a estado dando vueltas en la cabeza todo el tiempo. Quiero aprender a defenderme. Estoy harta de la imagen de la damisela débil, siempre en peligro, siempre necesitando que alguien más venga a rescatarla. No quiero ser eso. He estado pensando en quién podría ayudarme. Derek, con su actitud tranquila pero segura, parece perfecto. Estoy segura de que podría enseñarme a moverme, a usar mi cuerpo como una herramienta, a tener confianza en cada golpe. También quiero pedirle ayuda a Rick. Aunque es un poco brusco, y creo que podría enseñarme cosas diferentes, tal vez más prácticas o incluso más brutales, pero igual de útiles. Sé que puedo hacerlo. Siempre aprendo rápido.

Mi mente ya está haciendo un plan: horarios, rutinas, hasta cómo dividir las lecciones entre Derek y Rick. No voy a permitir que el miedo me haga dudar. Es hora de tomar el control, de convertirme en alguien que pueda defenderse, que pueda enfrentarse al mundo sin depender de otros.

Había tomado está decisión por lo que vi hace dos noches.
Me encontraba espiando a Adrián, Martín y Derek. No pude evitarlo, algo en susurros y miradas furtivas me había llamado la atención. Se habían reunido en una habitación, que había sido convertida en un despacho. Ellos parecían como si estuvieran tramando algo importante. Había una tensión palpable en el aire.

Discutían sobre alguien llamado Eduardo.  Era la segunda vez que escuchaba ese nombre, y no podía evitar preguntarme quién era. ¿Por qué parecía tan importante? La conversación se volvió cada vez más acalorada, con Martín alzando la voz mientras Derek mantenía la calma, pero su mirada era como un filo helado.

Y entonces, lo vi. Martín sacó un arma y le apuntó a Derek. Mi corazón se detuvo por un segundo. No podía creerlo. ¿Cómo era posible? Pensé que se conocían, que había algún tipo de vínculo entre ellos. ¿No se llevaban bien? Derek, sin embargo, no pareció intimidado. Con un movimiento tan rápido que apenas pude procesarlo, le quitó el arma de las manos como si fuera un simple juguete.

Me quedé boquiabierta. ¿Cómo lo hizo? Era como si lo hubiera hecho mil veces antes, como si fuera natural para él. Por otro lado, Adrián simplemente observaba todo en silencio, sin mover un músculo, como si estuviera acostumbrado a escenas así o como si estuviera esperando algo más.

El Peso del Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora