Capítulo 23

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Mía llegó a casa cuando el cielo ya estaba completamente oscuro. La brisa nocturna la había acompañado durante todo el camino, pero no había conseguido calmar el torbellino de emociones que sentía. Cerró la puerta detrás de ella, dejando su mochila sobre la mesa del salón. La casa estaba en silencio, demasiado grande y vacía para su estado de ánimo.

Se dejó caer en el sofá. Sacó su teléfono y vió varias notificaciones. La mayoría eran de Harry, mensajes, llamadas perdidas, incluso un par de notas de voz que no se atrevía a abrir.

"Mía, por favor, háblame."
"Sé que te has asustado, pero solo quiero que estés bien."
"Estoy aquí para ti, please"

El peso de sus palabras la golpeó en el pecho. Quería contestarle, quería decirle que ella también lo quería, pero el miedo la paralizaba. Toda esta situación, el contrato, las cámaras, el sentirse constantemente juzgada... ¿cómo podía dejarse llevar por lo que sentía cuando parecía que el mundo entero estaba en su contra?

Estaba sumida en sus pensamientos cuando la puerta principal se abrió de golpe, seguida por las voces de Cler y Mar.

- ¿Estás segura de que Zayn está bien? Porque no me parecía precisamente estable la última vez que lo ví -decía Mar mientras entraban.

- Estará bien. Solo necesita tiempo para procesar... - respondió Cler, pero se interrumpió al ver a Mía sentada en el sofá con el rostro cansado.

- Mía, ¿todo bien?¿Cómo ha ido la reunión? - preguntó Cler, dejando su bolso sobre una silla y acercándose a su amiga.

Mía levantó la vista, intentando forzar una sonrisa, pero no logró engañar a ninguna de las dos. -Estoy bien. Solo... cansada.

- ¿Cansada o evitando a alguien? - preguntó Mar, arqueando una ceja mientras se sentaba a su lado.

Mía bufó, cruzándose de brazos. - ¿Desde cuándo eres tan adivina?

- Desde que te conozco tía. - respondió Mar, dándole un ligero empujón en el hombro. - Ahora, habla. ¿Qué ha pasado?

Cler se sentó frente a ellas, apoyando los codos en las rodillas, con la mirada fija en Mía. - Es Harry, ¿no? - preguntó, con tono serio.

Mía asintió lentamente, y las dos chicas intercambiaron miradas. - Hoy... intentó besarme. - confesó finalmente.

- ¿Qué? - exclamó Mar, sorprendida. - ¡Eso es un gran paso! ¿Y tú qué hiciste?

- Salí corriendo. - respondió Mía, cubriéndose el rostro con las manos. - No pude. Todo esto... es demasiado.

Cler frunció el ceño mirándola. -¿Pero quieres estar con él? - preguntó directamente.

Mía bajó las manos y las miró a ambas con ojos llenos de dudas. - Sí... creo que sí. Pero también tengo miedo. Hay tantas cosas en juego. El contrato, las cámaras, todo el mundo opinando... ¿Y si me estoy equivocando otra vez?

Mar la tomó de la mano, apretándola suavemente. - Mía, nadie puede decirte qué es lo correcto. Pero si de verdad lo quieres, tienes que intentarlo. No puedes dejar que el miedo te paralice.

Cler, sin embargo, se cruzó de brazos, claramente no tan convencida. - Mira, entiendo que lo quieras, pero esta situación es un desastre esperando a pasar. ¿Qué pasa si esto no funciona? ¿O si las cosas se complican más? Estás metida en un contrato, Mía. Hay muchas cosas que no están bajo tu control.

- ¡Pero el amor no siempre tiene que ser perfecto, Cler! - intervino Mar, defendiendo a su amiga. - A veces es complicado, y está bien. Lo importante es que Mía y Harry sean sinceros entre ellos.

Novia por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora