Capítulo 24.

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Mi papá no le tiene miedo a nada, en cambio yo, estoy que caigo a sus pies como un plebeyo.

¿Cómo pudo pasar eso?

¿Quién le mandó a mi papá ese sobre con ese contenido de mí?

¿Quien se lo entregó?

—Él es solo un conocido papá... —susurré con los brazos colgando y el cuello inmóvil.

—¡Habla fuerte como los hombres! —Su grito me dejó en blanco, temblando y a punto de llorar.

—Dije que él es solo un conocido papá —alcé la voz con las pocas fuerzas que me quedaban.

—Pues aquí no parece que sea solo un simple conocido —soltó sin dejar de pegar la foto en mi cara.

—Solo estaba siendo amable...

«¿Qué estás diciendo Dylan?»

—Nunca te he visto tocar el hombro de una chica y ahora resulta que te la pasas tocando el hombro de los hombres —Un poco más y me iba a estrellar con su cuerpo en el escritorio —. Nunca te he conocido a una novia, nunca he visto un interés tuyo hacia una falda, nunca te he visto coquetear con una chica. ¿Porqué?

Retrocedí hasta chocar con el escritorio y no tenía escape —Papá... Déjame explicarte...

—Los hombres no se miran a los ojos ni se tocan los hombros —me interrumpió o más bien, no me dejó hablar —. ¿Qué haces con él después de salir del colegio? —rompió la foto y me lanzó los pedazos.

—Ya te lo dije papá: él es solo un conocido, nada más —negué llorando sin control.

—Los hombres no lloran y los que lloran son maricas —sentí su energía oscura encima de mí —. Sino dejas de llorar en este momento, voy a pensar que eres uno de esos cerdos. ¿Eres uno de esos? —interrogó refiriéndose a que si era homosexual.

Hice todo por parar de llorar, más no pude. Nunca pensé que dolería tanto esa pregunta. Mi pecho rebotó una y otra vez sin control al igual que mi llanto que mojó mis mejillas y parte de mis labios pálidos por el frío.

—Papá... —me pegué quedándome sin palabras para poder negar lo evidente.

No pude ordenar mis sentimientos, todo se alborotó y sentí que no iba a poder con todo. Quería sacar de una vez lo que tenía adentro, aquello que no me dejaba ser feliz, aquello que me atormentaba cada día y cada noche sin dejarme dormir bien. Sin embargo, no pude... La garganta se me cerró y la lengua se me convirtió en cemento sólido; los sollozos pararon, pero las lágrimas seguían saliendo delatando mi profundo dolor, el dolor que me causó mi propio padre.

Papá tomó mi silencio como un "si" y su expresión fría cambió a una inexpresiva y sólida.

—Que decepcionado estoy de tí, en serio... Eres el peor hijo que alguien puede tener. Siento una gran envidia por los hijos de mis trabajadores y de mis socios, todos son unos hombres de verdad... En cambio tú no eres más que un...

La palabra "marica" la dijo cuando me tomó del cuello de mi saco y me arrastró hacia su silla rodante, me sentó en silencio bruscamente. La presión que ejerció sobre mí me hizo ver el lado más oscuro de él, dominante, cruel y frío como el iceberg que hundió al Titanic.

Estaba destrozado en mi cuna de oro, lleno de dinero y cosas caras. Pero no es lo que quiero y lo vuelvo a repetir: todo el dinero del mundo no vale esto, es un precio demasiado alto que hay que pagar y yo no quería pagar por algo que no quería.

Me dejó sentado y me dió la espalda buscando algo en sus repisas elegantes que estaban detrás de mí. Hubo silencio por unos segundos hasta que lo sentí de nuevo cuando me tomó de los hombros y después empezó a acariciar mi largo cabello castaño y brillante. Fruncí el ceño por ese gesto de su parte, no me sentí para nada cómodo con lo que estaba haciendo y guardé silencio totalmente confundido por sus caricias en mi cabello.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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