21: ¿Tregua?

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Una nueva cita

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Una nueva cita. Cuando escuché las palabras de mi padre, lo primero que pensé fue mandarlo al diablo. Sin embargo, no lo hice por dos razones.

Primero que nada, es mi padre y por muy molesta que esté, no puedo hablarle de ese modo. Y segundo, aunque me cueste admitirlo, es necesario que nos vean juntos. Ya que, según Lisa, es nuestra oportunidad para recaudar información importante sobre el imperio.

Así que aquí estoy, al lado de mi enemigo, en su coche rumbo a quien sabe dónde. Después de dejarle en claro que no es necesario fingir mientras no hayan cámaras presentes, ninguno de los dos dijo nada.

Estoy tentada a sacar mi celular de mi bolso y distraerme en las redes sociales o mandarle un mensaje a Lisa, pero no quiero molestarla. A demás, tengo curiosidad de saber a dónde me lleva.

Me hago una idea por mi vestuario y el suyo, vamos demasiado elegantes para un McDonald's. Aunque es muy estúpido siquiera imaginarlo, Alessandro no parece un hombre de comida rápida, más bien tiene pinta de solo comer en restaurantes de cinco estrellas, donde se tiene que hacer reservación con una semana de anticipación.

Suspiro y me concentro en el paisaje, solo veo los autos pasar mientras repiqueteo los dedos en la ventana. Estoy impaciente por que esto termine, no soporto estar en el mismo lugar que él y mucho menos tener que fingir amarlo incondicionalmente.

—No te lo dije antes, pero te ves hermosa y ese vestido te queda espectacular —rompe el silencio y me toma por sorpresa.

¿Alessandro Salvatore haciéndome un cumplido? ¿Estará drogado o algo?

Su voz suena un poco ronca, como si se obligara a decirlo por deber. No soy tonta y si piensa que caeré en su juego, está muy equivocado. Tengo la intuición de que planea utilizarme, intenta ganarse mi confianza o tal vez lograr que baje la guardia.

Tanta amabilidad en una sola noche no es normal, menos si solo han pasado veinte minutos. Tendré que estar alerta.

—¿Te gusta el vestido? —pregunto siguiéndole el juego.

—Ya lo dije, no pienso repetirlo.

Suelto una risa irónica y pongo los ojos en blanco. A todo esto, ni siquiera me ha dirigido una sola mirada desde que nos subimos al coche.

Nos detenemos en un semáforo y ni así me mira, mantiene la vista fija en la carretera. Su postura es relajada, maneja con una sola mano mientras la otra descansa en la palanca de cambio.

—Pues es lógico que te guste, no esperaba menos. Después de todo tú lo elegiste, o al menos eso decía en la nota junto al vestido.

Cuando mi padre me informó sobre la cita, me dió la caja. Según él, Alessandro lo envió junto con el ramo de flores que mi madre recibió por mí.

Por fin me mira, gira la cabeza en mi dirección y su expresión delata su incredulidad. Es obvio que no se lo esperaba.

Por supuesto que él no lo envió, seguramente es obra de mi padre. Solo a él o a mi madre se les podría ocurrir tremenda estupidez.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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