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Hyunjin estaba sentado en el sofá, la luz tenue de la lámpara a un costado, su iphone frente a él. No era la primera vez que lo miraba, pero esa vez algo era diferente.
Se levantó de golpe y caminó hacia la ventana. Desde allí veía el cielo, el ambiente tranquilo. Pero su mente estaba lejos de esa paz. Todo en su vida parecía estar cayendo en un torbellino, y Felix, ese chico que solía ser tan fácil de leer, aveces, se había convertido en un enigma de nuevo.

Sin pensarlo mucho, se dirigió a la puerta. No podía seguir dando vueltas al asunto, necesitaba aclarar su mente. Y no había mejor manera de hacerlo que con una decisión impulsiva, pensó en el sonido rugiente de su Nissan GTR negro. El auto estaba en casa de sus padres desde hacía un par de meses, guardado, cubierto por una capa de polvo que ya formaba parte del lugar. Pero el coche seguía siendo un refugio, un lugar donde podía deshacerse de sus pensamientos.

Cuando llegó en uber al condominio, el garaje estaba en silencio, sólo el sonido de sus pasos acompañaba el eco de sus recuerdos. El lugar parecía vacío, como si no hubiera pasado el tiempo. Sin embargo, algo en el aire le hizo pensar que esa misma sensación de vacío era lo que llevaba días rondando su mente.

El GT-R R35, cubierto por una lona, parecía estar esperándole. Cuando la retiró, la pintura negra brillante apareció, como si el tiempo nunca hubiese pasado. Sonrió débilmente mientras acariciaba el capó.

-Vamos, viejo amigo. -dijo en voz baja, como si el coche pudiera escucharle, se subió recordando la energía que le daba, prendió el auto y el motor retumbó en el garaje, llenando el espacio vacío con su rugido.

Salió rápidamente, conduciendo por las calles vacías, sin rumbo fijo, al menos tenía gasolina, y su playlist acompañándolo. Las canciones eran su única compañía en esos momentos de desesperación, la única manera de expresar lo que no podía decir en voz alta. Su música comenzó a sonar en los parlantes del coche. La voz de varios artistas se mezclaba con el sonido del motor, creando una atmósfera de alguna manera reconfortante.

La noche estaba oscura, pero las luces de la calle reflejaban la neblina de la confusión en su mente. Cada pregunta sin respuesta, cada duda, parecía volverse más grande. Felix, su compañero de cuarto y la forma en que se conportaba diferente, como si quisiera mantenerlo a distancia, pero al mismo tiempo se mostraba vulnerable, como si estuviera esperando algo de él. Pero, ¿qué era? ¿Qué quería Felix? ¿Por qué lo rechazaba y de repente parecía más sensible?

No podía dejar de preguntarse si algo en su propio comportamiento había provocado esta distancia. Quizás había hecho algo mal, o tal vez lo único que estaba pasando era que Felix, como cualquier otra persona, necesitaba tiempo para sí mismo. Pero entonces, ¿por qué la repentina tristeza? No era una evasión común. Hyunjin sentía que Felix luchaba con algo mucho más profundo, algo que ni siquiera él podía comprender.

Después de conducir durante un rato y atraer miradas por su auto, vio una silueta en la distancia, una figura familiar. El restaurante que acababa de pasar parecía estar lleno de gente, pero allí, en una mesa junto a la ventana, estaba Felix. Hyunjin frunció el ceño al reconocerlo, sentado con un grupo de amigos, pero algo en su postura llamó su atención ¿por qué siempre lo encontraba cuando menos lo esperaba? Como si estuvieran conectados por un hilo rojo que aunque se enredara, seguía estando unido. Felix con su rostro ligeramente apagado. Había algo en él, un aire distante que no lograba disimular. Aunque sonreía de vez en cuando por cortesía, no se sentía genuino, como si su mente estuviera en otro lugar, muy lejos de la escena que tenía frente a él.

Hyunjin redujo la velocidad, girando el volante de forma casi automática para estacionar al otro lado del restaurante. Quiso detenerse, observando desde los vidrios polarizados a Felix, sin que él lo notara. Pero, al mismo tiempo, había algo que lo empujaba a acercarse más, a ir a esa mesa, preguntar qué pasaba, entender qué estaba sucediendo en su cabeza. Pero en el fondo, sabía que no estaba preparado para hacerlo. Sabía que cualquier intento de acercamiento podría resultar en una conversación incómoda.

Convivencia peligrosa | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora