Capitulo 29

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Me quedé en aquel lugar en completa oscuridad, así que intenté recostarme para descansar, pero me parecía algo casi imposible. El ruido de los pequeños animales del área y el del laberinto me mantenían despierto. Eso y también que tenía demasiada hambre.

De repente escuché pasos acercarse a dónde estaba, haciendo que me levantara alertado y me acercara a la puerta para tratar de visualizar quién era el que se acercaba.

-¿Quién eres? -preguntó al no poder ver nada más que una silueta lejana.

-Soy yo -contestó una voz que le pertenecía al pequeño rizado.

Me disculpé con el niño por mi actitud defensiva y él se acercó a dónde estaba para poder entregarme algo.

-Ten, para correr tienes que comer -me dijo el niño entregandome algo de comida y una botella de agua.

Yo lo acepté encantado y no dudé ni un instante en comenzar a comer. Pero claro, apenas di el primer bocado, le agradecí al pequeño por haberme traído algo.

-No fue nada, en realidad Minho y Mily fueron los de la idea -admitió el rizado mientras observaba una figura de madera que tenía en su mano.

Me llamó la atención la forma en que observaba aquella figura, así que decidí preguntarle al respecto.

-¿Qué tienes ahí? -le pregunté al chico con la boca llena.

Muy descortés de mi parte, pero tenía demasiada hambre como para que me importase eso.

El chico extendió su mano y me mostró aquella figura. Me pareció increíble, ya que estaba muy bien detallada, así que solté una expresión asombrada.

-No está nada mal -le admití al rizado, haciendo que este suelte una sonrisa orgullosa que apenas fue perceptible gracias a la poca luz del lugar -¿para quién es?

-Para mis padres -contesto con una voz nostálgica

-¿Recuerdas a tus padres?

-No -confeso con ojos cabizbajos-, pero sé que debo de tener unos y que estén donde estén deben extrañarme, pero yo no puedo extrañarlos porque no los recuerdo.

Al terminar de decir eso giró su cabeza en dirección al laberinto, intentando borrar su tristeza y decidiendo cambiar ligeramente el tema.

-¿Qué crees que descubran allá afuera mañana? -me preguntó el pequeño mientras observaba el laberinto.

-No lo sé -respondí con honestidad. -Oye, pero si hay una salida, Chuck, Minho y yo la encontraremos -le dije al notar su mirada cabizbaja al pronunciar mis primeras palabras.

El chico suspiró levemente antes de entregarme aquella figura de madera. Yo la observé confundido al no entender la razón por la que me la había dado.

-¿Chuck, por qué me estás dando esto a mí? -pregunté extrañado.

-De todos modos no los recuerdo, pero talvez si encuentras una salida se los das de mi parte -me explicó con una voz desanimada antes de comenzar a levantarse. -Necesito dormir.

El escuchar lo que dijo y verlo alejarse me dejó con una sensación amarga en el pecho. Miré pensativo un rato el objeto que me había dado y decidí que tenía que regresarlo.

-¡Oye, Chuck!, ven aquí -le llamó al rizado, el cual ya se había alejado un poco.

Él me hizo caso y se acercó de nuevo, volviendo a sentarse justo en dónde estaba hace apenas unos segundos.

-Tu mano, Chuck -le pedí al niño y él sin preguntar me extendió su mano. -Quiero que tú mismo se los des -dije devolviendole su figura de madera y cerrando su mano para que él la guardara.

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⏰ Última actualización: 21 hours ago ⏰

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