Capitulo 21

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                                    Thomas pov:

Ayer, cuando nos fuimos a dormir, me quedé platicando un rato con Chuck y él me contó sobre la relación de Minho y Emily, así que cuando regresaba de tallar mi nombre en el muro y vi salir al pelinegro de la cabaña de Emily, me pareció de lo más normal. 

Pero cuando lo conté durante el desayuno, todos estaban sorprendidos y ella estaba tan roja que parecía un tomate. 

Cuando ella se marchó sin dar explicaciones, la mesa se quedó un momento en silencio hasta que Jeff acabó con el. 

—¡Lo sabía! —exclamó el moreno divertido. 

—Hubiéramos apostado —declaró Newt en el mismo tono divertido del chico —. Era evidente que tarde o temprano pasaría eso

—No estoy entendiendo de qué hablan —expreso Chuck igual de confundido que yo. 

—Nada Chuck olvídalo —dijo el rubio, haciendo que el tema se olvide y continúen comiendo. 

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Después de que terminamos de comer, nos levantamos y Newt me dijo que hoy iría con él a ayudarle en el huerto. 

Cosa que me emocionaba muy poco, ya que en el fondo sabía lo mucho que deseaba ser corredor. 
Necesitaba encontrarle respuestas a todas las preguntas que vivían en mi mente. No soportaba estar encerrado y quería hacer todo lo que pudiera para escapar de este lugar. 

Mientras trabajamos, le contaba al chico todas las ideas que tenía para escapar de este lugar, pero el rápidamente las desechaba y me repetía que ya lo habían intentado miles de veces. 

—La única salida es el Laberinto —remarco el chico con una voz decidida. 

Miré de reojo en dirección al laberinto con una mirada de resignación ante la falta de respuestas y la negación de poder ser parte de encontrar una solución a todo esto. 

—¿Quieres ayudar en algo? —me preguntó Newt a lo que yo acepté pensando en que podría ser cualquier cosa menos ir por un estúpido fertilizante.  

Yo atrapé la canasta con dificultad y caminé resignando al bosque en busca de lo que me pidió Newt. 

 Me molestaba demasiado no tener otra forma de ayudar. No podía quedarme con los brazos cruzados y fingir vivir una vida normal, sabiendo que estoy encerrado sin recuerdos y sin la certeza de que algún día las cosas cambiarán.

Mientras me adentraba cada vez más en el bosque, empecé a hablar en voz alta para exteriorizar de alguna forma todas las quejas que tenía. Pero al caminar un poco más, me quedé en silencio al ver una especie de lápida fabricada con ramas y huesos. 

Me acerqué un poco más para observarla con mayor detalle y pude observar que tenía el nombre de George escrito en ella y que a las faldas de esta habían aún más huesos, los cuales tenían un olor asqueroso y moscas rondando a su alrededor. 

Me pareció demasiado extraño, así que decidí levantarme para alejarme de ese lugar. 

Pero al darme la vuelta, me asusté al ver a un chico parado frente a mí sin hacer ningún tipo de ruido y con la mirada clavada a mí. 

—Amm, ¿Ben verdad? No sé si ya nos... —empecé a hablar intentando cambiar la sensación del lugar, pero me quedé con la frase a medias al notar cómo el chico empezaba a respirar agitadamente y sus ojos se volvían cada vez más mordaces. 

—¿Estás bien? —le pregunté preocupado, ya que tenía una apariencia enferma y preocupante. 
En eso, el chico pareció reaccionar y se abalanzó contra mí, derribándome al suelo para quedar sobre mí. 

—¡Quítate de encima! —exclamé intentando alejarlo de mí, pero el me detuvo y sostuvo mis brazos para inmovilizarme. 

—Todo esto es tu culpa, yo te vi —gritó con rabia el chico mientras me enterraba sus uñas lentamente, causándome un gran dolor. 

Forcejeamos un poco más hasta que, como pude, alcancé uno de los huesos que estaban tirados y golpeé al chico en la cabeza fuertemente para tener tiempo y alejarme de el. 

Tropecé un poco, pero logré ponerme de pie y comenzar a correr lo más rápido que podía para alejarme de aquel chico. 

A pesar de mis esfuerzos, el me alcanzó y chocó conmigo, causando que ambos cayéramos rodando; por una parte inclinada del bosque. 

Empecé a gritar por ayuda mientras me volvía a alejar corriendo del chico y me acercaba cada vez más a la zona central del área. 

Cuando estaba por llegar a dónde se encontraban los chicos, Ben se lanzó sobre mí tomando mis pies para que cayera y el tuviera de nuevo la oportunidad de lastimarme. Esta vez el comenzó a ahorcarme mientras me gritaba que me mataría. 

En eso Newt llegó a dónde estábamos y lo golpeó con una pala para lograr alejarlo de mí. 

—Sujétenlo —le ordenó el rubio a los demás chicos que se encontraban cerca mientras el igualmente hacía lo mismo. 

El chico estaba vuelto loco y los demás no entendían el porqué se comportaba de esa forma.

Algunos le preguntaban qué estaba haciendo mientras otros le pedían que se calmara, pero el chico estaba vuelto loco intentando con todas sus fuerzas volver a acercarse a mí. 

Emily llegó junto con los demás chicos para presenciar lo que pasaba y, al verme en el suelo, me ayudó a levantarme inmediatamente. 

—¿Estás bien? —me preguntaron preocupados ella y Chuck al mismo tiempo mientras yo estaba intentando regular mi respiración agitada. 

—Sí —les logré responder a los dos entre jadeos. 
Cuando Alby comenzó a acercarse lentamente a dónde estaba el chico con una mirada dura y determinada, Ben comenzó a soltar repetidos "No" a manera de súplica. 

—Levanten su camisa —ordenó Alby ignorando al chico que continuaba balbuceando disculpas. 

Los chicos que se encontraban sujetándolo inmediatamente obedecieron al moreno y, en cuanto su pecho quedó descubierto, dejó ver una marca horrible. Al verla, todos los presentes soltaron una expresión de asombro. 

Pude ver cómo algunos se llevaban las manos a la cabeza y otros se daban la vuelta. Emily, por su parte, se mostró claramente preocupada por el chico y una de sus manos se dirigió a su boca para cubrirla. 

—Lo picaron, a plena luz del día —dijo Alby mientras miraba incrédulo a los dos líderes del área. 

Ben continuaba murmurando disculpas e imploraba que alguien lo ayudara. 

—Hay que llevarlo al pozo —ordenó Alby con la mirada baja. 

Al terminar de decir eso se volvió a desatar el caos. Mientras algunos chicos se llevaban a rastras, Ben gritaba, negándose a ir con ellos; intentando forcejear, pero era inútil. 

Yo me quedé ahí, pasando ante la escena, aun sin procesar lo que acababa de ocurrir. 

The Girl and the Runner Donde viven las historias. Descúbrelo ahora