Capitulo 13

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Me quedé completamente helada al verlo justo enfrente de mí, los recuerdos de lo que había pasado cruzaron por mi mente y aumentaron aún más mi nerviosismo.

-¿Qué haces aquí? -Logré preguntarle al ver que él solo seguía mirándome.

-Ya sabes, quería hablar contigo -dijo el chico mientras daba un paso acercándose a mí

Pero al notarlo, retrocedí para continuar con aquella distancia divisoria

-No hay nada de lo que hablar, Minho -solte secamente dirigiendo mi mirada al libro que tenía en las manos

Él se quedó sorprendido al escuchar el tono de mi voz e inmediatamente cambió su actitud a una más sería y distante. Era similar a la mía, pero aún conservaba cierto toque delicado

-Yo creo que sí hay algo importante de lo que hablar, Emily -comentó el chico buscando mi mirada.

Parecía que conocía la debilidad que tenía por sus ojos de obsidiana que me hechizaban.

-De verdad no hay nada que explicar, yo entiendo que lo de anoche fue solo un malentendido, y si tú quieres podríamos dejar pasar el tema para... -Empezaba a divagar, pero él me interrumpió antes de poder terminar.

-Yo no creo que fuera un malentendido.

-Si lo fue -dije fríamente.

No sabía él por qué me portaba de esa manera, se sentía como si estuviera dormida y alguien más tomara las riendas de la situación.

El chico pareció lastimado, por lo que dije y tuvo que tomar una gran pausa antes de poder continuar.

-Tal vez lo fue para ti -tomó una pausa como si debatiera internamente si era lo correcto continuar hablando -.Pero para mí fue todo lo contrario.

Al escuchar eso, sentí una presión en el pecho dejando que retome el control por un instante, lo que me permitió tomar su mano en un torpe intento de borrar todo lo anterior.

-Lo siento Minho, pero en este momento no logró pensar diferente y lo único que me importa es poder salir de este lugar -apreté su mano intentando aferrarme a él - Aun así quiero que sepas que eso no significa que me arrepiento de lo que pasó, solo que no puedo llegar a sentirlo como algo real - termine de explicarle débilmente en un hilo de voz

-Te entiendo -dijo el chico mientras sostenía el agarre de mi mano, pero poco a poco se fue soltando.

Al romper el contacto el se dirigió a la puerta y, justo antes de salir del lugar, me habló sin girarse a mi dirección y manteniendo la vista en el suelo.

-Pero tampoco voy a dejar de intentar hacer que cambies de opinión y demostrarte que es real lo que siento -anuncio antes de por fin alejarse.

Aquel bloqueo volvió a surgir y me dejó una sensación de vacío dentro de mí, era ácida y agobiante, provocando que mis piernas se debiliten y me deje caer en la camilla detrás de mí. Era como sentir el peso de mis palabras sobre mí.

No quería alejarlo, pero el miedo me había consumido, dejándome completamente sola en aquel lugar. Tal y como ocurría en aquellas pesadillas nocturnas.

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Me quedé sentada con la mirada perdida, contemplando la nada. Pensaba en lo que había pasado y en las cosas que hubiera dicho si tuviera la fuerza necesaria para hacerlo.

La noche comenzaba a cubrir el área, así que Jeff fue a buscarme y cuando vio el estado en que me encontraba se quedó confundido.

-¿Todo bien, Mily? -preguntó delicadamente.

Yo solo negué con la cabeza y me levanté para abrazarlo, permitiéndome liberarme y por fin comenzar a sollozar en su hombro. Él no me dijo nada y solo me devolvió el abrazo, sabiendo que era lo único que necesitaba en ese momento.

Después de lo que tal vez pareció una eternidad, por fin rompí el abrazo y me senté de nuevo para poder explicarle la situación.

Aunque no creo que él me entendiera del todo, ya que ni yo misma lo lograba hacer.

-¿Te arrepientes de lo que le dijiste?

-No -confesé -. Me arrepiento de la forma en la que lo dije, pero no de lo que dije. Es extraño, pero creó que fue lo correcto.

-¿Estás completamente segura, Mily? -me preguntó el chico, haciendo que me replanteara todo una vez más.

-Sí -contesté finalmente.

Aunque siendo honesta conmigo misma, la respuesta correcta debería de ser un No.
Por supuesto que no estaba segura, pero ya no había marcha atrás y tenía que confiar en mí.

Era la única opción.

Después de eso, el chico me acompañó a mi cabaña y platicamos brevemente sobre el trabajo de mañana. Ahora que era doctora, tenía que levantarme más temprano por si alguien nos necesitaba.

Me despedí de Jeff y me fui directo a dormir para poder madrugar. Cerré los ojos, deseando que mañana fuera un día mucho más tranquilo y con menos drama que hoy.

Pero ojala hubiera deseado lo mismo para mí sueño

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No sabía que los miedos internos se pudieran materializar y convertirse en algo con la capacidad de lastimarte físicamente.

Estaba frente a una criatura horrible, era completamente oscura y me miraba con unos grandes ojos carmesí escalofriantes

La criatura me atacaba con sus grandes garras que rasgaban mi piel, provocando que de las heridas brote sangre, la cual combinaba con el intenso color de sus ojos.

Intente correr para alejarme, pero al estar lastimada me caí al suelo, dejándome aún más vulnerable a la criatura. La cual se acercó velozmente entre las sombras, quedando sobre mí.

En eso, un ligero brillo llamó mi atención y al buscar la fuente de aquella luz pude ver una daga a unos cuantos pasos de mí.

Logré reunir fuerzas para liberarme de la criatura y lanzarme en dirección a la daga. Al tomarla, observé que era de bronce y en la empuñadura tenía trazada la silueta de una serpiente.

Sin dudarlo dos veces, ataque a la criatura directamente en sus ojos con ayuda del arma. La apuñalé varias veces, haciendo que suelte un grito desgarrador y estridente, provocando que me recorra un escalofrío por el cuerpo y los bellos de mi cuerpo se ericen, dejándome con la piel de gallina.

Me tapé los oídos tras seguir escuchando el quejido de la criatura, haciendo que deje caer la daga y cierre los ojos mientras espero que regrese el silencio.

Pero en lugar de eso, escuché cómo el grito de la criatura se transformaba en una voz agonizante que conocía perfectamente. Estaba gritando mi nombre una y otra vez.

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Desperté pateando y gritando de aquella pesadilla, pero Jeff quien supongo era el que me había despertado, me intentó calmar.

-Tranquila, Mily, soy yo -dijo sosteniendo mi mano y repitiendo la última frase varias veces para lograr relajarme.

Cosa que funcionó e hizo que mi corazón dejara de latir bruscamente.

-Solo fue una pesadilla -murmuró mientras me acariciaba el brazo.

Pero no era solo una pesadilla cualquiera, en esta yo había atacado a una criatura que después se transformó en aquel corredor pelinegro.

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