Capítulo 12: Mairena.

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Me desperté gracias a que me movían constantemente el hombro derecho. Abrí los ojos perezosamente fijándome donde estaba. Un coche.

Entonces recordé que me había quedado dormida en los brazos de Jesús. Miré a mi derecha y vi a Dani fuera del coche pero esperando a que yo reaccionara para bajar. Aun seguía en los brazos de Jesús.

Me bajé del coche sin mirar a Jesús. Solo me detuve a mirar el lugar en donde estábamos, me sonaba de algo, pero ahora mismo, recién despierta de un pequeño sueño mi cerebro no tiraba a recordar donde estaba.

-¿Dónde estamos?- pregunté desorientada.

-Mairena. Pasaremos dos días aquí y luego a Badajoz.- me respondió Dani.

-Ah, vale.

El conductor del coche, que recién me di cuenta de que era el padre de los gemelos, Juan Carlos, me abrió el maletero y yo saqué mi maleta.

No se porque no me di cuenta antes de que era Juan Carlos, estaría en mi mundo.

Entramos en aquella casa donde se complicó todo.

Agité levemente la cabeza intentando olvidarme de todos los malos recuerdos que pasó en este lugar. Si me parara a comerme la cabeza con eso ahora me torturaría durante el resto de mi estancia.

Como ya conocía la casa subí sin decir nada a lo que era la habitación de Juan Carlos, hermano de los gemelos.

Dejé la maleta junto a la pared al lado de la mesa de noche. Estaríamos dos días, no sacaría todo para nada.

Bajé de nuevo al salón, me fijé en el reloj que había en la sala. Eran cerca de las ocho.

-_____, te recuerdo que en tu habitación había un baño, ducha te para refrescarte que hace calor, pon te el pijama y eso, que dentro de nada esta la cena.- me dijo Eva.

-Vale.- respondí y subí sin rechistar.

Entré de nuevo en la habitación encontrándome con Dani sentado en mi -temporalmente de dos días- cama.

-Em, me voy a duchar Dani. Si no te importa...- señalé la puerta.

-Ah, si claro. Solo vine porque quería hablar contigo sobre una cosa.- se levantó y se acercó a mi pero no sobrepasando mi espacio personal.

-Vale, habla rápido.- respondí.

-Solo quería que empezáramos de nuevo. Que olvidáramos todo lo que ha pasado entre nosotros. Y con nosotros me refiero a Jesús, tú y yo.

-Si, claro. Eso ya lo hice hace tiempo.- mentí indiferente.

-Ah, entonces perfecto.- sonrió satisfecho. Se acercó y dejó un ligero beso en mi mejilla derecha. Lo que hizo que se me subieran los colores un poco. No me los esperaba.- Nos vemos abajo.

-Adiós.- dije una vez ya salió por la puerta.

Abrí la maleta y cogí el desodorante, peine, pijama, etc...

Entré al baño y me di una ducha rápida. Como dijo Eva, solo para refrescarme.

Una vez me sequé el pelo y demás no tuve más remedio que -aparte de la ropa interior, obvio- ponerme el querido pijama que me regaló mi padre hace semanas.

El único que tenía de verano.

Compuesto por un pantalón corto que me tapaba poco más del culo y una camisa de tirantes.

Realmente fresco el pijama y cómodo. Pero ¿cuál era el problema?

Que era de los gemelos. Si.

Me moriré de vergüenza cuando baje y me vean los padres de los gemelos con las caras de sus hijos estampadas en mi pijama. Y habrá que ver la cara que ponen ellos mismos.

Me recogí el pelo en una cola floja, para tenerlo suelto pero un poco recogido para la hora de comer.

Bajé descalza al salón/comedor.

La mesa todavía no estaba puesta así que decidí ayudar e ir a la cocina a por las cosas.

Eva estaba cocinando simplemente patatas fritas con huevos.

No hay nadie como tú ~ Gemeliers y tú. Segunda temporada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora