Los Juegos Del Hambre: La Historia de Cressida Fink.

1. La mañana de la Cosecha.

Estoy nerviosa, y tengo sueño. No he podido pegar un párpado en toda la noche, es decir, ¿Quién podría dormir tranquilamente sabiendo que a la mañana siguiente es la cosecha, y que puede salir elegido como tributo? Nadie, y mucho menos yo.

Como todos los años, se celebran los Juegos del Hambre. Y cada año se repite "El Día de la Cosecha", un día en el que los nervios y la desesperación pueden sentirse en el aire, pues nadie quiere ser ese "afortunado" elegido para representar a su distrito en tal circo sangriento como lo son los Juegos. Yo también estoy muy asustada, puesto que hoy es mi primera cosecha.

Mi nombre es Cressida Fink, tengo 13 años, y vivo en el Distrito 7, junto con mi madre y mi hermano mayor Tristan. Nuestro padre murió hace mucho tiempo, cuando yo aún era pequeña.

En este momento, estoy sentada en el comedor, no he podido probar bocado del desayuno porque se me ha cerrado el apetito. Ya terminé de alistarme para la cosecha: camisa blanca, falda hasta las rodillas color cian, medias blancas y zapatos de charol.

Estoy preocupada, Tristan no aparece y dentro de poco debemos irnos a la plaza, en el centro del pueblo. Tengo miedo de que haya decidido huir sin mí. Como si el destino hubiera leído mis pensamientos, Tristan atraviesa la puerta de la casa, y se dirige a bañarse. Cuando termina de vestirse, vuelve al modesto comedor para desayunar.

Aunque no lo demuestre, estoy completamente aterrada de los pies a la cabeza. El único que pudo notarlo fue Tristan, que intentó calmarme con una frase que me hizo sentir más segura: "Tranquila Cress. Yo te prometo que si llega a salir tu nombre, moveré tierra y mar para protegerte" Sus palabras hicieron que me calmara un poco. Él y yo somos muy unidos y nos protegemos mutuamente. Acarició con su mano tibia mi cabello rubio y me dijo dulcemente:"Yo te cuido, princesa." Yo sonreí un poco y él me devolvió el gesto.

Unos pocos minutos después, mi madre nos avisa que debemos apresurarnos para llegar a la plaza del Distrito, ya que se nos está haciendo tarde. Toda la seguridad que había reunido se esfumó en tan solo unos segundos. Tristan tomó mi mano, y le dió un apretón. Mis ojos azules se dirigieron hacia él, que me regaló una de sus reconfortantes sonrisas, y luego partimos hacia el centro del pueblo.

Llegamos a la plaza, donde se estaba arreglando la formación: las chicas de un lado y los chicos del otro. Yo no quería apartarme de Tristan, estaba llena de miedo. Me aferré con todas mis fuerzas a su brazo, pero los Agentes de la Paz que estaban allí lograron desprenderme de él.

Se podía sentir la desesperación en el aire, y cuando miraba a algunas chicas, podía notarse claramente el terror pintado en sus rostros. Todos estaban en silencio, no hacía falta decir ni una palabra para notar que todos estaban muertos de miedo.

De repente, todos miramos hacia el Edificio de Justicia. Se abrieron las puertas y salió a la luz la escolta de tributos de nuestro distrito: Mellie Kravitz, vestida con un traje chillón y saturado de colores, igual a los que están de moda en el Capitolio. Se acerca al micrófono con pasos coquetos en sus altísimos zapatos, y repite con su voz chillona la frase que todos detestamos escuchar:

— Felices Juegos del Hambre. Y que la suerte esté siempre de su lado...

A continuación, se muestra una proyección enviada por el Capitolio en una enorme pantalla, referida a la historia de Panem, que nos recuerda por qué se celebran cada año Los Juegos. Al terminar la presentación, se acercó a la urna de cristal correspondiente a las mujeres, tomó un sobre y se acercó al micrófono.

— Bueno... Como dicen, las damas primero.— Sonrió intentando aligerar el tenso ambiente que se había creado hacía unos segundos, pero al ver que no había surtido efecto, volvió a leer el sobre— Y el tributo femenino del Distrito 7 es...

Dejó unos segundos en suspenso y leyó en voz alta el nombre que estaba dentro del sobre.

Esto no puede estar pasando.

— Cressida Fink.