A la madrugada siguiente, el equipo completo nos acompañó a Mellie y a mí a la estación. Me despedí entre llantos de Jinxed, Fabio y Mérida, de quienes me encariñé demasiado aunque sabía que no duraría demasiado nuestro vínculo.
Finalmente, Mellie y yo subimos al vagón y el tren comenzó a moverse, y así, yo veía desde la ventana como sus rostros desaparecían de mi vista por el túnel mientras iba de camino al Distrito 7 para ser recibida por todas las personas que me esperaban en casa.
Largo rato después, regresamos por fin a casa. Bajé rápidamente del tren para ver a mi madre en el andén de la estación. Corrí hacia ella con lágrimas en mis ojos. Necesitaba abrazarla, sentir su calor después de tanto tiempo.
— ¡Mamá! —Chillé, extendiendo los brazos. Sin embargo, su rostro inexpresivo no cambió, y se mantuvo estática en su lugar. Desaceleré entonces mi andar.
— ¿M-Mamá? —Me atreví a preguntar, confundida— ¡He regresado!
— Ya lo sé —Responde fríamente— Y preferiría que no hubise sido así, pedazo de escoria.
Comencé a alterarme, pues no estaba procesando bien lo que acababa de ocurrir. Me acerqué hasta ella, quedando a centímetros de distancia
— ¿Mamá? ¿Q-Qué te ocurre? —Intenté tomarla de la mano, pero ella se apartó bruscamente, para verme con odio puro en sus ojos.
— ¡No vuelvas a tocarme, y tampoco te atrevas a llamarme Madre! —Escupió con odio, haciéndome quedar helada en medio de la estación de trenes.
— ¿Qué hice...? —Sollocé, confundida— ¡Mamá, por favor, explícame!
— ¡Callate! —Vociferó enfurecida— ¡Tú mataste a mi hijo, maldita desgraciada! ¡Debiste ser tú! ¡¿Por qué no moriste?! ¡Monstruo, te odio!
Te odio.
Te odio.
¡Te odio!
Desperté. Sobresaltada, con el corazón latiendo a mil y empapada en sudor. Mellie apareció en el vagón donde dormía y se recostó conmigo, tratando de calmarme.
— Me odio tanto, Mellie. Debí morir yo... Mi madre va a odiarme para siempre —Susurraba entre el llanto, mientras ella me abrazaba e intentaba que dejara de llorar.
— Son pesadillas, Cressida, nada más que eso —Respondió— No te culpes, debes tranquilizarte.
— ¿Pero y si mi madre no me acepta? ¡Tristan murió en vano, y por mi culpa!
— No, eso no es verdad —Sentenció ella— Él no ha muerto en vano, y eso solo puedes demostrarlo viviendo por él y trabajando duro, sin arrepentimientos.
— ¿Y qué hay sobre mi madre? ¿Y si ella me odia? —Pregunté con temor a la respuesta.
— Ella te aceptará, porque eres su hija y te ama, y no hay nada en el mundo que cambie eso. Ahora, intenta dormir, aún falta mucho para llegar.
Asentí, volviendo a recostarme. Mellie me arropó y me deseó las buenas noches. Lo último que escuché fue como la puerta del vagón se cerraba. Minutos después, vencida por el cansancio, caí en los brazos de Morfeo.
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Los Juegos Del Hambre: La Historia de Cressida Fink.
Fanfiction"Y el tributo femenino del Distrito 7 es..." Dejó unos segundos en suspenso y leyó en voz alta el nombre que estaba dentro del sobre: "Cressida Fink". ¿Quien lo hubiera imaginado? La persona en la que menos pensabas podía ser nombrada. R...