8. La Cornucopia: El Baño de Sangre.

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El pitido del Gong resonó con fuerza en mis oídos, como un eco interminable. Inmediatamente bajé de mi pedestal y comencé a correr sin saber muy bien hacia dónde.

Tomé la mochila más cercana y emprendí la huida en dirección al bosque, intentando alejarme lo más que pudiera del Baño de Sangre. Corría lo más rápido que mis piernas me permitían, cuando un muchacho, Tributo del Distrito 6, me empujó por la espalda y caí. 

Estaba acorralada, era mi fin en los Juegos del Hambre, y ni siquiera habían pasado los cinco minutos de empezar. Entonces, cuando ya estaba lista para asimilar mi cruel destino, Tristan apareció, rodeando el cuello del chico con sus brazos en un intento de ahorcarlo; aunque este era fuerte, y no se dejaba vencer. Finalmente, Tristan logró sacar una daga del bolsillo de su pantalón, con la que apuñaló al tributo, hasta que este dejó de luchar. Inmediatamente me dijo que huyera lo más rápido que pudiera, y así lohice.

Cuando me encontraba ya a una distancia prudente de la Cornucopia, me volteé para ver a Tristan siendo emboscado por otros tributos, aunque sorprendentemente pudo abatirlos a todos, acabando ágilmente con las vidas de algunos en el proceso y huyendo en dirección contraria a la mía.

Mientras me iba internando en la densa vegetación del bosque, la tensióndisminuía, pero aún no me sentía del todo segura. Corrí todo lo que pude hastaque tropecé y caí por una colina. Aún adolorida, retomé la carrera, preguntándome si mi caída habrá servido para entretener a los capitolenses que veían los Juegos desde sus televisoras.

De pronto, el sonido de los cañonazos, uno seguido de otro, me detiene. Los cuento. Son varios, 12 en total. Eso es mucho incluso para ser el primer día, y solo ruego que Tristan no haya sido uno de esos.

Un poco más tranquila, emprendo marcha, aunque sin rumbo fijo. Una hora más tarde, me sorprende el ruido de agua corriendo, lo que quiere decir que hay un arroyo cerca. Siguiendo la fuente del sonido, descubro un arroyito que corre seguramente a algún lago dentro de la Arena. Reviso la mochila que he recogido para ver si contiene alguna botella, y en efecto hay una, la cual lleno hasta el tope. Luego aplico una dosis de yodo purificador y vuelvo a guardar la mochila.

Junto al arroyo crecen arbustos de bayas que, según lo que aprendí en el puesto de reconocimiento de plantas, son comestibles e incluso poseen propiedades medicinales, así que recojo unas cuantas y las meto en la mochila, mientras voy comiendo algunas.

Cuando me doy cuenta, veo que ya está anocheciendo, lo que es sorprendente porque hace tan solo un rato parecía que acababa de amanecer. Pero así son los días en los Juegos, algunos pueden ser más largos que otros. Como está oscuro, no logro ver bien, y termino tropezando con algo y cayendo de boca al suelo. Afortunadamente, no me he lastimado nada, aunque el golpe duele por un buen rato.

Giro un poco mi cabeza y encuentro la boca de una cueva. Decido pasar la noche en ella, ya que es preferible no merodear solo por las noches, porque los profesionales adoran salir a cazar tributos a estas horas. Inspeccionando un poco más el interior de mi improvisado refugio, descubro un túnel bastante escondido, que lleva a algún sitio. Me adentro en él, y descubro algo sorprendente: En el interior de la cueva estaba preparado un buen refugio: habíandispuestas 2 carpas, una buena fogata y una enorme pila de provisionescompuesta por comida, medicinas y abrigos. Los Vigilantes prepararon todo esto para el afortunado que se encontrase esta cueva.

Decido guardar algunas provisiones dentro de la mochila: una linterna, ungüentos medicinales y algunos paquetes de provisiones. Luego, me quito las botas y me acurruco junto al fuego, ya que aquí las noches son bastante frías.

De repente, escucho el sonido del Himno. Me calzo nuevamente y me asomo por la boca de la cueva a ver quiénes han sido los caídos. Los veo en el cielo, aunque no conozco a ninguno de ellos. Tal parece que el chico del 2, ese que me observaba el día del desfile, no ha muerto todavía, por lo que debo mantenerme alerta. Aunque una sensación de alivio me recorre al saber que Tristan está en algún lado, aún vivo. Sólo espero que se encuentre bien.

Con ese pensamiento, me voy a dormir.

    

Los Juegos Del Hambre: La Historia de Cressida Fink.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora