21⎟✶Por las razones correctas, todos somos monstruos

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Solo puedo respirar hasta que escucho el sonido del monitor otra vez. Soy una maraña de mocos y llanto incapaz de sentir sus propios pies en la tierra hasta que Lynette se acerca a mí y me pregunta con voz lejana si me encuentro bien.

—Ya lo estabilizaron —informa Ruslavok, pero por la forma en la que sus manos tiemblan sé que ha estado al borde del colapso igual que yo—. Está vivo.

Pero no por mucho, no sino consigo esa maldita cura ya mismo.

La conseguiré a como dé lugar. Inspecciono que el equipo de tecnología y armas entiendan mis instrucciones mientras Riona también los supervisa desde el sótano de la villa. El plan es sencillo. Un rastreador dentro de la piel de Livia, pero no uno cualquiera, tendrá la capacidad de explotar sus entrañas si ese desgraciado intenta jugarme chueco. Esta vez seré yo quien tenga el control de la situación.

Solo hay sombras y pensamientos obsesivos dentro de mi cabeza, una oscuridad que comienza a emborronar todo juicio real, la clase de furia que siempre me aferré por ocultar cuando vivía con los Kasper. Esa sensación de que había heredado la maldad de Tristán, aunque ahora sé que es imposible porque no es mi padre real.

Riona suelta otra maldición cuando vuelve a fallar con el delgado alambre, casi del espesor de un fino hilo metálico, se ajusta los visores y el hilo se rompe por la mitad antes de encajar en la pieza final. Suelta un resoplido y un mechón de la cara se le mueve, está sudando por la lámpara sobre su nuca. Recarga ambas codos contra la mesa de metal y levanta la cabeza.

—No me estés viendo, lo haces más difícil.

Asiento con una mueca y doy media vuelta. Lynette también está dentro del la zona experimental, ella no sabe de tecnología pero sí de armas y tiene una extraña vibra animada que me hace sentir menos pesimista. Al menos alguien intenta pensar positivo considerando que recuperará a su hijo. Me otorga una sonrisa cuando me quedo a su lado. Está limpiando un par de armas recargadas en un estante grisáceo, aunque parece muy concentrada en ver desde lejos cada detalle de cómo Riona arma el explosivo.

—Mañana volveré a ver a mi hijo. —Sus ojos son de amor puro—. Estaré en deuda contigo para toda la vida.

—No digas eso. También es el hijo de Dante. No lo dejaré de lado.

—Él no es su hijo. No intentaba ocultártelo, pero cuando Livia lo secuestró creímos que no decirlo lo mantendría seguro. Porque si Livia lo sabía...

Su mirada parece perdida, hay una profunda amargura, una tristeza que demuestra que está rota cuando vuelve a mirarme. Estoy congelada sobre mi lugar, creo que he olvidado como respirar y la cabeza comienza a pesarme. ¿Lo ha dicho en serio?

—Dante es hijo de Davide Volsyosky.

Davide.Volsyosky.

Abro la boca y vuelvo a cerrarla. La miro como si una segunda cabeza le hubiera crecido de la nada y ella se tensa, dirige la mirada hacia Riona otra vez, aunque esta no se inmuta me queda claro que también ha quedado sorprendida por la revelación. Como si hubiera pasado mucho desde la ultima vez que pensó en ello.

Lynette deja el arma a un costado y continúan abriendo los cajones de la estantería para clasificar las municiones según el tipo de arma, intenta no mirarme mientras habla.

—No es lo que estás pensando. Fue dos meses antes. Francesco, Dante y yo planeábamos atacarlo, lo íbamos a matar y ser libres. Yo tendría una vida al lado de Francesco, ese era mi sueño.

Sus ojos se llena de lágrimas, de una historia que la marea ya se llevó hace mucho pero que sigue dejando huella. Entonces me mira y el estómago se me revuelve, ya sé de lo que se trata antes de que lo diga.

Legado maldito [2.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora