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—Lo extraño.
Suelta de repente. Touya está devorándose una caja de KFC.
El omega lo mira y luego lo apunta con una pierna de pollo.
—¿Los golpes o el secuestro?.
—El embarazo.
—Oh.—Dice mirando a Harumi jugar con Keigo. El albino se toca la pancita.—¿Fue bueno?.
—Estaba ahí.—Dice escondiendo el rostro en sus rodillas.—Era diferente.
—Creo que tienes síndrome de Estocolmo.
—A quién le estoy diciendo también.—Farfulla. El omega se gira a mirarlo.
—¿Por eso no has cambiado el suavizante de la ropa?
—Haru duerme bien con ese suavizante... cuando intenté cambiarlo...
—Lo sé, lo escuché desde mi casa.—Dice.—Es un proceso, Shou... estás volviendo de una situación traumática, es normal que lo extrañes por qué tu cerebro omite lo malo y se queda con lo bueno... además, Haru...
—Yo solo...—Shoto suspira.—No sé desde donde las cosas estaban mal... sé que todo estaba mal desde el inicio, pero... no entiendo en qué momento... se trastornó así o si siempre fue así...
Shoto hace una pausa y respira tragándose el nudo en su garganta.
—Shoto, fue un año completo y un poco más mostrando algo que no era...—Dice su hermano, limpiándose los dedos para acariciar su espalda.—Es natural que extrañes a alguien que pensabas conocer. Además... además el fue bueno contigo y cambió de la noche a la mañana cuando notó que no tendría lo que quería de ti.
—Ella lo extraña también...
—Shoto, sabemos lo que pasa cuando se perdonan golpes por los niños.
—Nunca hable de perdonarlo, solo... solo extraño la persona que era antes que nos encontrasen.—Dice, mirándose los pies. —Ni siquiera pienso en el cómo pareja, sino como... como compañía.
Dice, acariciando la nariz de Akihiro que duerme placidamente en sus brazos.
—¿Te sientes solo?
—No, no-- no lo entiendes. —Touyalo mira con preocupación, que es lo que no quería hacerle a su embarazado hermano. Él cambia el tema de conversación mirando a su cachorrito.—Quiero otro.
—¿Estás jugando verdad?, no soporto esta panza.
—Sí, ¿Qué haría con otro más?.... además... hay gente que carga peor.—dice, ya que Touya tiene la misma panza escondida que él tenía, pero es menos revoltoso que Akihiro.
—Sí, ¿Qué haría con otro más?.—Dice, tomando. El ama tanto a su bebé precioso.
No tendría otro porque quiere consentir a los dos que tiene.
