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No le contó sobre Hatsuma, más que nada por que para Shoto, lo que dijo es cierto. ¿Qué bien le haría a Haru relacionarse con su pasado tormentoso?. Ellos están bien ahora, Shoto recibío un deposito de dinero para toda la vida de Harumi, y aparte, las llaves que le dio llevaban a un garage con una serie de regalos calendarizados a su cumpleaños.
El regalo que recibío al cumplir los dos de ese garage, fue una casa de muñecas hecha a mano, y la niña la adora, es todo lo que Shoto va a hacer respecto a lo de Hatsuma.
Por otro lado, También recibió otra suma de dinero millonaria en su correo.
Katsuki lo recibió, el alfa lo declaró con la policia, pero como no encontraron el destinatario, lo devolvieron completo, y ahora está depositado a su cuenta tambien. No hace falta decir que ambos saben de donde vino ese dinero, y aunque Shoto iba a negarse a recibirlo, Natsuo le hizo cambiar de opinión, por algo que es muy cierto.
Shoto no está trabajando, puede comprarse cosas y si en algún momento quiere irse de la casa de Endeavor, ese dinero es suficiente para irse. Por otro lado, no sobrecarga a Katsuki y más importante; no tiene que pedir nada.
Por que odía pedir cosas.
En otras noticias, Shoto está contemplando los pros y los contras de tener otro hijo con Katsuki mientras mira al alfa desde la mecedora completamente embobado.
Verlo con Haruki colgando en su pecho, pelando una naranja para Haru que está sentada sobre la encimera frente a él, mientras le habla cariñosamente a Akihiro que está haciendo berrinche en la silla de comer porqué Katsuki tiene a Haruki en brazos, altera la química de su cerebro.
Es que el cenizo se maneja tan bien con los tres, está hecho todo un Dilf; tiene a Shoto debatiendose entre ir y retirarse el implante, salivando ante la idea de que el cenizo lo tome otra vez.
Ver a Katsuki sin la camisa hacer cosas por la casa, arreglando cañerías, cocinando, alzando a los niños, siempre despierta la parte más salvaje su animal interior.
Le dan ganas de devorarlo.
—¿Por qué me miras tanto?.—Katsuki pregunta, su voz ocultando perfectamente bien lo nervioso que está, pero Shoto lo nota por qué desde qué está en la casa sus sentidos se han sincronizado con los suyos.
Shoto lo nota, siempre lo nota en las orejas rojas y los movimientos lentos, calculados; le gusta que lo miren, le intimida cuando Shoto lo hace. Es nuevo, la verdad; para el omega, esté Katsuki que se pone nervioso cuando el bicolor lo mira, es nuevo.
Mucho más atractivo, delicioso.
—¿Lo hago?...—Pregunta coqueto, modulando lentamente, viendo como al cenizo le recorre un escalorío e intenta evitarle la mirada un segundo.
