Capítulo 1: Una visita de mis pesadillas.

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-¡Eva! ¡Date prisa! ¡Creo que alguien viene!

-¡Un segundo!

El día siguiente sería el gran día, el día de mi conversión. Yo llevaba ya bastante tiempo entrenando para este gran momento, recordaba cuando apenas era una niña, entonces no tenía ni idea de las extrañas costumbres de los Draka y todas sus habilidades.

Habían más chicos con sangre Draka de mi edad. Nosotros todos vivíamos en la superficie puesto que el calor en el interior del volcán no nos haría bien. Yo crecí con estos chicos, algunos bastante difíciles, pero también otros infinitamente amables, como mi mejor amigo, Roger.

Cuando recién llegué, Roger era tan sólo un niño tímido que no hablaba con nadie. Mi primera opción, por supuesto, no fue juntarme con él. Me junté con un grupo de chicas, las mejores en todos los entrenamientos, las más "dignas" de ser convertidas. Pero claro, eran las típicas Draka, con la personalidad traicionera de un hada.

Yo jamás pude confiar en ellas. No eran malas personas ni nada por el estilo, pero no eran mi tipo de personas. Como mi tío me dijo ese día que me desperté en esta dimensión, todos los Draka tenemos un poco de esa personalidad, algunos más que otros.

Sin embargo, Roger se caracterizó por ser la persona menos traicionera entre todos los Draka que yo jamás había conocido. A medida que pasaban los años, él fue creciendo y fue tomando carácter. Cesó de ser aquel niño tímido y pasó a ser uno de los mejores guerreros de la clase. Él si era totalmente digno de ser convertido.

Roger y yo nos volvimos amigos con el tiempo, no estoy segura de cómo ni cuando exactamente, nuestra amistad simplemente se fue fortaleciendo con él tiempo, hasta el punto en el que no podíamos vivir sin el otro.

A todos los chicos que los Draka entrenaban los separaban en rondas, es decir, edades. La ronda de los de 13, 14, 15, etc. Roger, yo y una docena más de chicos estábamos en la ronda de los de 16, la última de todas. Al final de esta ronda, llegaría nuestra conversión, aquello que nos permitiría finalmente hacer parte de la sociedad que habíamos estado estudiando por la mayoría de nuestras vidas.

Durante todos estos años, nuestro entrenamiento consistió prácticamente en lo mismo. Muchísimo entrenamiento físico (el cual siempre es un poco duro al principio), aprendizaje de la historia y las características de los Draka, los Folka, otras criaturas sobrenaturales y (aunque no me crean) los humanos; y, por supuesto, no nos salvábamos del estudio humano, cosa que dudo que jamás fuéramos a necesitar pero que por alguna razón aún aprendíamos.

En los aspectos físicos, no todos eran muy buenos. Había una chica a la que tuvieron que atrasar de ronda porque su estado físico era simplemente muy malo. En cuanto a mí, no es por alardear, pero era bastante buena. Sobresalía con mi rapidez y agilidad. La historia de todas las criaturas me llamaba muchísimo la atención, por lo tanto me iba bien. Mis defectos venían en cuanto al estudio corriente, nunca conseguí concentrarme en ninguna clase, ni mucho menos digerir cualquiera de las enseñanzas dadas.

-¡Por el dragón, muévete o me iré! ¡No estoy de acuerdo con esto!-el único defecto de Roger, era que era muy irritable, y se esforzaba muchísimo por agradarle a los entrenadores y los demás Draka convertidos, los veía como una figura de autoridad, cosa que yo no hacía.

Me deslicé por la puerta de la oficina del entrenador jefe, con un documento antiguo en la mano.

-No puedo creer que me hayas arrastrado a esto-dijo Roger, en sus ojos marrones había culpa, pero la curiosidad la ahogó al ver el documento en mi mano.

-Por favor, no me digas que no tienes curiosidad de saber qué nos harán cuando nos conviertan-respondí.

-Sólo... Salgamos de aquí rápido, tengo un mal presentimiento.

Draka y Folka, Libro 1: Los híbridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora