Capítulo 19: Un deseo.

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-Joder, ¿me estás tomando del pelo?

Aquella voz me despertó. Abrí mis ojos y me encontré con la ceja de Rach inusualmente cerca a mi cara. Al levantarme, nuestras frentes se chocaron.

-Auch-me quejé.

-¿Cómo es que te quedaste dormida en medio del bosque? ¡Estuve buscándote por horas!

Sentada ya sobre la hierba, noté la mirada preocupada de Rach.

-¿Cómo me has encontrado?-pregunté, tomando en cuenta lo extenso que era el bosque.

-Bueno, supuse que estarías en algún lugar cercano a donde los mensajeros habitan-respondió Rach-. Debiste haber vuelto a tu dormitorio anoche, ¡quién sabe qué te podría pasar!

Me levanté, tratando de mantener el equilibrio, la luz cegadora del sol impidiéndomelo.

En el hombro de Rach, vi un biosbardo.

-¿Has traído a Gota?-pregunté.

Él lo apartó de su hombro, y lo acercó a mí.

-No ha estado con el mismo ánimo estos días, temo que esté enfermo-respondió. Me concentré en el ave y, efectivamente, sus alas brillaban menos, y sus ojos parecían desconcentrados.

-Lo siento mucho por Gota-dije, acariciando sus plumas.

Él asintió, y volvió a poner a su ave en su hombro. Ya habiéndome parado yo completamente, Rach me miró a los ojos. Lo cual, me intimidó en un principio.

-Escucha, entiendo que es un poco incómodo tener que vivir en un recinto subterráneo, más con gente que no conoces-comenzó Rach-. Por eso, he decidido que te cederé un lugar en la superficie, para que puedas vivir más a gusto.

No pude evitar desconfiar. ¿Por qué, tan de repente, Rach quería que me mudara? Me preocupaba aún más después de los sucesos de la noche anterior. Sin embargo, preferí no decir nadie. Rach prometió explicarme, y si no lo hacía, se lo sacaría de todas maneras.

-¿Dónde es esto?-pregunté.

-Mi antigua casa. Sí, está algo sucia, pero se ha conservado bien-respondió. Vale, tenía que admitir que me sentía halagada. Además, siempre y cuando las escaleras no se rompieran cuando tratara de usarlas, no habría ningún problema con vivir ahí. ¿Verdad?

-Me gusta la idea-respondí-. Y esta nueva locación, ¿a cambio de qué?

Rach me fulminó con la mirada.

-Bien, me has descubierto-respondió-. ¿Recuerdas esas pruebas de las que te hable?

Asentí con la cabeza.

-¿Necesitas que gane, o algo así?

-No se gana en eso-respondió Rach-. Mira, necesito probarle al resto del élite que no solo tienes información importante, sino también potencial para la sociedad Folka. Así que necesito que hagas tu mayor esfuerzo en esas pruebas. Solo probarán tu habilidad con la magia, y yo estaré ahí observando. No es nada mayor, solo una garantía de que puedes estar en el élite.

-Vale-respondí. Mis metas en la vida no eran ser clasificada en la sociedad Folka, ni mucho menos tener que probarme ante otra gente, pero Rach me tenía convencida. Dios, si de pequeña me hubieran ofrecido mi propia casa a cambio de esforzarme en la escuela, las cosas habrían sido diferentes.

Rach sonrió.

-Te acercas cada vez más a que te revele el plan. Quiero que estés bien preparada. Sé que sabes luchar, pero los Draka no tienen magia, ya sabes.

Draka y Folka, Libro 1: Los híbridosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora