Antes de que Harry se pudiera dar la vuelta, notó una mano en el hombro.
Harry miró hacia arriba para ver quién le había puesto la mano en el hombro y sintió como si le echaran un caldero de agua helada en el estómago. Estaba delante del mismísimo Cornelius Fudge, el ministro de Magia.
Fudge, un hombre pequeño y corpulento vestido con una capa larga de rayas, parecía distante y cansado.
Apretó más fuerte el hombro de Harry, y Harry se vio conducido al interior de la taberna. Una figura encorvada, que portaba un farol, apareció por la puerta de detrás de la barra. Era Tom, el dueño desdentado y lleno de arrugas.
—¡Lo ha atrapado, señor ministro! —dijo Tom—. ¿Querrá tomar algo? ¿Cerveza? ¿Brandy?
—Tal vez un té —contestó Fudge, que aún no había soltado a Harry.
Detrás de ellos se oyó un ruido de arrastre y un jadeo, y aparecieron Stan y Ernie acarreando el baúl de Harry y la jaula de Hedwig, y mirando emocionados a su alrededor.
—Y un salón privado, Tom, por favor —pidió Fudge lanzándoles una clara indirecta.
Fudge llevó a Harry por el estrecho pasadizo, tras el farol de Tom, hasta que llegaron a una pequeña estancia. Tom chascó los dedos, y se encendió un fuego en la chimenea. Tras hacer una reverencia, se fue.
—Siéntate, Harry —dijo Fudge, señalando una silla que había al lado del fuego.
Harry se sentó. Se le había puesto carne de gallina en los brazos, a pesar del fuego. Fudge se quitó la capa de rayas y la dejó a un lado. Luego se subió un poco los pantalones del traje verde botella y se sentó enfrente de Harry.
—Soy Cornelius Fudge, ministro de Magia.
Por supuesto, Harry ya lo sabía. Había visto a Fudge en una ocasión anterior, pero como entonces llevaba la capa invisible que le había dejado su padre en herencia, Fudge no podía saberlo.
Tom, el propietario, volvió con un delantal puesto sobre el camisón y llevando una bandeja con té y bollos. Colocó la bandeja sobre la mesa que había entre Fudge y Harry, y salió de la estancia cerrando la puerta tras de sí.
—Bueno, Harry —dijo Fudge, sirviendo el té—, no me importa confesarte que nos has traído a todos de cabeza. ¡Huir de esa manera de casa de tus tíos! Había empezado a pensar... Pero estás a salvo y eso es lo importante.
Fudge se untó un bollo con mantequilla y le acercó el plato a Harry.
—Come, Harry, pareces desfallecido. Ahora... te agradará oír que hemos solucionado la hinchazón de la señorita Marjorie Dursley Hace unas horas que enviamos a Privet Drive a dos miembros del departamento encargado de deshacer magia accidental. Han desinflado a la señorita Dursley y le han modificado la memoria. No guarda ningún recuerdo del incidente. Así que asunto concluido y no hay que lamentar daños.
Fudge sonrió a Harry por encima del borde de la taza. Parecía un tío contemplando a su sobrino favorito. Harry, que no podía creer lo que oía, abrió la boca para hablar; pero no se le ocurrió nada que decir; así que la volvió a cerrar.
—¡Ah! ¿Te preocupas por la reacción de tus tíos? —añadió Fudge—. Bueno, no te negaré que están muy enfadados, Harry, pero están dispuestos a volver a recibirte el próximo verano, con tal de que te quedes en Hogwarts durante las vacaciones de Navidad y de Semana Santa.
Harry carraspeó.
—Siempre me quedo en Hogwarts durante la Navidad y la Semana Santa—observó—. Y no quiero volver nunca a Privet Drive.
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La hermana de Harry Potter y el prisionero de Azkaban
FanficHarry y Abby Potter vuelven a Hogwarts para cursar su tercer año despues de que cada uno tuviese un "pequeño percance" uno inflando a su tía Marge y la otra una pelea con una chica de Bringstone. Pero este curso, sus vidas tomaran un nuevo giro. Sir...