A la mañana siguiente, Tom despertó a Harry, sonriendo como de costumbre con su boca desdentada y llevándole una taza de té. Harry se vistió, y trataba de convencer a Hedwig de que volviera a la jaula cuando Ron abrió de golpe la puerta y entró enfadado, poniéndose la camisa.
—Cuanto antes subamos al tren, mejor —dijo—. Por lo menos en Hogwarts puedo alejarme de Percy. Ahora me acusa de haber manchado de té su foto de Penelope Clearwater. —Ron hizo una mueca—. Ya sabes, su novia. Ha ocultado la cara bajo el marco porque su nariz ha quedado manchada...
—Tengo algo que contarte —comenzó Harry, pero lo interrumpieron Fred y George, que se asomaron a la habitación para felicitar a Ron por haber vuelto a enfadar a Percy.
Bajaron a desayunar y encontraron al señor Weasley, que leía la primera página de El Profeta con el entrecejo fruncido, y a la señora Weasley, que hablaba a Ginny y a Hermione de un filtro amoroso que había hecho de joven. Las tres se reían con risa floja. Abby estaba mas alejada mirando por la ventana tomando una taza de té, con aire distante.
-¡Eh!-la llamó Fred-¿sigues en nuestra orbita?
-Dejala Fred, ¿no ves que esta enamorada?-se rio George.
Recibió un golpe en las costillas y se sentaron a su lado.
-Bonito día ¿verdad?-dijo la chica sin apartar los ojos de las nubes.
-¿Qué le pasa?-preguntó Ron en un susurro a Harry.
-Que no he podido separar los pies del suelo en seis días exceptuando mi habitación ¡eso pasa!-exclamó Abby mirando a Harry-el Señor No Levantes el Vuelo me ha tenído deprimida por no poder volar.
-Ya volarás en Hogwarts-contestó Harry-ademas ya han estado volando bastante, ¿Cuántas veces te han castigado por volar?
-Cientos-respondió Abby sin darle importancia-¿Por qué?
—¿Qué me ibas a contar? —preguntó Ron a Harry.
—Más tarde —murmuró Harry, al mismo tiempo que Percy irrumpía en el comedor.
Con el ajetreo de la partida, Harry tampoco tuvo tiempo de hablar con Ron. Todos estaban muy ocupados bajando los baúles por la estrecha escalera del Caldero Chorreante y apilándolos en la puerta, con Hedwig, Wings y Hermes, la lechuza de Percy, encaramadas en sus jaulas. Al lado de los baúles había un pequeño cesto de mimbre que bufaba ruidosamente.
—Vale, Crookshanks —susurró Hermione a través del mimbre—, te dejaré salir en el tren.
—No lo harás —dijo Ron terminantemente—. ¿Y la pobre Scabbers?
Se señaló el bolsillo del pecho, donde un bulto revelaba que Scabbers estaba allí acurrucada.
El señor Weasley, que había aguardado fuera a los coches del Ministerio, se asomó al interior.
—Aquí están —anunció—. Vamos, chicos.
El señor Weasley condujo a Harry y Abby a través del corto trecho de acera hasta el primero de los dos coches antiguos de color verde oscuro, los dos conducidos por brujos de mirada furtiva con uniforme de terciopelo verde esmeralda.
—Subid, chicos —dijo el señor Weasley, mirando a ambos lados de la calle llena de gente. Harry y Abby subieron a la parte trasera del coche, y enseguida se reunieron con ellos Hermione y Ron, y para disgusto de Ron, también Percy
El viaje hasta King's Cross fue muy tranquilo, comparado con el que Harry había hecho en el autobús noctámbulo. Los coches del Ministerio de Magia parecían bastante normales, aunque Harry vio que podían deslizarse por huecos que no podría haber traspasado el coche nuevo de la empresa de tío Vernon. Llegaron a King's Cross con veinte minutos de adelanto; los conductores del Ministerio les consiguieron carritos, descargaron los baúles, saludaron al señor Weasley y se alejaron, poniéndose, sin que se supiera cómo, en cabeza de una hilera de coches parados en el semáforo.
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La hermana de Harry Potter y el prisionero de Azkaban
Fiksi PenggemarHarry y Abby Potter vuelven a Hogwarts para cursar su tercer año despues de que cada uno tuviese un "pequeño percance" uno inflando a su tía Marge y la otra una pelea con una chica de Bringstone. Pero este curso, sus vidas tomaran un nuevo giro. Sir...