Capitulo 12: La derrota y la venganza de Nicy

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El día anterior al partido, el viento se convirtió en un hura­cán y la lluvia cayó con más fuerza que nunca. Estaba tan oscuro dentro de los corredores y las aulas que se encendie­ron más antorchas y faroles. El equipo de Slytherin se daba aires, especialmente Malfoy

—¡Ah, si mi brazo estuviera mejor! —suspiraba mien­tras el viento golpeaba las ventanas.

Harry no tenía sitio en la cabeza para preocuparse por otra cosa que el partido del día siguiente. Entre clase y clase, Oliver Wood se le acercaba a toda prisa para darle consejos. La tercera vez que sucedió, Wood habló tanto que Harry se dio cuenta de pronto de que llegaba diez minutos tarde a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, y echó a correr mientras Wood le gritaba:

—¡Diggory tiene un regate muy rápido, Harry! Tendrás que hacerle una vaselina...

Harry frenó al llegar a la puerta del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la abrió y entró apresuradamente.

—Lamento llegar tarde, profesor Lupin. Yo...

Pero no era Lupin quien lo miraba desde la mesa del profesor; era Snape.

—La clase ha comenzado hace diez minutos, Potter. Así que creo que descontaremos a Gryffindor diez puntos. Sién­tate.

Pero Harry no se movió.

—¿Dónde está el profesor Lupin? —preguntó.

—No se encuentra bien para dar clase hoy —dijo Snape con una sonrisa contrahecha—. Creo que te he dicho que te sientes.

Pero Harry permaneció donde estaba.

—¿Qué le ocurre?

A Snape le brillaron sus ojos negros.

—Nada que ponga en peligro su vida —dijo como si de­seara lo contrario—. Cinco puntos menos para Gryffindor y si te tengo que volver a decir que te sientes serán cincuenta.

Harry se fue despacio hacia su sitio y se sentó. Snape miró a la clase.

—Como decía antes de que nos interrumpiera Potter, el profesor Lupin no ha dejado ninguna información acerca de los temas que habéis estudiado hasta ahora...

—Hemos estudiado los boggarts, los gorros rojos, los kappas y los grindylows —informó Hermione rápidamen­te—, y estábamos a punto de comenzar...

—Cállate —dijo Snape fríamente—. No te he pregun­tado. Sólo comentaba la falta de organización del profesor Lupin.

—Es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido—dijo Dean Thomas con atrevi­miento, y la clase expresó su conformidad con murmullos. Snape puso el gesto más amenazador que le habían visto.

—Sois fáciles de complacer. Lupin apenas os exige es­fuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows. Hoy veremos...

Harry lo vio hojear el libro de texto hasta llegar al últi­mo capítulo, que debía de imaginarse que no habían visto, miró a Abby que tenía una expresión de enfado en la cara, Harry no sabía porque le tenía tanto aprecio al profesor Lupin, pero una cosa estaba segura; a la minima, saltarían por los aires.

—... los hombres lobo —concluyó Snape.

—Pero profesor —dijo Hermione, que parecía incapaz de contenerse—, todavía no podemos llegar a los hombres lobo. Está previsto comenzar con loshinkypunks...

—Señorita Granger —dijo Snape con voz calmada—, creía que era yo y no tú quien daba la clase. Ahora, abrid to­dos el libro por la página 394.—Miró a la clase—: Todos. Ya.

La hermana de Harry Potter y el prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora