Hollow Knight - La Última Guardiana T1 y T2

(T2)Capítulo 4: Ecos en el Sendero Verde

El eco de los últimos pasos de Nox en Cruces Olvidados aún resonaba en su mente vacía. El nombre 'Caelum' había escapado de sus labios sin comprender su origen, como un susurro distante y ajeno. Sin embargo, el nombre se desvaneció tan rápido como había aparecido, dejando solo un rastro de confusión.

El mapa de Cornifer, ahora guardado con cuidado entre sus ropas, guiaba sus movimientos a través de las cavernas. Las marcas trazadas con tinta temblorosa indican un camino ascendente, uno que prometía escapar del entorno húmedo y opresivo en el que había estado atrapado. A cada paso, la textura del suelo cambia, volviéndose más blanda y cubierta de musgo.

Cuando la luz tenue del Sendero Verde comenzó a filtrarse por las grietas en las paredes, un cambio sutil pero inquietante invadió el aire. El hedor rancio de la corrupción se atenuó, reemplazado por una fragancia amarga, casi floral, que se mezclaba con la humedad del ambiente. Las criaturas infectadas que antes lo acechaban parecían escasas, aunque su instinto le decía que la calma era engañosa.

Nox emergió al claro del Sendero Verde, donde la vegetación exuberante se entrelazaba con las antiguas ruinas del reino

Los zarcillos de enredaderas serpenteaban por las paredes de piedra, y las hojas gigantes de helechos oscilaban suavemente con la brisa. Sin embargo, la tranquilidad era engañosa. Criaturas infectadas, alteradas por la infección que se filtraba en el aire, se movían entre los arbustos, buscando presas que devorar.

Nox se adentró en el Sendero Verde con cautela, su aguijón listo. Había aprendido a no subestimar a las criaturas de Hallownest. Apenas había avanzado unos pocos pasos cuando un insecto infectado, similar a los que había encontrado antes, saltó de entre las hojas. Sus ojos, brillando con un resplandor pútrido, se clavaron en Nox mientras se lanzaba hacia él.

—No puedo detenerme —murmuró Nox, esquivando el ataque con facilidad antes de perforar al insecto con su aguijón.

El cuerpo de la criatura cayó al suelo con un chasquido, su infección esparciéndose en el aire. Nox siguió avanzando, eliminando a más de esas criaturas corruptas que saltaban de entre los matorrales, tratando de frenarlo. Pero su experiencia en la lucha le permitió mantener el ritmo. Cada ataque era certero y mortal, su pequeño aguijón, aunque modesto, se movía con precisión letal.

Sin comprender por qué, se detuvo. La sensación de ser observado lo envolvía, una presencia casi tangible entre las hojas. Sus ojos, vacíos de emoción, escudriñaron el entorno en busca de una amenaza oculta.

Fue entonces cuando una figura ágil surgió entre las sombras del follaje, su silueta apenas visible. Y en ese instante, supo que la calma había terminado.

—¿Qué fue eso...? —susurró para sí mismo, sus sentidos alerta.

La figura apareció de nuevo, solo para desaparecer entre los matorrales. Esta vez Nox alcanzó a ver algo más claro: una pequeña y ágil figura con una postura desafiante, vestida con ropas rojas y portando un aguijón más largo que el suyo. La sombra desapareció tan rápido como había aparecido, pero Nox sabía que lo estaba observando.

—No estoy solo... —pensó, sus pasos ahora son más cautelosos.

Avanzó por el sendero, pero la figura continuaba apareciendo. A veces la veía saltando de una rama a otra, observándolo desde lejos. En otras ocasiones, sentía su presencia antes de verla, como si lo estuviera midiendo. Nox no podía evitar sentirse incómodo. Quienquiera que fuera esa figura, no era una simple criatura infectada.