Hollow Knight - La Última Guardiana T1 y T2

Capítulo 30: Sombras en la Torre

El camino de Nox lo llevó de nuevo por senderos familiares, pero esta vez con un propósito diferente: recolectar Esencia, fragmentos de sueños dispersos por todo Hallownest. Mientras recorría el reino, las palabras de la vidente resonaban en su mente.

—Busca los árboles de sueños y las sombras del pasado. Solo al recolectar la esencia podrás desbloquear el verdadero poder del Aguijón Onírico.

Elyra, aunque no podía ver lo que él veía, escuchaba todo con atención.

—Cada paso que das parece acercarte más a algo importante... pero también siento que el reino está cambiando —dijo, su tono cargado de preocupación.

Nox no respondió. Su determinación lo mantenía enfocado mientras continuaba recolectando la esencia de los árboles de sueños y enfrentando los ecos de las sombras que guardaban fragmentos del pasado.

Finalmente, en uno de esos árboles, encontró una pista tallada en la corteza:

"Observando la ciudad, desde su Torre, el Vigilante guarda el sello."

Nox estudió las palabras por un momento, antes de hablar en voz baja.

—Lurien el Vigilante... debe estar en Ciudad de las Lágrimas.

—¿Lurien? —preguntó Elyra, su voz llena de curiosidad—. ¿Uno de los Soñadores?

—Eso parece —respondió Nox, ajustando el Aguijón Onírico en su mano mientras avanzaba hacia la Ciudad de las Lágrimas.

El viaje de regreso a la ciudad fue silencioso, salvo por el sonido constante de la lluvia que golpeaba las calles de piedra. Nox siguió las pistas que lo llevaron hasta una torre alta que se alzaba sobre los edificios. La estructura, aunque deteriorada por el tiempo, todavía emanaba una sensación de vigilancia, como si los ojos invisibles de Lurien aún estuvieran presentes.

Subió por una escalera en espiral, sus pasos resonando en la piedra húmeda. Cada nivel de la torre estaba adornado con pinturas y símbolos antiguos, representaciones del reino en su apogeo. Elyra, aunque no podía ver, escuchaba los ecos de los pasos de Nox y los susurros del viento a través de las ventanas rotas.

—Esta torre... parece haber sido importante en su tiempo. ¿Qué tan antiguo es este lugar, Nox? —preguntó.

—Tan antiguo como el reino mismo —respondió, su voz baja y distante.

Finalmente, llegó a la cima de la torre, donde una figura envuelta en energía onírica descansaba en el centro de la sala. Era Lurien el Vigilante, uno de los tres Soñadores. Su cuerpo estaba inmóvil, envuelto en un capullo de sueño, pero la fuerza de su presencia era innegable.

Nox levantó el Aguijón Onírico, sintiendo cómo vibraba en su mano.

—¿Estás seguro de esto, Nox? —preguntó Elyra, con un tono de preocupación.

—No hay otra manera —respondió, acercándose a Lurien.

Con un movimiento decidido, atravesó el capullo onírico con el Aguijón. La esencia de Lurien se desató en un destello brillante, y el Aguijón comenzó a absorberla, restaurando parte de su antiguo poder.

Justo cuando la esencia fue recolectada, un temblor sacudió la torre. Nox se tambaleó, buscando equilibrio mientras el suelo crujía bajo sus pies.

—¿Qué está pasando? —preguntó Elyra, alarmada al escuchar el ruido a través del collar.

Desde algún lugar distante, un grito desgarrador resonó por todo Hallownest. La intensidad del sonido hizo que Nox apretara los dientes, mientras Elyra jadeaba desde el collar.

—Ese sonido... —dijo Elyra, su voz temblorosa—. No... puede ser...

En el Templo del Huevo Negro, donde Caelum había sido sellado hace doce años, las cadenas que lo retenían comenzaron a vibrar. Una energía oscura se filtraba desde el interior del templo, y el sello de los Soñadores mostraba fisuras. El grito era una mezcla de furia y sufrimiento, una advertencia de que algo se estaba despertando.

Nox, aún tambaleándose por el temblor, se estabilizó y miró a su alrededor.

—Algo está cambiando. Algo... ha sido perturbado.

Elyra permaneció en silencio por un momento antes de hablar, su voz cargada de tristeza.

—Nox, creo que cada vez estamos más cerca de Caelum... pero temo que el precio será alto.

Nox no respondió, pero apretó con fuerza el Aguijón Onírico.

Cuando el temblor cesó, Nox descendió lentamente por la torre, con sus pensamientos pesados. Había cumplido su objetivo, pero el grito que escuchó lo perseguía.

—¿Es esto lo que esperaban los Soñadores? ¿Es lo que temían? —murmuró para sí mismo.

Elyra, aunque no podía ver, sintió el peso en las palabras de Nox.

—Solo podemos seguir adelante, Nox. Si esto nos lleva a Caelum, entonces tenemos que enfrentarlo, sin importar lo que venga.

Mientras regresaba a las calles de la Ciudad de las Lágrimas, Nox miró hacia el horizonte, donde el Templo del Huevo Negro se alzaba en la distancia. Las palabras de los Soñadores resonaban en su mente: "No nos despiertes."

Pero ahora, parecía que el despertar era inevitable.