Los días en Hallownest continuaban su curso con una calma renovada. La ciudad florecía como nunca antes: sus calles estaban llenas de vida, los mercados rebosaban de productos traídos desde tierras lejanas, y el eco del bullicio de los habitantes se extendía por cada rincón del reino.
Elyra y Caelum habían adoptado sus roles como protectores del reino, aunque los habitantes los llamaban Rey y Reina del Alba. Los días se llenaban de reuniones, decisiones y proyectos para mejorar Hallownest, pero aquella noche algo diferente inquietaba a Caelum.
Mientras Elyra dormía plácidamente, Caelum se levantó de la cama, su mente atrapada en pensamientos que no lograba silenciar. Caminó por los pasillos del Palacio del Alba, sus pasos resonando suavemente contra el mármol. Las antorchas titilaban con cada brisa, proyectando sombras danzantes en las paredes.
Había algo que no podía quitarse de la cabeza: la flor carmesí.
Aquella flor que Grimm había entregado a Elyra no era un simple obsequio. Caelum lo sentía en lo más profundo de su ser. Había algo antiguo, misterioso y peligroso en ese regalo. La flor ardía con una llama que no parecía de este mundo.
Finalmente, sus pasos lo llevaron hasta los jardines del palacio. Allí, bajo el cielo estrellado, se detuvo junto a una fuente de agua cristalina. Se inclinó sobre su reflejo y observó su propio rostro: los ojos dorados, la marca del sacrificio que había realizado en el pasado, y las cicatrices invisibles que aún cargaba en su alma.
—¿Aún dudas de tu lugar aquí? —La voz suave de Elyra lo sacó de sus pensamientos.
Caelum levantó la vista y vio a Elyra acercarse, envuelta en una capa ligera. La luz de la luna iluminaba su rostro, y sus ojos brillaban con una mezcla de ternura y preocupación.
—No es eso... —Caelum desvió la mirada hacia el agua—. Estoy preocupado. Por ti. Por Hallownest.
Elyra se acercó, tomando su mano.
—¿Por la flor?
Caelum asintió lentamente.
—Esa flor no es natural. Hay algo en ella que no pertenece a este mundo... Y ese tal Grimm... —Frunció el ceño—. Hay demasiadas preguntas sin respuesta. ¿Por qué está aquí? ¿Qué busca realmente?
Elyra lo miró en silencio durante un momento antes de hablar.
—Lo sé. También lo siento... Pero, Caelum, no podemos vivir siempre temiendo las sombras del pasado. Hallownest ya ha tenido suficientes pesadillas. Ahora es tiempo de construir un nuevo futuro.
Caelum apretó su mano, buscando consuelo en su toque.
—Y lo haremos. Pero si ese Grimm representa una amenaza, no permitiré que nada te ocurra. —La miró con intensidad—. Tú eres mi luz, Elyra. Si algo te pasara...
Elyra sonrió suavemente y colocó una mano en su mejilla.
—Nada me pasará. Porque tú estarás a mi lado.
Lejos de allí, en las afueras de Hallownest, las carpas rojizas de la Compañía del Grimm se alzaban como un espejismo bajo el cielo nocturno. Las llamas danzaban alrededor del campamento, iluminando las figuras de los artistas que practicaban sus actos: acróbatas, músicos y criaturas de formas extrañas.
En el centro de todo, sentado en un trono de terciopelo negro, estaba Grimm.
Su mirada se posó en la flor carmesí que sostenía en su mano. Los pétalos brillaban con una llama interna, como si llevaran consigo un fragmento del fuego eterno.
—La llama ha sido plantada... y ahora debe crecer. —Susurró, sus labios curvándose en una sonrisa enigmática.
Detrás de él, una figura alta y esquelética emergió de las sombras. Brumm, su fiel servidor y maestro del violín, se inclinó respetuosamente.
—Maestro, ¿cree que ellos aceptarán la llamada?
Grimm entrecerró los ojos, como si viera más allá del presente.
—El destino siempre encuentra su camino, Brumm. Y ellos... —Su sonrisa se amplió—. Ellos están más conectados a la llama de lo que creen.
Brumm asintió, aunque su expresión reflejaba cierta preocupación.
—Pero el rey... —Dudó un instante—. Caelum. Él fue el recipiente del sacrificio. Su alma ha tocado los confines del abismo. ¿No teme que pueda resistirse a la llamada?
Grimm soltó una suave carcajada, una melodía que resonó como un eco entre las carpas.
—La resistencia es parte del espectáculo. —Se levantó de su trono con un movimiento elegante—. Pero, al final, todos los caminos conducen al fuego.
A la mañana siguiente, Elyra decidió salir de nuevo a la ciudad. Quería investigar más sobre la Compañía del Grimm y sus intenciones. Mientras caminaba por las calles, notó que algo había cambiado en el ambiente.
La gente hablaba en susurros.
Las noticias sobre la llegada del misterioso circo se habían esparcido como pólvora. Algunos lo veían con curiosidad, otros con temor. Pero todos coincidían en que había algo fascinante y peligroso en aquella caravana.
De repente, Elyra sintió una presencia familiar.
—Ah, mi querida dama. —La voz de Grimm resonó como una melodía suave, y al girarse, Elyra lo vio de pie junto a un puesto de flores, observándola con una sonrisa elegante.
Grimm se inclinó en una reverencia teatral, su capa roja ondeando a su alrededor como si fuera una llama viva.
—Nos volvemos a encontrar.
Elyra mantuvo la compostura, aunque no pudo evitar sentir un escalofrío recorrer su espalda.
—Grimm.
—Espero que la flor aún esté en buen estado. —Grimm hizo un gesto hacia ella—. Es un símbolo de nuestra conexión. Un recordatorio de que las llamas del destino nunca se apagan.
Elyra lo miró fijamente.
—¿Qué es lo que realmente buscas aquí, Grimm?
Grimm sonrió, sus ojos brillando con una intensidad inquietante.
—Busco lo mismo que siempre he buscado. La llama eterna. Pero no te preocupes, mi querida dama... —Se inclinó un poco más cerca—. El espectáculo aún no ha comenzado.
Y con esas palabras, Grimm desapareció entre la multitud, dejando a Elyra con más preguntas que respuestas.
Cuando Elyra regresó al Palacio del Alba, encontró a Caelum revisando mapas en la biblioteca. Al verla entrar, dejó lo que estaba haciendo y se acercó a ella.
—¿Alguna noticia?
Elyra asintió.
—Lo vi. Grimm.
Caelum tensó la mandíbula.
—¿Y?
—Dice que el espectáculo aún no ha comenzado. —Elyra lo miró con seriedad—. Pero algo me dice que nosotros seremos parte de él.
Caelum apretó los puños.
—Entonces estaremos preparados. Si ese circo es una amenaza para Hallownest, no permitiré que prospere.
Elyra colocó una mano sobre su hombro.
—No estamos solos en esto, Caelum. Pase lo que pase, lo enfrentaremos juntos.
Caelum la miró con intensidad.
—Juntos.
Pero mientras pronunciaba esa palabra, en lo más profundo de su ser, una sombra de duda se alzó. El fuego y las sombras del pasado nunca desaparecen del todo... y las llamas del destino estaban comenzando a arder una vez más.

ESTÁS LEYENDO
Hollow Knight - La Última Guardiana T1 y T2
FanfictionEste fanfic toma inspiración del universo de Hollow Knight, pero no sigue el lore oficial del juego. Aquí, la Vasija Pura será llamada Caelum, y Elyra será el nombre de la protagonista. Los eventos y detalles de los personajes han sido reimaginados...