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DRABBLE WIGETTA: WE MISS YOU

Acababa de publicar una foto en Instagram con Frank para mostrarle a mis seguidores que ya estábamos juntos, que por primera vez había ido a mi amigo a su pueblo. Tres minutos más tarde una notificación sonó en mi móvil, Willy apenas había tardado en contestar... lo echaba tanto de menos. Contesté con un "We miss you" aunque lo que realmente hubiese querido escribir sería "I miss you"; no porque Frank no eche de menos a Willy, sino porque la forma en la que yo lo echo de menos es muy distinta a la suya.

Despertar cada día y que no esté a mi lado, no poder acariciarlo cada mañana o no poder reír junto a él estaba siendo mucho más duro de lo que pensé. Claro que hablábamos por Skype todos los días e intentábamos que esas llamadas fuesen eternas, pero la diferencia horaria nos impedía que fuesen tan largas como deseábamos. Lo peor de todo es que ahora que estaba aquí de vacaciones sería imposible hablar con él por Skype, no solo porque estaba en casa de Frank, sino porque además él estaba con su familia en Los Ángeles.

Un mensaje me llegó a Line al poco de haber seguido tweeteando: "¿Estás libre esta noche?" me preguntaba Willy. "Estoy libre cuando tú lo necesites" le contesté sin pensarlo. Buscaría la forma de escabullirme de Frank para tener unos minutos de intimidad con aquel chinito que me había robado el corazón. "Entonces nos vemos en Skype a la 1 de España, las 4 de aquí". Me limité a contestar un "Ok" cuando en mi interior estaba rebosando de alegría.

— Tío, ¿te pasa algo? — me preguntó Frank de repente. Me estaba mirando alucinado, y es que mis manos estaban temblando de una forma demasiado llamativa.

— Sí, sí. Bueno, hoy nos iremos a dormir tempranito para mañana ir a la playa pronto, ¿no? — le pregunté con ojos suplicantes.

— De eso nada parguela, hoy no se duerme, que tenemos que probar Karmaland y grabar gameplays — y eso quería decir que me quedaría sin hablar con Willy aquella noche.

— Pero... — intenté hacerle cambiar de opinión pero me interrumpió.

— Nada de peros, venga vamos a cenar las pizzas, que se van a enfriar — dijo señalando a las mismas, las cuales las acababa de traer el repartidor.

Cenamos más callado de lo normal. Abel y Frank no paraban de bromear mientras que yo me limitaba a sonreír de vez en cuando y a comer. Fueron pasando las horas y los dos seguían riendo y haciendo el tonto... ya casi era la una y no iba a poder hablar con Willy de ninguna forma. Frank se excusó un momento para ir al baño y me quedé hablando con Abel sobre coches, aunque esa desde luego no era la conversación que me hubiese gustado mantener en ese momento.

— Vegetta, ve yendo a mi habitación y enciende el ordenador, que nosotros ahora iremos — me dijo Frank a su regreso. Así que encima me tocaba a mí prepararlo todo para que jugásemos.

Cuando llegué a la habitación de Frank el ordenador ya estaba encendido, cuando di un paso más y me puse frente a la pantalla, pude ver que había una llamada de Skype abierta. Cuando estuve lo suficientemente cerca, pude ver los ojos rasgados y los mofletes de la persona a la que más echaba de menos.

— Te he echado de menos, cariño.

— Y yo a ti, amor.