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DRABBLE WIGETTA: FELIZ SAN VALENTÍN

“Buenos días, feliz San Valentín" no, demasiado cutre.

”Feliz San Valentín amor mío" no, demasiado cursi.

”Feliz San Valentín tío" no, ¿pero qué te pasa Samuel? Creía que eras más original.

Acabamos de dormir juntos, no es normal que dude tanto en qué decirle. Solo de pensar en todo lo que hicimos esta noche bajo las sábanas un enorme escalofrío me recorre toda la espalda. Cómo nos deseamos, las cosas que estamos dispuestos a hacer el uno por el otro… nunca pensé que iba a poder estar tan enamorado de alguien, no creía que fuese posible.

Terminé de colocar las cosas en la bandeja, asegurándome de que no faltase nada: las fresitas con chocolate que ayer había comprado Willy, un chocolate caliente para cada uno, unas galletitas Dinosaurus que guardábamos para ocasiones especiales… ¡Ay sí! Casi lo olvidaba, mi regalo. Un pin de una tortuga muy bonito, que me había recordado a él en cuanto lo vi.

Ahora ya sí, todo estaba listo, era hora de entrar en su habitación.

― Feliz día de San Valentín, chiqui ― le dije finalmente.

― Feliz día que vamos a pasar los dos juntos, ― se acercó para besarme con tan mala suerte que golpeó la bandeja y consiguió con ello derramar el contenido de las dos tazas de chocolate caliente sobre mí.

― ¡Ay! ― grité e involuntariamente me alejé. Todo el contenido ardiente ahora estaba sobre mis pantalones del pijama.

― L-lo siento ― se disculpó. ― Si es que siempre soy un patoso, hasta en un día como hoy.

― No peque, no te disculpes, no pasa nada ― me quité el pantalón mojado y me quedé en boxers. ― Además tengo una sorpresita para ti.

Cogí la pequeña cajita de la bandeja para entregársela. Quitó bruscamente el papel que la envolvía y levantó lentamente la tapa. Sus ojitos rasgados se iluminaron al momento.

― Pero Vegetta, no tenías por qué molestarte. Además yo no he podido comprarte nada… soy un novio horrible ― era tan tierno poniendo esa carita de culpable.

― Tu mera compañía es el mayor regalo que me puedes brindar Willy. Tú eres la razón de mi felicidad ― había formas de ser cursi y luego estaba yo declarándome a Willy.

― Te amo demasiado Samuel.

― Pero no más que yo a ti, Guillemo.