DRABBLE RUBIREX: DAME LA MANO

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Guillermo tenía cinco años y era un niño tímido y tranquilo. Tenía algunos amigos en el colegio, pero casi nunca solía quedar con ellos. Un día fue a la feria que hacían cerca del barrio donde vivía, junto con su madre. La madre, una mujer de unos veintinueve años, pero mantenía una vitalidad más propia de los dieciocho. Era increíble como estaba tan alegre día tras día, aun teniendo que cuidar de Guille a todas horas y estar embarazada de su futura hermanita. Por su parte, su marido era un hombre de negocios, que pasaba la mayor parte del tiempo viajando, por lo que Guillermo solamente tenía a su madre como figura de apoyo.

Una vez en la feria, dieron los dos una vuelta por todos los puestos sin que el menor soltase la mano de su madre en ningún momento. Pero cuando Guille vio un puesto de globos y, entre los mismos, a un delfín, salió corriendo sin importarle nada, dejando atrás a su madre. Los delfines siempre le habían llamado la atención a Guille, ver cómo se desenvolvían en el agua era mágico para él. Cuando iban de visita al zoológico siempre se quedaba mirándolos y apenas recorría alguna sección más, además de la marina.

Finalmente miró atrás buscando a su madre cuando se dio cuenta de que no tenía dinero para pagar su globo. Por más que miraba entre la multitud no la encontraba, sus nervios aumentaban cada segundo que pasaba y ya casi no podía reprimir las ganas de llorar. De pronto, ante sus ojos, vio como el globo del delfín desaparecía del montón en el que se encontraba junto al resto e iba a parar a las manos de otro niño algo mayor que él. Este niño era Rubén, uno de los compañeros de colegio de Guille, que tenía tres años más que él y al que había visto casi todos los días en el recreo. Rubén era un niño carismático y travieso, que nunca estaba quieto. Se acercó a Guillermo para saludarlo, pero este le dirigió una mirada de odio y finalmente acabó llorando por la impotencia que sentía en aquel momento.

― ¿Qué te pasa Guille? ¿Por qué estas triste? ― le pregunto Rubén y es que, aunque solo tuviese ocho años y fuese muy revoltoso, sabía muy bien cómo reaccionar en las situaciones serias. Era mucho más maduro que el resto de sus compañeros de clase.

― E-es que yo q-quería ese globo ― dijo tartamudeando por culpa de los sollozos, ― y… y encima me he perdido y no sé dónde está mi mamá ― alcanzó a decir antes de romper otra vez a llorar.

― Ya no llores más, ¡toma! ― dijo mientras le cedía el globo y lo ataba a la muñeca del menor para que no lo perdiese, ― y ahora vamos a buscar a tu mamá, ¿vale? Dame la mano.
Rubén le tendió la mano a Guille, y este la apretó con fuerza. En ese contacto entre sus manos, ambos se dieron cuenta de que podían confiar plenamente el uno en el otro. A partir de ese día, Rubén siempre defendería a Guille, y el menor nunca abandonaría por nadie al mayor. Así fue como nació esta bonita amistad.

Drabbles | Wigetta, Wigettali-A, Witaxx, Rubirex, Luzana & más WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora