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DRABBLE WIGETTA: MIEDO A PERDERTE

¿Le importo? ¿Me quiere realmente? ¿Simplemente soy un entretenimiento para él hasta que encuentre a alguien mejor? ¿Por qué últimamente está tan distante? ¿Es por mi culpa? ¿He cometido algún error? ¿Va a irse? ¿Va a dejarme solo?

Esta semana no he llegado a dormir más de tres horas en total. Los miedos me atacan en la noche, cuando mis barreras mentales, que han mantenido estos pensamientos lejos de mí durante el día, son más débiles. Sé que debería hablar con él, que debería aclarar todas mis dudas, pero no me atrevo. No soy lo suficientemente fuerte para aguantar su rechazo. No podría superarlo, ahora él es mi vida. Si llegase a irse, si llegase a abandonarme no podría continuar adelante. El dolor me atraparía y no me dejaría escapar.

Las noches se han convertido en el momento del día donde el dolor y el sufrimiento me invaden, donde todos mis miedos me atacan. Si llego a conciliar el sueño en algún momento, me despierto en menos de una hora entre gritos y sollozos por la pesadilla que haya tenido. Esta pesadilla siempre le tiene a él como protagonista y jamás tiene un final feliz. Tengo miedo de que lleguen a convertirse en realidad. No paro de dar vueltas en la cama y más preguntas llegan a mi mente. Me levanto y voy hasta el baño para lavarme la cara con agua fría, quizá así consiga que todas estas inquietudes que me persiguen desaparezcan. Me quedo mirándome en el espejo y me pregunto qué está mal conmigo mismo. ¿En qué momento las cosas llegaron a estar tan mal? He dejado que las dudas me devoren por dentro.

Si me paro a pensarlo, mi vida ahora no vale nada. Me daría igual perderle o seguir estando como ahora, al fin y al cabo seguiría estando igual de solo. Entré a su cuarto, estaba dormido plácidamente, parecía un angelito. Me acerqué y lo desperté, esta noche saldría de dudas, esta noche terminaría mi sufrimiento con aquellos miedos. Puede que llegase un nuevo sufrimiento más grande que el anterior o puede que finalmente consiguiese ser feliz.

― ¿Qué haces aquí a estas horas? ― me dijo aún medio dormido.

― Tenemos que hablar. Necesito que me digas que es lo que sientes realmente por mí. Sea lo que sea, quiero saberlo.

― ¿A qué te refieres? Yo te amo. Estas últimas semanas me has tenido muy preocupado, estabas tan distante.

― Yo pensé que... que me ibas a dejar ― mis lágrimas comenzaron a caer. No puedo creer que me haya alejado tanto de él sin razón alguna.

― No llores, ven aquí ― me hizo recostarme con él en la cama y me abrazó con fuerza. ― Durmamos juntos, como en los viejos tiempos ― y nuestros labios se unieron en largo, dulce y tierno beso.

A veces nuestros miedos nos alejan de las personas a las que más queremos.