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DRABBLE WIGETTA: MI DIARIO SECRETO

1 de diciembre de 2014 | Día 209

Querido diario:

Hoy ha sido un día especial, al igual que los últimos 208 días que llevábamos en Los Ángeles viviendo juntos. Hemos ido a uno de los centros comerciales cercanos a nuestra casa en busca de decoración navideña. Después de tardar más de dos horas en recorrernos cada uno de los pasillos repletos de árboles y accesorios para el mismo, nos decidimos por un abeto sintético bastante pequeño y una decoración de color morada y azul, nuestros colores favoritos. Nuestra casa ya estaba bastante adecuada a nuestros gustos con pequeños detalles que habíamos comprado, cómo mis posters de películas, mis peluchitos o los juguetes de Vegetta; pero ahora, con el nuevo ambiente navideño en casa, se respiraba más paz en casa.

― ¡¡¡VEGETTA DEVUÉLVEME ESO!!! ¡DÁMELO! NO PUEDES ENTRAR COMO SI NADA EN MI HABITACIÓN ― intenté por todos los medios posibles alcanzar mi pequeño diario que mi compañero de piso sostenía de manera que fuese inalcanzable para mí. Por más que saltaba encima de él no conseguía arrebatárselo.

― ¿Pero no éramos compañeros de cuarto? Claro que puedo entrar cuando quiera en tu habitación, puedo entrar a hacer lo que quiera ― ya lo creo que hacía lo que quería, ahora pretendía llevar a cabo su voluntad y que nos acostásemos, pero no señor, primero me tenía que devolver lo que era mío.

― ¡No! ¡Para! Primero me lo das, que quiero guardarlo ― le repliqué intentando zafarme de su fuerte agarre a mis muñecas a modo de esposas, pero fue inútil.

― ¿Qué has llegado a escribir para comportarte de esta forma? ― me preguntó.

― Pues cosas privadas Vegetta… ― todas nuestras aventuras estaban redactadas en aquel pequeño libro que ahora mismo él sostenía en sus manos. Lo último que quería es que leyese mis pensamientos u opiniones acerca de aquellos sucesos.

― ¿Ah sí? ¿Qué puede ser tan privado? ¿A caso me estás siendo infiel? ― ¿en serio me estaba preguntando aquello?

― ¿QUÉ? ¿Pero tú estás tonto? Sabes perfectamente que tú eres el único en mi vida en estos momentos.

― Entonces no veo ningún problema en leer esto… ― intenté de nuevo arrebatárselo pero de nuevo fracasé. ― Veamos… ― carraspeó fuertemente, como si de una lectura clásica se tratase ― 20 de agosto de 2014, querido diario, hoy ha sido la noche más mágica que he vivido hasta ahora. Hemos hecho cosas que nunca antes habría imaginado y que me ha encantado experimentar… ― poco a poco fue disminuyendo su tono de voz hasta finalmente enmudecer.

― Vegetta… ― me preocupó que continuase mirándome fijamente, agarrándome por las muñecas, pero sin pronunciar palabra alguna.

― Tengo que informarte de que mañana vas a tener que escribir muchas novedades en este diario ― lo lanzó contra la pared y se dispuso a hacerme experimentar todas aquellas cosas que mañana tendría que redactar…