Capítulo VII: 'No te vuelvas acercar a mí...¿vale?'

802 52 0
                                    

No podía creer que quisiera hablar conmigo después de todo, los nervios me comían y el corazón no me dejaba de bombear. Cada vez que nuestras miradas conectaban, saltaban chispas y todo el mundo lo notaba.

-Os dejamos solos para que podáis hablar-dijo Max con una sonrisa.

Se despidieron y comenzaron a caminar hacia la pista de baile y se perdieron entre la gente. Entonces me di cuenta de que nos habíamos quedado solos, él y yo con mil y una cosa que decirnos, con cien más que demostrar y con un millón por pensar.

El silencio era incómodo, no era como los que teníamos antes, que los hacíamos nuestros y no decían nada pero lo decían todo. Como ninguno de los dos se atrevía a hablar volví a sentarme y a meter los pies en el agua bajo su penetrante mirada y él hizo lo mismo.

-Estas distinta...-dijo mirándome.

-¿Eso es bueno o malo?-pregunté mirando al agua.

-Ni yo lo sé...-dijo triste.

-No hace falta que finjas conmigo, se todo lo que ha pasado...-dije mirando sus ojos.

-Si lo sabías... ¿por qué no volviste?-preguntó serio.

-Cuando estaba en Nueva York no lo sabía, me enteré hace dos días al volver, me lo contó Ana...-dije nerviosa.

-Nunca pensé que hicieras lo que hiciste...te convertiste en la persona más egoísta de este planeta...-dijo enfadado.

-Habla el que si no es porque me lo cuentan, no me entero de que se va a ir a la otra punta del país...-reproché.

-Pero yo te necesitaba, Ainhoa, perdí a las dos mujeres de mi vida...-dijo llorando.

-¿Y crees que desde que llegué no me he arrepentido mil y una vez de no haber cogido un teléfono y preguntar qué tal iban las cosas?-dije yo ahora rota.

-¿Por qué no quisiste saber nada de nadie?-preguntó.

-Porque todo me recordaba a ti, necesitaba cambiar de aires...necesitaba una nueva vida, lejos de aquí...-dije llorando.

-No me entra en la cabeza que hayas podido dormir tranquila sin saber que era de tu familia, de tus amigos...de mí-dijo poniéndose de pie.

-Habré sido una egoísta de mierda, pero no ha habido ni un puto segundo que no haya dejado de pensar en ti...-dije también de pie-Si hubieras venido al aeropuerto y me hubieras dicho quédate no lo habría dudado...-dije agachando la cabeza.

-Yo estuve allí...-dijo haciendo que lo mirara.

-¿Eras tú, verdad?-dije sorprendida.

-Sí, tú me vistes...

-Creo que aquí no he sido la única que ha hecho las cosas mal ¿sabes?, porque tú fuiste un cobarde que ni se atrevió a intentarlo de nuevo allí...-dije enfadada.

-Yo también me arrepentí por eso pero creí que tú volverías pronto y no sé...-dijo sin saber que decir.

-Esto es genial...-dije irónica- yo era la que tenía que volver para que las cosas se arreglarán ¿no?

-Tú eras la que se iba, yo nunca me fui...-dijo nostálgico.

-¿Y yo qué iba a saber?-pregunté dolida.

-Creo que es mejor dejar de darle vuelta a la mierda...a lo hecho pecho...-dijo con la mirada triste.

-No se puede volver atrás...

-Solo te digo una cosa...-dijo pensativo- Yo no soy el que era, y quiero que sepas que el concepto que tenía de ti, se fue con el amor que te tenia...-dijo mirando mis ojos con rabia- Me olvidé de ti, igual que tú hiciste conmigo...no siento nada por ti...-dijo haciendo que mi corazón se rompiera por momentos.

Me quedé unos minutos asimilando lo que me había dicho y pensando en que debía respondedle.

-Yo tampoco soy la Ainhoa que conociste, la que te perdonaba una y otra vez...-dije mirando sus ojos con la poca fuerza que me quedaba- y es lo mejor que has hecho, odiarme, prefiero eso a que me estés mintiendo...y siento decirte que yo también lo hice...-dije y él no entendía a lo que me refería...-olvidarte, digo...

-Me alegro...y solo quiero decirte algo...-dijo acercándose a mí.

-¿Qué?-dije mirando sus ojos y poniéndome nerviosa por su cercanía.

-No te vuelvas acercar a mí... ¿vale?-dijo mirando mis ojos.

-Ten claro que no lo haré...-dije haciéndome la fuerte.

Después de mis palabras, paso por mi lado, embriagándome con su colonia que tantas veces había dicho que adoraba, entonces me di cuenta que necesitaba decirle una última cosa.

-Eric...-lo llamé.

-¿Qué?-dijo mirándome.

-Siento lo de tú mamá...-dije mirando sus ojos, él solo asintió.

Después me volvió a dejar sola como tantas veces había hecho. No pude aguantar la presión que hacia mi corazón en mi pecho y me rompí, me rompí en lágrimas que declaraban toda la verdad que no le había dicho por ser una orgullosa de mierda y no dejar que sus palabras me pudieran.

Y si he dicho mil veces que me he hecho más fuerte con la distancia, y lo he hecho pero no tanto como para decirle todo lo que he dicho sintiéndolo y menos a él...a la persona que más amé.

***

Ya en mi cama no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado, en la conversación... en él. Mirando el techo llegaban las imágenes de nuestro encuentro y el sueño no llegaba a mí.

No era el mismo pero a la vez sí lo era, estaba más hermoso que nunca, puede que hubiera cambiado en su manera de ser pero físicamente también lo había hecho. Estaba más alto, su voz era más roca y estaba más moreno. Vestía diferente, usaba pitillos apretados, camiseta de tirantes blancas y su chaqueta de cuero negra siempre encima. Podría haber cambiado todo eso pero su mirada seguía siendo la misma, sus ojos seguían siendo igual de cautivadores que años atrás y su mirada seguía siendo igual de transparente.

Se había vuelto alguien frió, con miedo a querer y sobre todo la soledad se había apoderado de él y eso no me gustaba porque el Eric del que alguna vez me enamoré se había esfumado y yo no quería creerlo.

Ana me había contado que se había vuelto un mujeriego, que estaba con una cada noche y que cuando le daban lo que querían no las volvía a llamar y eso me preocupaba porque podría llegar alguna que le hiciera sentir lo que yo alguna vez creo que le hice sentir. Y no quería, puede sonar egoísta pero él siempre será mío y así lo siento...

-Deja de pensar en él...-dijo Ana despertando.

-No puedo...-dije triste- Me ha dicho que no quiere saber nada de mí...

-No te das cuenta ¿verdad?-preguntó sonriendo- Lo hace aposta porque sabe que si te vuelves a acercar a él volverá a sentir lo que cree que está enterrado, porque tú lo hacer poner los pies en la tierra, tú haces que vuelva a ser él y amiga, él lo sabe...-dijo tomando mi mano.

-Pues hoy ha demostrado lo contrario...

-Puede decir misa, ¿has mirado sus ojos cuando te hablaba?-preguntó y yo asentí- Esa es la clave, es su punto débil...

-¿Y de quién me fió?... ¿De sus palabras o del amor que muestra su mirada?

CONTINUARÁ...

La casualidad más bonita de mi vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora