Capítulo XVIII: 'Las personas cambian...'

758 55 4
                                    

-No me puedes hacer eso Ainhoa, no puedes separarte de ti cuando no haces más rondar por mi alrededor...-dije mirándola a los ojos.

-Yo habría dado todo por ti Eric pero fuiste un idiota que preferiste poner una vez más tu orgullo por delante de todo esto...-dijo recogiendo sus cosas.

-Pero pensé que tú estarías ahí siempre...-dije agachando la cabeza.

-Ese es el problema que una vez lo estuve pero ya no lo estoy, si quieres a alguien tienes que luchar por esa persona...-dijo tomando mi mentón para que la mirara.

-¿A dónde vas?-pregunté mientras salía por la puerta.

-He quedado con Dani...-dijo haciendo romper mi corazón.

-¿Otra vez con ese?-dije de mala hostia.

-Sí, a lo mejor con él encuentro lo que no encontré contigo...paz-dijo mientras se escuchaba el pitido de un coche en la calle.

Y salió de mi casa sin despedirse, no puede evitar asomarme por la ventana y ver como se subía en el coche de ese gilipollas que estaba intentado quitármela, si no lo había conseguido ya. Le sonreía como me sonreía a mi hasta hace poco y eso me mataba porque un día fui el dueño de esas sonrisas y ahora soy el culpable de que no estén en mi vida.

Ojalá estuviera aquí mi madre para aconsejarme y decirme lo que tenía que hacer y dejar de ser un idiota que contra más hablaba más la alejaba de mi y eso es lo que menos quería, porque tenerla lejos suponía volver a ser la misma mierda y no quería, no quería sentir otra vez esa opresión en el pecho que tanto me mataba, esas ganas de morirme y no volver más porque todo lo que ocurría en este mundo era tóxico si ella no estaba en él para hacerlo un poquito mejor.

Ella era mi poder y no querer, era mis noches pero también el sol de mis días y sabia que a la larga me arrepentiría de todo lo que hecho para alejarla de mí porque sabía que cualquiera se podría enamorar de ella, del ser más hermoso que Dios había creado y aún así seguía cagándola, seguía incumpliendo la promesa que le hice a mi madre pero lo peor de todo le seguía fallando a mi corazón.

***

Llevaba una semana sin hablar con Eric y eso que él cada vez que tenía la oportunidad lo intentaba pero yo ponía motivos para no seguirle porque sabía que si lo hacia volvería a caer en este sucio juego que tanto daño me ha causado.

Iba de camino a la fiesta del cumpleaños de Max, sabía que él estaría ahí por eso estaba tan nerviosa. Íbamos a estar todos hasta Dani que se había integrado muy bien en el grupo y no sé por qué sabía que iba a ser una noche ajetreada pero quería disfrutar después de tanto llorar estos días quiero tener un día de felicidad con mis amigos, que es lo único que me queda para seguir este camino.

Me puse un mono largo, rojo con el pantalón de campana y unos tacones negros que ya estaban haciendo la función de que mis pies dolieran.

Entré en el recinto donde era la fiesta, era en la piscina donde me encontré por primera vez con Eric.

Había muchísima gente, y tuve que hacerme hueco para ir entrando por el montón de gente que había, estas cosas me agobiaban un montón, hasta que choqué con una chica que reconocería toda mi vida, esa mirada color gris y ese pelo rubio platino, Laura.

-¿Ainhoa?-preguntó ella extrañada.

-Hola Laura-dije sonriendo.

-No sabía que habías vuelto...-dijo mirándome de arriba abajo.

-Volví hace un mes o así...-dije nerviosa.

-¿Podemos ir a un sitio más tranquilo a hablar?-preguntó nerviosa.

-Claro...-dije sonriendo.

Caminamos unos minutos hasta que llegamos a unas mesas que había cerca de la piscina y nos sentamos mientras pedimos unos refrescos al camarero.

-¿Qué tal te ha ido todo?-preguntó bebiendo de su bebida.

-Muy bien, no me puedo quejar...-dije recordando todo lo que había vivido.

-Se nota que has cambiado, estas preciosa...-dijo sorprendiéndome.

-La Laura que yo conocí, no me diría esas cosas... ¿puedo fiarme?-pregunté graciosamente.

-Claro que puedes fiarte, esa Laura era una niña inmadura y obsesionada con algo que no podía ser...-dijo sonriendo.

-¿Y tú que tal has estado?-pregunté mirando lo hermosa que se había puesto.

-Supongo que bien, aunque han sido unos años de muchos cambios...pero por fin encontré a ese chico que me quiso con mis maldades...-dijo riendo.

-¿Álvaro, verdad?-pregunté con curiosidad.

-¿Cómo lo sabes?-preguntó sorprendida.

-Cuando dos personas se gustan, sus miradas son el reflejo de ese sentimiento y vosotros lo hacíais, solo que tú estabas encaprichada de Eric...-narré.

-Eso es verdad...-dijo tomando mi mano-¿Qué ha pasado con él?-preguntó apretando mi mano.

-Lo que tenía que pasar, no estamos juntos...ni creo que lo esteraremos-dije con la mirada brillante.

-Ese chico se ha convertido en un idiota, pero sé que cuando tú estás junto a él eso cambia-dijo mirando al frente.

-Yo también creía eso, pero un día estamos bien y veinte mal...y yo no quiero pasar por la pesadilla que pasé durante años-dije agachando la cabeza.

-Déjame decirte algo...-dijo tomando mi mentón- Volveréis a estar juntos, vuestro amor es más fuerte que todo el odio del mundo, que todas las guerras, que todos los obstáculos...ten esperanza, a todos nos llega la felicidad tarde o temprano-dijo sorprendiéndome en lo que los años la habían convertido.

-Muchas gracias Laura...-dije agradecida.

-Perdóname, perdóname por todo lo que os hice y te hice sobre todo, no sabes lo que me ha pesado todo este tiempo...-dijo arrepentida.

-Estas perdonada, las personas cambian y tú lo has hecho...-dije sonriendo.

-¿Has venido sola?-preguntó ella.

-Sí pero estaba buscando a Ana y compañía... ¿me ayudas a buscarlos?-pregunté levantándome.

-Sí, vamos...-dijo dejando el dinero de lo que nos habíamos tomado.

Cuando me iba a girar, choqué con alguien y por la altura de mis tacones casi caigo al suelo. Pero esos brazos rodearon mi cintura haciéndome sentir nerviosa porque conocía ese tacto. Miré hacia arriba y pude encontrarme con esos ojos color café que tantas noches me habían hecho pasar en vela.

CONTINUARÁ...

La casualidad más bonita de mi vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora