Acababa de acabar el concierto y me encontraba en mi camerino pensando en todo lo que había vivido esa noche pero sobre todo esos días.
Bailar era maravilloso pero hacerlo en tu país, en tu casa y sobre todo para los tuyos hacia que ese increíble don que había descubierto en mí me hiciera sentir mejor persona.
Estaba cambiándome porque habíamos decidido salir después del concierto a tomar algo a alguna discoteca del centro de Madrid.
Ana, Max y Eric nos esperarían en la entrada de la discoteca a Sonia y a mí que también estaba encantada con el plan.
No sé porque pero estaba nerviosa, sentía que esta noche iba a ser distinta y que sobre todo me iba a traer algún que otro dolor de cabeza. Por otro lado, tenía la sensación de que iba a ser mi noche y de que no iba a dejar que nada ni nadie lo empañara por eso había elegido un outfit apropiado para la ocasión.
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-Quien me iba a decir que la niña seria y triste que llegó a Nueva York hace tres años iba a vestir así de atrevida...-dijo Sonia mirándome de arriba abajo.
-¿No te gusta?-pregunté seria.
-No...-dijo sin mirarme- Me encanta...me encanta que esa niña haya salido de todo los obstáculos que la vida le puso, me encanta que hayas aprendido a ser tú y no tener que cambiar por los demás, me gusta que te hayas convertido en una mujer...-dijo acercándose a mí.
-Sigo siendo una niña que no sabe lo que quiere...-dije pensando en lo que me había propuesto Eric.
-No, eres una mujer que le da miedo a que le vuelvan a romper el corazón...-dijo cogiendo mi mano- Y eso no es malo Ainhoa, porque si tienes miedo es porque todavía hay algo pero tienes que averiguar si ese algo es lo suficientemente grande para dejar todo por él...-dijo haciéndome sentir que no todo estaba perdido.
-Gracias por tener siempre respuestas para todo...-dije abrazándola.
-Anda vamos, que hoy las que vamos a romper corazones somos nosotras...-dijo abriéndome la puerta para salir hacia la discoteca.
