Capítulo XV: 'Nada es imposible si se trata de ti...'

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Y esa respuesta aunque no lo creíais movió algo dentro de mí, no sé si fue todo el amor que sentía hacia él o todo el odio que tenía adentro por haberme hecho sentir culpable de todo lo que paso cuando yo no estuve aquí.

Era una pequeña esperanza que se había encendido dentro de mí, que por más que quisiera no podía apagarla y es que no sabéis lo bonito que es pensar en un futuro, en un futuro juntos, él y yo y lo que la vida nos tenga preparado.

Pero en ese entonces parecía que no era el momento, parecía que nuestras vidas se basaban en un constante seguir esperando y eso me cansaba porque por una puta vez quería ser feliz, pero no sólo feliz, quería ser feliz de verdad.

-¿En qué piensas, cariño?-preguntó mi abuela mientras amasaba la masa de un pastel.

-En nada abuela, solo que estaba despistada...-dije volviendo a la realidad.

-A mi no me engañas, recuérdalo...-dijo mi abuela sonriendo- Todavía recuerdo cuando eras pequeña y no parabas de hablarme de él...-dijo mi abuela adivinando el motivo de mi preocupación.

-En esa época era todo tan fácil... ¿por qué ahora no lo es?-dije suspirando.

-Porque lo fácil no vale la pena, lo difícil si porque tienes que luchar por ello...-dijo mi abuela tomando mi mano.

-Estoy tan cansada de luchar, todo lo que hago lo hago pensando en él y no en mí...abuela no sabes lo que duele no tenerle como quiero...-dije con la mirada brillante.

-Lucha por él, una vez él lo tuvo que hacer por ti...-dijo haciéndome recapacitar- recuerda todo lo que vivisteis en Valencia, él quiso volver a ser el niño del que te enamoraste y lo consiguió, haz tú que el vuelva a ser el chico que moría por estar en los brazos de su chica...-dijo mi abuela metiendo el pastel al horno.

-Pero... ¿Cómo quito ese rencor y ese odio por vivir que tiene?-pregunté esperando una respuesta.

-Volviendo abrir su corazón...-dijo mi abuela sentándose a mi lado.

-Me da mucho miedo volver a pasar por todo lo que pase...-dije preocupada- me da miedo no intentarlo y quedarme con la duda, me da miedo que aparezca alguien que le haga ver de otra manera las cosas, me da miedo acercarme y no poder llegar a él...-dije tocándome el pelo nerviosa.

-Inténtalo, Ainhoa, cariño, cáete las veces que sean necesarias para darte cuenta de si vale la pena o no, todo el mundo tarde o temprano vuelve a levantarse...-dijo tomando mi mentón.

-Gracias abuela, no sé qué haría sin ti...-dije abrazándola.

-Seguro que harías lo correcto, eres una chica valiente...cualquier persona no coge un avión y se va sin conocer a nadie a un país lejano...-dijo mi abuela mientras sacaba el pastel del horno.

-En parte ese lugar me salvó de haber caído en un pozo sin fondo...-dije limpiando las lágrimas que se habían escapado.

-Y para empezar vamos a endulzarle la vida a ese chico, toma llévales un trozo de pastel...-dijo mi abuela cortando dichos trozos.

-Gracias...-dije cogiendo mi bolso y dándole un beso en la frente.

-Haz que valga la pena, Ainhoa...

***

Hoy era mi día libre, por eso no estaba aquí en casa de Eric. Estaba muy nerviosa porque nunca sabía cómo iba a reaccionar ante mi presencia, se había vuelto una persona tan impredecible que me daba miedo cagarla con él.

Llamé a la puerta y no tardaron en abrir.

-¡Hola Ainhoa!-dijo César lanzándose a mis brazos.

La casualidad más bonita de mi vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora