CAPÍTULO XVI: 'Siempre me quedaré si se trata de ti...'

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No podía reaccionar, no podía dirigirle la palabra a esa chica que me estaba mirando de arriba abajo. Y es que solo el saber que habían quedado me dolía, me dolía saber que él podía intentarlo con alguien que no fuera yo, que quería olvidarme.

Pero lo que más dolía es que hace apenas cinco minutos me estaba hablando de un posible nosotros, de nuestras historia...de que quizás esa rota historia tenía salvación.

Y es que con Eric era así, no sabía cómo iba a comportarse nunca y esta vez él que me había fallado era él, no yo por una vez no me sentía la culpable de todo esto, por una vez sentía que yo aquí era la victimas, y sí, era la victima de su amor.

-¿Vas a quedarte ahí parada o vas a llamarle?-dijo mirando mis ojos.

-Perdona, estaba pensando en otra cosa...-dije agachando la cabeza para que no viera mis ojos brillantes.

-¿Estás bien?-dijo preocupada.

-Sí, solo estoy cansada...voy a ll...-dije siendo interrumpida por esa voz que tantas veces había amado y odiado y esta era una de ellas.

-Hola Sofía...-dijo sonriendo-Perdón por haber tardado tanto es que estaba acostando a mi hermano...-dijo dándole un beso en la mejilla.

-Hola pequeño...-dijo ella sonriéndole, y no sabéis lo que dolía escuchar como otra lo llamaba como yo, como le sonreía a otra que no era yo...como poco a poco lo iba perdiendo.

-Yo me voy ya, veo que tenéis muchas cosas de las que hablar...-dije cogiendo mi bolso.

-Ainhoa te puedes quedar, si quieres...-dijo Eric serio.

-No, gracias-dije abriendo la puerta.

-Encantada Ainhoa...-dijo la tal Sofía antes de que cerrara la puerta.

Cuando por fin estaba fuera de esa casa fue como una liberación para mi persona. En ese momento me di cuenta de que las cosas podían cambiar en cuestión de minutos. Había llegado aquí esta noche convencida de luchar por él y terminaba yéndome con el corazón una vez más roto.

No sabía dónde estaba, ni la hora que era. Me limité a andar como una vagabunda por las calles de este pequeño pueblo que tanto me había dado. Este pueblo fue testigo de nuestra historia y de cómo poco a poco se acabando.

Las lágrimas en mis ojos no me dejaban ver bien, todo se veía borroso menos su rostro, si estaba teniendo una cita con otra y yo seguía pensando en él y me odiaba por no poder odiarle, me odiaba por no poder olvidarle.

Estaba cruzando una calle cuando de repente vi como las luces de un coche se acercaban rápidamente hacia mí, me quedé en shock...no podía moverme, sabía que aquí se acababa todo, sabía que quizás después de esto nunca volvería abrir los ojos ni a sentir el dolor del desamor y por una parte quería que eso sucediera.

Cuando el coche estaba a unos pocos metros de mí alguien me cogió, tratando de salvarme y caí encima de unos ojos negros que conocía perfectamente.

-Ainhoa... ¿no has visto el coche?-dijo mirando mis ojos.

-Dani, sácame de aquí...hazme salir de aquí, por favor...-dije rompiéndome en su pecho mientras él me abrazaba.

-Ey... ¿qué pasa?-dijo acariciando mi cara.

-Pasa que duele, duele quererle y no tenerle...duele saber que nunca vas a olvidar a una persona que quizás ya te ha olvidado...-dije llorando mientras me sentaba a su lado.

-¿Qué ha hecho esta vez?-preguntó Dani refiriéndose a Eric.

-Está saliendo con otra chica...-dije agachando la cabeza.

La casualidad más bonita de mi vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora