Capítulo XXII: Uno era la vida del otro.

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MESES DESPUÉS...

Era la tercera vez en una semana que Eric se marchaba de mi casa dando un portazo. Era de las primeras veces que en meses sentía que mi mundo se estaba derrumbando...habíamos estado tan bien que ya no me imaginaba como era el chico del que me enamoré enfadado.

Se ha pasado el verano y con ello nos ha invadido la rutina. Creo que ese es uno de los problemas, que no podemos vernos tanto como antes o quizás que no puedo estar tanto tiempo sin verlo porque dependo de él y sé que no debería ,que nadie me debe hacer sentir así pero a esto me arriesgué cuando decidí tirarme de nuevo a la piscina.

Y hoy, un día gris, no solo en el cielo sino en todos los sentidos, Eric se había marchado porque estaba celoso, estaba celoso porque Dani no paraba de mensajearme, estaba celoso porque me llevaba genial con un compañero de carrera y porque quedábamos en la biblioteca para estudiar.

Después de tanto tiempo no se había dado cuenta de que siempre seria él por encima de todo, que siempre sería a él a quien miraría con orgullo, que siempre sería al que buscaría en mi cama al sentirme desprotegida, que siempre sería a él al que le diría "pequeño", que siempre sería a él al que mandaría un mensaje después de llegar a casa para decirle que estoy bien...que indiscutiblemente sería él que se ha metido debajo de mi piel y que nunca podría mirar a nadie como a él.

Y aunque lo había perdonado al momento de irse, estaba enfadada. Porque sentía que no confiaba en mí lo suficiente como para saber que nunca le engañaría.

Apagué el móvil porque no quería saber nada de nadie, cogí el pijama y mi ropa interior y me metí a la ducha. Quería hacer algo para olvidarle pero parecía que mi mente por pequeña cosa que fuera lo recordaba con más intensidad.

Mientras la lluvia artificial caía sobre mi cuerpo relajando cada uno de mis músculos me imaginaba como Eric se presentaba en mi casa y me pedía perdón. Y me prometía que nunca más dudaría de mí pero seguía siendo una ingenua porque conocía a Eric lo suficiente como para saber que era tan orgulloso que necesitaría tiempo para asimilar las cosas.

***

Sé que soy un completo gilipollas pero es que no puedo evitarlo. No puedo evitar pensar que voy hacer las cosas mal, que voy a perderla, que va a aparecer alguien mejor para ella que no sea yo.

Y no me daba cuenta que actuando como estaba actuando estaba más cerca de perderla que de demostrarle que de verdad la quería y que confío en ella. Pero me he convertido en alguien tan inseguro, que se monta películas en su cabeza sin saber que todo eso es falso y que no va a pasar nada de lo que creo.

Tendría que ser al revés, la que tendría que dudar y desconfiar de mí después de todo sería Ainhoa. Pero es tan buena que ni siquiera se lo plantea.

Y mientras pensaba en esto aceleraba más y más la velocidad de mi moto, las lágrimas cegaban mi vista y todo se veía borroso.

Y en ese momento sentía que quizás nunca la volvería a ver, que nunca volvería a contemplar su dulce sonrisa, que nunca volvería a acariciar sus labios con mis dedos, que nunca volvería a perderme en ella, que nunca volvería a sentir su piel haciendo que la mía se erizara y dejarme que os diga que en ese momento cuando vi pasar toda mi vida por delante de mis ojos pude darme cuenta de que mi vida no era otra que ella...y fue en ese momento cuando todas luces se apagaron, solo sentí un gran impacto en mi cabeza y como todo se volvía negro y turbio.

***

Estaba con Max cuando nos enteramos de lo que había pasado. Eric estaba en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte y yo todavía no había tenido la valentía de decirle lo que había pasado a Ainhoa.

¿Cómo se le dice a tu mejor amiga que el amor de su vida puede no volver abrir los ojos nunca más?

¿Cómo se le dice a tu hermana que la vida se ha querido atravesar de nuevo entre ellos?

Nos dirigíamos a casa de Ainhoa y no podía dejar de pensar en ella, en la época tan mala que se nos avecinaba. Sería duro para todos pero más para ella cuando su vida solo tenía el nombre de Eric.

-Hemos llegado...-dijo Max cogiendo mi mano para sacarme de mis pensamientos.

-¿Cómo le digo que va a ir todo bien sin ni siquiera tener la certeza de que lo irá?-pregunté con la voz quebrada.

-Mi mejor amigo tiene que luchar, Ana tiene que luchar por ella, por César, por nosotros...-dijo él agachando la cabeza para que no lo viera llorar.

-Ey, mírame...-dije cogiendo su mentón-estoy aquí, vamos a salir de esto juntos como tantas veces lo hemos hecho, te lo prometo...-dije antes de besarle.

-Vamos a afrontar esto juntos...-dijo besando nuestras manos unidas.

***

Estaba en mi cama leyendo cuando llamaron a la puerta. Y sabía que tendría que levantarme porque estaba sola, sola en todos los sentidos.

Me levanté para abrir y me encontré con una Ana seria y con un Max con los ojos enrojecidos.

-¿Qué pasa?-dije mientras entraban.

-Ainhoa ha pasado algo...-dijo Ana tomando mi mano.

-¿Qué ha pasado?-pregunté preocupada- Me estáis asustando-dije mirando a Max- ¿Qué coño pasa Max?

-Ha tenido un accidente con la moto...-dijo haciéndome caer pero por suerte me sujeto.

-Ha sido por mi culpa, no lo tendría que haber dejado salir tan alterado...-dije llorando en su pecho.

-Nada de esto es tu culpa...-dijo Ana apartando el pelo de mi cara.

-¿Cómo está?-dije apartándome de Max para ponerme de pie.

-Ainhoa se está debatiendo entre la vida y muerte...-dijo Max mirando mis ojos...-No sabemos cuándo y si va a despertar, ha entrado en coma...-dijo haciendo que mi corazón también se parara.

CONTINUARÁ...

La casualidad más bonita de mi vida (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora