Capítulo 2:"Lo que me temía"

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PARTE JAMES GORDON

El coñac sabía agrio y dulce de la misma forma bajo mi lengua.

Sentado en el sofá de mi casa estaba pensando en todo y en nada a la vez. Pensaba en Bárbara, pensaba en mi dulce Sophie, pensaba en mi trabajo, pensaba... 

Pensaba en suicidarme.

Todo aquello había desaparecido: Bárbara, la niña de mis ojos, ya no estaba; Sophie, la mujer que más amaba, se volvió completamente loca; y el trabajo no hace más que recordarme lo que había perdido... Y ese cabrón, me las pagaría.

Su sonrisa despiadada, esos ojos negros llenos de crueldad y su rostro completamente impasible. Aún recuerdo cuando me encerró en la jaula diciéndome que me volviera loco, que mi vida ya no seria la misma después de aquello y que al fin lo entendería. 

Las fotos que sacó de mi hija... Dios.

Mis lágrimas iban en camino, pero me dije a mi mismo que no volvería a llorar otra tarde en mi salón por su culpa, a sí que las guarde en mi corazón.

Reflexioné también sobre Clarisa. La chica era muy buena, sabía controlar la pistola tan bien que no le hicimos ninguna prueba, pero no creo que tenga madera para castigar a los malos.

Y menos cuando la vi con el Joker, mi gran enemigo y un hijo de puta de los pies a la cabeza.

"¿Por que no vas a la clínica? Le debes unas disculpas. Tus comentarios le han sentado muy mal".

Mi conciencia tenía razón, aquella chica no se merecía lo que le había dicho, además, Jake esta con ella y más me vale que lo lleve a raja tabla, por que lo veo como mi sucesor.

Si, lo veo siendo el jefe, tiene la mente y el cuerpo para hacerlo... Y si a mi se me ocurre la locura de apuntarme con una GLOCK 19 en la sien y disparar, necesito a alguien como él al mando.

Me levanté del sofá con gesto decidido. Seguro que si voy a la clínica a visitarla será mejor que estar sentado en un sofá comiéndome la cabeza.

Intenté eliminar el olor a coñac lavándome la cara pero era imposible. Lo único que pude hacer fue taparlo con un poco de colonia.

Me ajusté la corbata y me puse el cinturón alrededor de mis pantalones negros. No me digné ni a guardar la botella de alcohol de las ganas que tenía de irme de casa.

Abrí la puerta y me resultó agradable ver que mi coche estaba justamente en frente. Con apretar el botón de las llaves de mi mercedes supe que lo que estaba haciendo era lo correcto. 

Me subí con una gran sonrisa.

Arranqué con ganas de sentir el coche debajo de los pedales. No sé por que, pero me sentí como si me hubiera quitado años de encima. Puede que sea por que ya no seguía la misma rutina de siempre, deprimido y bajo los efectos de perder a alguien.

Tras unos kilometros conduciendo, lo vi. En el gran cartel ponía "Centro de Salud Sant Marie". Aparqué a la primera ni si quiera me preocupé de cerrar el coche, me daba igual todo.

Me fui directo acordándome de la sala que me dijo Jake. "Recuerda que es la sala 567 F, no lo olvides James".

El ascensor se abrió ante mi y no había nadie, cosa bastante rara en los centros de hoy en día.

Subí todos los pisos hasta llegar al que quería. Repasé un poco lo que iba a decirle a Clary y Jake para justificar mi llegada.

"Vengo a ver como esta Clary, y, de paso, a hablar con ella".

Crucé un gran pasillo hasta que, cerca de la puerta de la chica, escuché un gran escándalo.

"¡CABRÓN DE MIERDA! ¡¡DÉJALA EN PAZ!!"

"DÉJALA EN PAZ TU, GILIPOLLAS"

"¿¡QUE ME HAS LLAMADO?!"

"¡LO QUE OYES!"

¿Que estaba pasando ahí dentro? Tenía que averiguarlo.

Me fui hasta la puerta de la forma más discreta posible. Las enfermeras miraban la puerta preocupadas, pero no se atrevían a entrar. Cobardes.

Puse la cabeza contra la puerta y seguía el escándalo.

"¡TE VOY A MATAR!"

"¿ENSERIO ME VAS A MATAR? ¡HAZLO! ¡VENGA! DELANTE DE CLARY, QUE SEPA DE QUE PASTA ESTAS HECHO".

Le pegué una patada a la puerta y entré. No podía creerme lo que estaba viendo.

El mismísimo Joker sostenía la pistola de Jake en la sien mientras este estaba rozando el gatillo de forma tentadora. 

Y Clary estaba llorando a lágrima viva.

Él Joker sonrió al verme, mientras Jake estaba completamente perplejo. Tenía que protegerlo antes de que hiciera una locura.

-SUELTA EL ARMA JAKE.

Joker se reía a carcajada limpia.

-No jodas James, pensaba que tu también querrías que acabara igual. Si quieres, puedes apretar tu el gatillo, aunque has llegado un poco tarde.

Jake temblaba, como un cervatillo que tiene miedo. No sabe que hacer, pero tengo que detenerle antes de que sea demasiado tarde.

-JAKE SUÉLTALA O TE CULPARÁN DE ASESINATO.

Pero, antes de que nos diéramos cuenta, Joker ya había escapado por la ventana...

Y Clarisa con él.

¡MIERDA, ESTÁN JUNTOS! 

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