Capítulo 14: "Cara a cara"

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El coraje fue aumentando en mi ser hasta que le vi su rostro, tan extrañamente parecido al mío que me producía escalofríos. Era hermoso y a la vez trágico, peculiarmente trágico.

Sus facciones eran suaves e iguales a las mías, sus ojos destacaban por ser de un marrón amarillento que llamaba la atención, y había sacado sus labios, por que tenían la misma forma y color que los míos. Su cabello rojizo rubí destelló como si de una estrella se tratase, digno de iluminar el firmamento y su cuerpo fuerte pero a la vez esbelto me hizo ver que tendría unos 40 años como mucho o se conservaba muy bien. Pero había algo en su cara, en su mirar, en su postura, que me hacía saber la pena que cargaba a sus espaldas.

Me dirigió su mirada pero la rechacé muy fácilmente, aquel hombre por muy atormentado que estuviese ha pasado de mi demasiado tiempo... No iba a caer en las trampas de la pena después de haberla sufrido en mis propias carnes.

Se acercó a mi y me extendió su mano como si fuéramos unos vulgares conocidos cuando, en realidad, eramos padre irresponsable e hija desdichada.

-Al fin nos encontramos, hija.

Giré el rostro y ni me digné a darle mi mano por que sería falso, y odio a la gente hipócrita y falsa.

-Vaya, igual de testaruda que yo... Que curiosa e ingeniosa es la genética.

Me examinó con esos ojos ámbar tan exageradamente relucientes y pude saber lo que se le estaba pasando por la mente nada más su expresión: "Sin duda es mi hija".

Dejé articular a mi boca las palabras que exactamente quería decir, y, por una vez, no se puso en mi contra y lo hizo a la perfección.

-¿No vas a darme explicaciones si quiera de por que me ignoraste supuesto "padre"? ¿De el por que mi madre tuvo que huir conmigo en sus brazos para salvarme de tus sucias garras? ¿Pretendes acaso que haga oídos sordos? ¿Como si no hubiera pasado nada cuando en realidad pasó?

Una gran carcajada estalló de él e hizo sentirme caer, y caer... Todas las preguntas que tanto quería formularle tiradas por el desprecio de su risa.

-Díselo a tu madre, la "santa", haber si te resuelve el enigma...- Al ver la expresión de mi rostro, se relajó un poco y volvió a su estado pasivo.- Clary, lo que hizo tu madre no tenía nombre, pero lo puedo corregir ahora... Claro, si me dejas.

Rujía como una fiera cuando conteste:

-¡¡¡Ni de coña, yo vengo aquí a por explicaciones, no a por manipulaciones!!!

Riddler sonrió, pero no con una sonrisa de esas en las que expresan su alegría, no, una sonrisa oscura y desafiante, una sonrisa que albergaba tal odio que me dejó petrificada.

-Tu madre fue una imbécil, ¿Sabes por que, bonita? Por que yo te podría haber dado una infancia soñada tan sólo a mi lado y ella te arrastro a un prostíbulo de mierda donde lo único positivo de tu infancia fue el día en que te escapaste.- Levanté las cejas sorprendida ante aquella revelación de información.- Si, Clarisa, si; sé de sobra lo que hay que saber sobre tu vida. Siempre te he vigilado, siempre he velado por ti, y cuando te vi con el payasín, supe que era el momento de mostrarme ante ti y recuperarte como sea. Por que no he esperado tanto tiempo para nada y por que yo nunca me rindo.

Vaya, aquello se hundió en mi corazón con la misma velocidad que una daga. Mi padre y yo concordábamos en más cosas de las que me gustaría admitir, pero, a la vez, no parecía que íbamos en la misma órbita. No, no pensaba caer en sus trampas, ni pensarlo.

Joker, al ver que necesitaba apoyo, se enfadó mucho más de lo que yo estaba y saltó de una forma sorprendente. Le cogió por los brazos, lo estampó contra la pared y le chilló tanto que su voz retumbaba hasta en el más oscuro río.

-¡¡¡TU NO VAS A LLEVAR A NADIE A NINGUNA PARTE!!!

Y le cruzó la cara sin el más mínimo retroceso.

Pero "Enigma" no respondió, no... "Enigma" reía sin cesar.




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