Capítulo 23. Sueños.

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~Pensamientos GD (tercera persona)~

Cómo explicar aquel sentimiento que se apoderó de su cuerpo cuando despertó de su pequeña siesta. Estaba un poco mareado de haber estado durmiendo, y también un poco desorientado. Miró a su alrededor y no vio a nadie. Estaba solo en la habitación, ni siquiera uno de los chicos se había quedado esa noche, ni su noona, ni Seung Hyun. Esperaba encontrárselo esa noche en el sillón que colocaba al lado de la cama cada que se quedaba a dormir. Quería poder despertarlo aquella noche, para decirle que le ayudara, en secreto, a poder valerse por si mismo. Que le ayudara a poder ser más independiente. Tan solo era una escusa para estar a su lado, pero por lo menos estarían juntos, podría comenzar con su plan de conquista. Quería poder volver a ser el único chico al que Choi mirara. Para su suerte, no tendría que pelearse con las fans de TOP, porque la presidenta le había dicho que hacían muy buena pareja.

Miro a su alrededor, le pareció extraño que nadie estuviera, pero más extraño le pareció que GaHo, el cual dormía siempre en la cama con él, no se hubiera removido con su movimiento encima de este. Pero al buscarlo con la mirada no lo encontró. No encontraba a su perrito. Eso ya no le gustó tanto. Era demasiado extraño todo. Giró su vista hacia la ventana y lo que vio lo dejó helado. El sol estaba en lo alto del cielo, pero la habitación esta a oscuras. ¿Qué ocurría ahí? ¿Como era posible aquello? ¿Si era de día por qué la luz no entraba en la habitación?

 -Porque la luz que iluminaba la estancia se apagó – una voz salió de la nada. JiYong escrutó* la estancia, vio que todos los rincones de la habitación estaban en penumbras y no podía distinguir nada de nada. Pero la voz profunda, que no reconocía venía de ese lugar, de una de las esquinas de la habitación. Esperó sin abrir si quiera la boca a que volviera hablar, pero eso no ocurrió.

Se recostó contra el cabecero de la cama del hospital. Y fue ahí cuando se dio cuenta, no estaba en el hospital. En realidad no sabía donde se encontraba. Si, si que lo sabía. Aquella habitación, esa habitación era de Choi. Era la de Choi, era la del primer piso, cuando todavía BigBang eran seis. Cuando todavía no eran nadie. ¿Pero que hacía en aquel lugar? Miró a su alrededor, vió todos los peluches, vió todos los CDs de música esparcidos por toda la habitación, los muñecos por encima de todos lados. Ahí fue cuando se dio cuenta, el espejo. Recordaba aquel espejo, y como lo odiaba. Se encontraba justo a los pies de la cama de Choi Seung Hyun, y podía verse, pero aquel no era el aspecto que tenía cuando comenzaron a vivir en la casa donde se supone que estaban, tenía diez años. Diez, entonces no era el piso de la banda. Era la casa de Tabi. Era su casa, recordaba pocas cosas de aquella época, pero aquel cuarto siempre recordó como era. He incluso ayudó a Choi a colocar las cosas tal como estaban en ese cuarto, en el cuarto del primer piso de BigBang. Por eso imaginó que estarían en el otro. Pero no, sin duda era la casa de Tabi. Se levantó, vió como no tenía heridas, y podía moverse con total libertad. Caminó hasta el espejo, lo odiaba. Pero no recordaba por qué. ¿Por qué sería? Siempre lo odió, pero ¿cuándo fue que dejó de saber la razón de aquel odio? Se sentía confundido, no sabía que pasaba exactamente.

Sin aviso la puerta se abrió de golpe, viendo como un Choi de pequeño entrar con una bandeja con tazas de té. Le miró, pero no le vió, miraba el espejo, y entonces le escuchó soltar un gemido de frustración. El pequeño Seung miraba su reflejo con odio, como si no quisiera ser el del espejo. Un Choi regordete. Con unos cuantos kilos de más. Entonces se acordó, lo odiaba, odiaba al espejo, no por el simple hecho de ser un espejo, si no que aquel espejo siempre fue en el que Choi se miraba con frustración, el que le decía que estaba gordo. Recordó todas las peleas "infantiles" que tuvieron a causa de la "gordura" de Seung Hyun. Que JiYong recordara a él siempre le gusto que fuera rechoncho, en realidad le daba lo mismo, en aquella época no entendía sus sentimientos, pero lo que él quería era seguir al lado de su mejor amigo. Volvió a poner su atención al pequeño Choi viendo como recogía un poco su cuarto, pero a la vez no demasiado. Era como si quisiera que todo estuviera fuera de su sitio adrede. Recordó todas las tardes que se pasaba en ese cuarto tan solo recogiendo las cosas por inercia, para él le era imposible mantener algo fuera de lugar, aunque hubiera controlado un poco sus impulsos con los años, su manía para con el orden se mantenía.

Ya no másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora