Se disponía a entrar aquel local con un cartel de luces de neón. Nunca había estado en un sitio de esos, pero estaba ahí obligado. Su hermana se casaba dentro de unos dos meses y los amigos de su novio le habían invitado a la despedida de soltero. Él no conocía a nadie, ni siquiera sabía bien porque había ido. Pero no pasaba nada, le había prometido a su hermana que vigilaría a su dentro de poco marido.
Sin muchas ganas siguió al reducido grupo de amigos hasta dentro del local. Y cual fue su sorpresa, y no era para menos. Sabía que era un club de mala muerte, con chicas con poca ropa que calentaban a los que iban. Pero no era tan verdad eso. Si que era un club de mala muerte pero no había chicas con poca ropa que calentaban a los chicos, eran chicos con poca ropa que calentaban a otros chicos. He ahí su sorpresa, ¿por qué habían ido a un sitio de esos? No que eran todos heterosexuales, o eso tenía entendido él. Al parecer juzgó mal, tanto a su cuñado, como a los idiotas de sus amigos.
Se separó un poco del grupo, intentaría hacer una francesa*. Así nadie le pediría explicaciones. Mirando hacia todos los lados para ver por donde podía escabullirse, se percató de que todos los chicos que se encontraban en la sala atendiendo al público eran muy lindos. Y no solo lindos, juraría que la mitad de aquellos chicos ni siquiera tenían la edad suficiente como para entrar al club. Pero eso a él le daba lo mismo tan solo quería salir de aquel lugar. Para su suerte ya se había escapado del grupo con el cual había ingresado al local, ahora sólo le quedaba poder encontrar la salida de aquel sitio para poder irse a casa. ¿Cómo? Ya lo vería cuando saliera de ahí.
La música cambió de un momento a otro, las luces se apagaron haciéndole imposible ver por donde iba, antes no es que viera mucho pero era mucho más de lo que veía ahora. Unos focos se enchufaron ante él alumbrando uno de los escenarios. Al parecer aquella noche abría un espectáculo especial. Puesto que cuando comenzó a sonar música un tanto sugerente. De pronto un chico rubio bajo por la barra situada en medio del escenario. No llegó al suelo cuando por un movimiento de sus caderas se deslizó por la superficie de la barra, quedando ahora de espaldas al público. Se inclinó hacia atrás arqueando su cuerpo de una manera sorprendente, sus manos ya no le sujetaban a la barra. Se sujetaba únicamente por sus piernas. Se dejó caer hasta tocar con su espalda el suelo en la misma postura. Comenzó a tocarse lentamente el pecho descubierto, pasando sus manos firmes por toda la extensión de piel que tenía a su alcance. Pero tardó poco en llegar a la altura del borde de sus pantalones. Sin reparo ninguno metió su mano dentro de ellos y la movió dándose placer.
En ese punto todo el local se agolpaba alrededor del escenario para ver mejor el espectáculo. Ver aquel ser tan perfecto sobre el escenario era una bendición para todos los que pudieran verle. Cada movimiento que hacía sobre el escenario era perfecto, caliente, excitante a más no poder. Y él ya no podía seguir viéndole ahí parado. Él tan solo quería ir hasta donde se encontraba el chico rubio y pasar sus manos por donde las había pasado él. Besar y probar aquella piel blanca, probar aquellos labios. Sentirlo debajo de él.
Tan metido estaba en sus pensamientos que no se percató de que el espectáculo había terminado. Sintió a varios de aquellos hombre moverse alrededor suyo, y se percató de que podía ver otra vez, si aquello era ver algo. Las luces parpadeantes le molestaban bastante. Era como verlo todo a través de fotos, odiaba esa sensación. Con una sensación de abandono siguió su camino hasta la salida. No le costo mucho encontrarla esta vez. Pero algo le trabo el paso, y para su desgracia era uno de los amigos de su estúpido cuñado. El cual sin miramientos lo arrastró hasta llevarlo a la mesa en la que se habían instalado.
- Dime, el gran TOP, está a gusto. - odiaba que le dijeran así, ellos no entendían que aquel sobre nombre era demasiado importante para él. Odiaba que lo usaran para meterse con él.
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Ya no más
FanfictionA veces para volver a ser uno mismo hay que tocar fondo, y resurgir de tus propias cenizas. Eso Ji Yong, más conocido como G-Dragon, lo sabe muy bien. Nunca se esperó ser traicionado de la manera que lo fue por la persona más importante para él. Com...